28/8/09

El libro de un verano


Es un libro pequeñito, triste, poético y muy tierno. La autora de la traducción dice en el Prólogo que es la historia de un niño que una vez, un día, descubrió el dolor y se hizo adulto precozmente.

Yo os digo que me hizo llorar un verano de hace muchos, muchos años. Que me gustó y que os lo recomiendo.



Décima edición. Editorial EL ATENEO Buenos Aires Octubre de 1976



18/8/09

La voz de García Lorca


En el 73 aniversario de su muerte.



Sería el año 52 del pasado siglo, cuando llegó al colegio en el que yo estudiaba una profesora de Literatura procedente de Madrid. En una de sus primeras clases, al preguntarme la lección del día, exclamó: ¡Hablas como García Lorca! (Al parecer, lo había oído varias veces durante la estancia del poeta en la Residencia de Estudiantes)

Yo le contesté:

- Es normal. Soy de Granada igual que él.

Pero ella insistió:

- La mayoría de tus compañeras también lo son y no me lo recuerdan tanto.

Siguió la clase y olvidé aquello. Hasta que un día, al irme hacia mi casa, me preguntó: ¿Puedes quedarte un rato? Asentí y me llevó, con todo misterio, escaleras abajo hasta el sótano en donde estaban los dormitorios de las profesoras, lugar absolutamente prohibido para las alumnas. Una vez allí, sacó de lo más profundo de su armario un libro de García Lorca y, alargándomelo, dijo: Lee cualquiera de los poemas. Yo, sorprendida y nerviosa, leí, a trompicones y sin la menor entonación, lo primero que me vino a mano. Me dijo entonces: Tranquilízate, mujer, a ver si ahora te sale mejor. Lo intenté con todas mis fuerzas y esta vez vi como sus ojos se iluminaban y decía: Así era, así era

Guardó de nuevo el libro donde lo había sacado y nos fuimos, no sin antes advertirme:

- No le cuentes esto a nadie. ¿Entiendes? A nadie.

Acabábamos de infringir dos enormes prohibiciones: Que una alumna entrara en el sacta santorum de la clausura, y que una profesora enamorada de la Literatura y la Poesía, tuviera escondido un libro de aquel poeta rojo y homosexual que los salvadores de la Patria habían asesinado para librarnos de semejante mal ejemplo.

Ahora, cuando periódicamente se habla de esas supuestas grabaciones de la voz de Federico García Lorca que, supuestamente, deben estar en una emisora de radio argentina, me digo que, si algún día se encuentran y esta profesora y yo estamos vivas, podríamos ayudar a identificarlas. Ella, porque quizá aún tenga en sus oídos el eco de su voz, y yo porque podrían comparar su acento con el mío.

11/8/09

La viola de NaaN


Me traigo de EL MEU BLOG este vídeo con una actuación de NaaN que a mí me parece muy buena. Su viola suena dulce como voz humana enamorada, y la bella música de Fauré no ha podido encontrar mejor intérprete.

APRÈS UN RÊVE de Gabriel Fauré.

Gerard Alonso, piano

Anna Sáez de Tejada, viola




3/8/09

La guerra de las sombrillas


Salobreña el domingo. Foto de Alfredo Aguilar en IDEAL

Corría el año 4 del presente siglo cuando se declaró la I Guerra de las Sombrillas en la costa de Granada, en el pueblo de Almuñécar también conocido como Sexi (su nombre fenicio, que nadie piense mal), siendo el corresponsal más osado en aquellas batallas Andrés Cárdenas, que recoge sus crónicas en el libro Enviado especial a la guerra de las sombrillas.

Como era de esperar, este suceso tuvo su repercusión en la nete e insignes blogueros se hicieron eco del mismo, aportando su visión personal.

Tras unos años de relativa paz, llega ahora la II Guerra de las Sombrillas, esta vez en el precioso pueblo de Salobreña, la antigua Salambina.

Pero como es posible que no todos mis lectores sean especialistas en Historia Contemporánea y que no les haya bastado con la información del JJ y los enlaces, paso a ponerles en antecedentes.

Ocurre que por estas fechas y a pesar de la crisis imperante, el personal quiere arremojarse la tripa y se desplaza en masa a nuestras playas. Pero como hay más personal que playas, la disputa del territorio, de un roal de arena en donde asentarse, está cantada. Y ahí llegan los Ayuntamientos con sus soluciones: promulgan leyes, disponen efectivos para hacerlas cumplir y el personal no tiene más remedio que acatarlas o se verá despojado de sus pertenencias.

Así que nada de dejar una sombrilla sola, ni un sillón, ni unas chanclas, porque se las llevarán para dejar sitio a otra sombrilla, otro sillón y otras chanclas. Nada de irse al chambao a tomar unas cañas y un espeto de sardinas, y ni soñar con subir al apartamento a hacer eso que no se debe hacer en el agua. El veraneante deberá quedarse, una mano en la sombrilla y un pie en la toalla, impávido ante el paso de las horas, y los miembros de la familia se turnarán para arremojarse y exponer su piel al ataque de las medusas.

Pero, claro, llega un momento en que al veraneante le hierve la sangre (por la dura ley y por el calor) y se levanta en armas. Manifestaciones, sentadas nocturnas a pie de playa, enfrentamientos con las fuerzas policiales…

La II Guerra de las Sombrillas no ha hecho más que empezar. Seguiremos informando.