No hace mucho, observé en el supermercado como dos chicas muy jóvenes tomaban de las estanterías sendas botellas de ginebra y vodka mientras hablaban de sus cosas e introducían otros artículos en el carro, dando la sensación de que aquello era algo habitual, acostumbrado, normal. Como el supermercado es serio y bien organizado, supongo que al pasar por caja les pedirían el DNI, pero aun así, aun siendo mayores de edad, ¿qué hacen dos chicas de 18 años consumiendo habitualmente esas bebidas de tantos grados?
He recordado esta anécdota cuando he visto en la prensa que una niña de 13 años ha sufrido un coma etílico estando en clase. Al parecer, había llevado al colegio una botella de agua mineral de medio litro rellena con ginebra y vodka y la había estado consumiendo y ofreciendo a sus compañeras en el recreo.
¿Qué está pasando? ¿Tenemos una juventud alcoholizada? ¿Incluso una adolescencia habituada a consumir alcohol en grandes cantidades? Mucho me temo que los botellones están dando lugar a esto y en pocos años pagaremos las consecuencias tanto socialmente como en la sanidad, que tendrá que soportar una población afectada en su salud por el alcohol injerido.