29/7/15

Gregorio Morales






     El mes pasado murió en Granada el escritor Gregorio Morales y, al dar la noticia de que lo habían encontrado muerto en su casa, IDEAL remarcó machaconamente que “por causas naturales”.  Y yo me pregunto ahora: ¿Seguro? Veréis por qué lo digo.

     Pocas horas antes de morir y al llegar a su casa, se encontró con que habían entrado ladrones y, aunque solo se habían llevado el ordenador, eso es muy grave para cualquier persona, pero para un escritor aun más. Desolado acude a la policía, sigue todos los trámites de la denuncia y la inspección y cuando todo termina, escribe este artículo, lo envía a IDEAL y lo publica en su blog. Luego se acuesta y no se levanta más.

     Como podréis ver, el artículo se titula PERDER EL ALMA y termina diciendo: 

Luego los ladrones habían hecho por mí lo que tantos buscadores espirituales tratan infructuosamente de hacer: desprenderse del ego para encontrar lo que nada ni nadie puede arrebatar, frente a lo cual las máscaras caen hechas añicos. Entonces sentí una enorme dicha. Ahora lo sabía: ¡el alma no puede ser robada!

     Pero a la vista de lo sucedido, yo me pregunto: ¿Le robarían realmente el alma y se fue tras ella?


23/7/15

Otra dama





      Me encuentro con una amiga, que me cuenta lo que le ocurrió el otro día en su banco.

     Entra con la intención de actualizar la libreta en la máquina que hay en el interior cuando, de pronto, un señor –por llamarle de alguna forma- se le enfrenta a gritos increpándola sin venir a cuento y de mala manera. La insulta y  le desea que alguien la atraque en la calle y le rompa las gafas. Mientras, los empleados siguen con su trabajo y el resto del público en cola o haciendo sus gestiones. La agresión sigue y, como ella anda un poco baja de ánimo últimamente, termina por echarse a llorar ante la indiferencia de todos. Solo dos señoras mayores la atienden y la acompañan a la calle para tomarse una tila en la cafetería de enfrente y, entonces, se entera de que ese energúmeno es un perturbado que con frecuencia monta estos cirios en el banco.

     Mi amiga termina con su relato y yo me acuerdo de esto. Y me pregunto que clase de mundo estamos creando, que sociedad vamos a dejar a los que vienen detrás.


17/7/15

Acertijo





Adivínese en esta foto antigua, sin recurrir a la memoria ni a la Wiki y solo por la postura de las manos al aplaudir, los que son andaluces y los que no lo son.

Nota: Se permite hacer clic en la foto para agrandarla


10/7/15

La vida, ese paréntesis


      Me dice un amigo en un correo, así, como el que no quiere la cosa:

     Al final, si lo piensas, las personas somos siempre un montón de ilusiones y de recuerdos, sólo que con los años va variando la proporción de cada uno.

     No hay mejor descripción de lo que es el discurrir de la vida.


     LA VIDA ESE PARÉNTESIS
     Mario Benedetti

     Cuando el no ser queda en suspenso
     se abre la vida ese paréntesis
     con un vagido universal de hambre

     somos hambrientos desde el vamos
     y lo seremos hasta el vámonos
     después de mucho descubrir
     y brevemente amar y acostumbrarnos
     a la fallida eternidad

     la vida se clausura en vida
     la vida ese paréntesis
     también se cierra
                                incurre
     en un vagido universal
     el último

     y entonces sólo entonces
     el no ser sigue para siempre.


2/7/15

Manuel Alcántara




Foto de ELMUNDO.es

     Ya he mencionado otras veces a Manuel Alcántara, ese malagueño que escribe una columna diaria en la última página de IDEAL desde hace años y años. Un malagueño que también es un buen poeta aunque pocas veces lo saque a relucir y que, curiosamente, también fue en sus años mozos comentarista de boxeo. Pero hoy no lo traigo aquí como poeta ni como aficionado al boxeo, sino como columnista que, por una vez y sin que sirva de precedente, dejó el otro día la actualidad para hablarnos de sí mismo en este artículo que copio palabra por palabra porque no lo he encontrado en la Red, ya que nuestro querido periódico reserva la sección Opinión para los que lo pagamos en papel.

     Tiene usted la palabra, don Manuel, compañero diario de mi desayuno.


FORMAS DE DESPEDIRSE

     Aunque se cierren muchas puertas, no está bien irse dando un portazo. En el mundo se está solo un rato, pero incluso los que no creemos que haya otro donde impere un más largo sentido de la hospitalidad, estamos obligados a despedirnos con buenos modales, pero ahí viene la confusión. ¿De que nos despedimos y, sobre todo, de quien? La mayoría de las personas a quienes quisimos, un noventa por ciento o cosa así, ya no están, y mi mundo ya no es de este mundo.  No digo que sea peor, que no lo es, sino que no es el mío. ¿Cómo despedirme de mi calle, que ya no es mi calle, ni una calle cualquiera camino de cualquier parte porque han hecho un bloque de cemento impenetrable y más macizo que nunca? Las ciudades varían, generalmente para bien, pero arrasan nuestra memoria. A casi nadie le podemos decir eso de ¿tú te acuerdas?  Si uno ha cometido la imprudencia de vivir muchos años tiene que despedirse de él mismo, sin nadie que le acompañe en el sentimiento.
     Metafísico estoy porque he perdido gran parte de mi apetito, que era bastante leal. Lo que no me ha abandonado es la sed, ni la de justicia ni la otra. Me figuro el otro mundo, no como una gran biblioteca con Borges de bibliotecario, sino como un gran mostrador donde podría congregar a mis amigos y a esos otros amigos que nunca llegué a conocer. Hubieran sido íntimos de no haberse opuesto el tiempo y el espacio. Cuando sufro vagos estados de melancolía lo atribuyo a que tengo añoranza de las cosas que no me han sucedido jamás.
     Ya tenía ganas de escribir un artículo donde no apareciera ningún político, ninguna cupletista y  ningún imputado, aunque no ignoro que el periodismo es actualidad. ¿Para quién?, me pregunto. Rápidamente me respondo: para usted, que ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí sin que le hablen de enredos, ni aspiraciones, ni engaños amparados por la avaricia. Por usted, vaya por usted.