Cerca de mi casa hay una acera que debieron pavimentar mal y muchas losetas con el paso del tiempo quedaron sueltas, de forma que al pisarlas hacían clin-clón con una música que llegaba a resultar melodiosa según las losetas que pisara. Cada vez que pasaba me decía que debería llevarme la cámara y grabar un vídeo de esa acera y su música, pero tenía que ser un día en que hubiera poca gente para que solo yo la pisara, un domingo quizá, y se iban pasando los domingos unas veces por olvido y otras por no venirme bien ir por esa calle.
Hoy, domingo, he pasado por allí distraída y, de pronto, algo me ha hecho salir de mis pensamientos: ¡No había música! Han arreglado las losetas, las han pegado bien y se acabó el sonido. O sea, que lo de que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy es una verdad como un templo.
La próxima no se te escapa.
ResponderEliminarSeguro que sí, pues soy de las de ir dejando ciertas cosas para otro momento.
EliminarMe puedo en cargar de recordarlo.
EliminarSe agradecerá.
EliminarYo creo que te ha sabido malo, ya que no te han podido cantar eso de "Pisa morena, pisa con garbo..."
ResponderEliminarEso no me lo hubieran podido cantar nunca porque yo de morena... nada.
EliminarYa ves como cada uno ve las cosas, a ti esas losetas sueltas te sonaban a música, por aquí normalmente te incitan a soltar una retahíla de palabrotas pues cuando llueve el agua se queda escondida debajo y al pisarlas te la suelta dejándote empapada.
ResponderEliminarAquí ocurre también eso y mi padre les llamaba "losetas sorpresa", pero con estas no me pasó nunca. Se ve que eran solo losetas musicales.
EliminarO que te tienen en mucha estima y te reciben con música.
EliminarPues se acabó la música.
EliminarEspero que no se acabe también la estima.
EliminarComo decimos aquí: Y con eso y un bizcocho... hasta mañana a las ocho.
EliminarEn esa sencilla apreciación tuya hay todo un homenaje a lo cotidiano, a los elementos que, en ocasiones, se alian con la imaginación para proporcionar momentos gratos. Casi -no, no, sin "casi"- me da pena que la reparación nos haya sustraído de ese vídeo sonorizado con el vaivén armónico de los baldosines bajo el empuje de tus pies.
ResponderEliminarSeguro que en cualquier momento encuentro más losetas sueltas en otro sitio, dado el tipo de contratas que suele hacer el Ayuntamiento en sus obras.
EliminarSerá que los apañadores son músicos frustrados...
EliminarO que si las pegan bien se les acaba el trabajo...
EliminarPues qué suerte has tenido. Casi en la puerta de mi casa faltan algunas baldosas en la acera, que primero se movían, luego se partieron y más tarde desaparecieron, y así estamos, esperando a que vengan a repararlas.
ResponderEliminarUn abrazo
Será porque estas estaban en la puerta de un Centro de Salud.
EliminarVamos a ver. Llevamos ya dos días con el post y nadie ha reparado en la profundidad de mi reflexión, en que debajo de las losetas y su música (además de agua) hay un mensaje subliminal sobre la frustración que subyace en nuestras decisiones demoradas.
ResponderEliminarEs cierto, está claro que tu mensaje era una especie de lamento por lo que no se hace cuando hay oportunidad y que luego el tiempo se encarga de que ya no se pueda hacer, pero el caso es que una loseta suelta a casi todos nos trae recuerdos que no siempre son agradables y al menos yo, sin pensar en nada más, lo saqué a relucir de una forma explosiva.
EliminarPerdone usted por mi falta de sensibilidad ante su profunda reflexión sobre la ocasión perdida.
Lo que ocurre, mi señora Leodegundia, es que las reinas medievales se morían en menos que canta un gallo y no les daba tiempo de lamentar ocasiones perdidas. Por eso usted ve una loseta suelta y solo se acuerda de su alcalde, sin entrar en más profundidades. De todas formas, está usted disculpada, no faltaría más.
EliminarQuizás porque las tenían perdidas casi todas, la vida en la Edad Media se puede decir que duraba un suspiro.
EliminarEs posible que así la aprovecharan más.
EliminarProbablemente ha sido por negación. Todos hemos tenido que arrepentirnos alguna vez de no haber actuado en el momento adecuado y por desgracia hemos perdido mucho mas que un bonito video.
ResponderEliminarEn la vida, lo malo no es equivocarse, tomar una decisión errónea, sino aplazar las cosas hasta que pasa el momento, dejar marchar los trenes sin subirse a ellos hasta que ya no pasan trenes y hasta derriban la estación.
EliminarSerá por esa mala costumbre que tenemos de creer que todo estará siempre como lo está ahora. Será costumbre o necesidad de sentirnos seguros inmersos en una rutina más o menos confortable.
ResponderEliminarSalud
Pero alguien habló de la fragilidad del momento presente...
EliminarY ante ello, convertimos nuestros miedo a esa inestabilidad en deseo de todo lo contrario, un deseo inconsciente que se convierte en creencia.
EliminarEs posible, pero también la apreciación que tenemos del ritmo al que discurre el tiempo es distinto según la edad. Cuanto mayores somos, parece que más rápido avanza el tiempo.
EliminarDe eso no me cabe ninguna duda y por ello, supongo, somos más capaces de apreciar los pequeños detalles de todo lo que nos rodea: sean unas baldosas mal puestas o sea el frescor de una brisa.
EliminarSalud
O sean los amigos que vienen a visitarnos en un día de nieve y fiesta.
EliminarY por haberte dejado estar, te has perdido innumerables comentarios hablando de la afinación de las losetas sueltas, la cadencia de los pasos de los caminantes y el maravilloso ritmo de batucada que dejaron unos tacones sobre esa vereda.
ResponderEliminarQue malvado eres ahondando en mi herida....
EliminarNo te preocupes, seguro que tienes otra oportunidad dentro de poco. Me sorprendería que las hayan pegado bien.
ResponderEliminarPues también es verdad. Como dice una amiga, parece que las pegan con chicle.
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