Captura de foto de Alberto Almayer en El Español
Ya sabía yo que las tres de la columna me iban a dar mucho juego. Ayer, la más joven, Alba Carballal, hablaba del ataque clasista que había sufrido Irene Montero por haber “ocultado” en su currículum oficial que había trabajado de cajera en una cadena de tiendas de electrodomésticos. Y dice así Alba:
La respuesta de la dirigente de Podemos, recogida en un hilo que ella misma ha publicado en la red social del pájaro azul, está plagada de referencias a sus becas, a sus excelentes calificaciones universitarias e, incluso, al número exacto de matrículas de honor que consiguió a lo largo de su carrera académica. Sin embargo, toda esa información debería sobrar en un sistema democrático pretendidamente avanzado y que lleva a gala la igualdad desde el artículo 1 de su Constitución. Su primer tuit es más que suficiente para evidenciar cual es el verdadero problema: "Parece que a algunos señores les molesta que una cajera de supermercado, hija de un mozo de mudanza y de una maestra de escuela, pueda ser ministra”
Y yo añado: También sobra la alusión a las profesiones de sus padres, porque eso ni le quita ni le da nada a ella y, en cierto modo, es también tan clasista como el ataque que ha sufrido.
Tomamos el verdadero valor de las personas por la hojarasca y no por su esencia. Así no vamos bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Conozco personas que exigen que el político tenga cuantos más títulos mejor, pero yo no lo veo así. Un político tiene que ser eso, político, y para gestionar su cartera rodearse de un buen equipo preparado para ello.
EliminarEs difícil romper con esa tradición inveterada de juzgar a la persona por la hojarasca, como dice Francisco Espada, y menos cuando se pretende satirizar/ridiculizar a alguien vía redes sociales, que son el espacio por antonomasia del chismorreo malintencionado. Precisamente, acabo de estar en un digital donde, en un comentario de apenas veinte líneas se referían repetitivamente y con mofa a Adriana Lastra como “la bachiller Lastra”, haciendo hincapié en su falta de estudios universitarios… Todo depende del grado de afinidad que tenga el escribidor/dicente con el personaje del que escribe/habla.
ResponderEliminar(Por cierto, que me han regalado el libro “Tres maneras de inducir un coma”, escrito por Ana Carballal).
Como he dicho antes, no creo necesario que los políticos tengan que estar cargados de títulos, pues entonces se les cierra la puerta a los que proceden de los sindicatos obreros y ha habido sindicalistas muy valiosos, que hubieran sido excelentes ministros.
EliminarAlba, perdón.
ResponderEliminarYa me dirás que te parece la novela. Esta chica es un caso curioso, pues he leído que es arquitecta. O sea, una persona de Ciencias metida a juntaletras. Quizá por eso distribuye los dos puntos como el maíz a las gallinas y, en ese párrafo, recurre a eso tan utilizado ahora de que algo está "plagado". Vamos, que las referencias a los títulos y becas son una plaga como la langosta...
EliminarLógicamente ella se vanagloria de que partiendo prácticamente de una educación elemental, haya conseguido por méritos propios llegar a lo que ha llegado.
EliminarLa novela tardaré en leerla porque sigo un rigurosísimo orden; y delante de ella tengo ocho, que combino con las que leo en el ebook.
EliminarNo sabría decirte hasta qué punto es relevante haber cursado una carrera de Ciencias y dedicarse al mundo de las Letras. Será suficiente, digo yo, con poseer cierto gusto literario y facilidad para la escritura. Hoy en día, das un par de pasos y te tropiezas con un escritor o una poeta que han publicado -o lo pretenden- en Amazon. Y en la Órbita Blog, ni te cuento...
unjubilado: En realidad, no hay tanta diferencia académica entre su madre y ella, y de su padre sabemos la profesión, pero no ha dicho nada de su cultura y no tiene nada que ver lo uno con lo otro. El ataque a Irene Montero ha sido clasista, pero su respuesta también lo es y, además, demagógica
EliminarUna mirada...: Por supuesto que una persona de Ciencias puede ser escritora, como ha ocurrido con la larga tradición de los médicos escritores, pero lo más corriente es que se dedique a escribir quien ha tenido su formación en ese sentido a lo largo de los años.
EliminarCoincido contigo en que sobra lo uno y lo otro. Lo que sucede e que una cosa es la utopía, ese mundo ideal en el que solo importan las personas y no sus circunstancias, y otra es el mundo real. Los utópicos son los primeros en pisar el suelo cuando ven que lo que antes criticaban les puede beneficiar.
ResponderEliminarA mí, Irene Montero me cae regular nada más, me parece que no da la talla como ministra. Pero, en fin, habrá que darle un margen de confianza y ver como va marchando...
EliminarLo que veo no me gusta nada, hasta el punto de que me estoy planteando no volver nunca a España, algo inconcebible hace solo unos años. Independientemente de ser de derechas, de izquierdas o liberal como yo, el sectarismo y el maniqueísmo campan por sus respetos y se suman a otros defectos patrios que no me gustan nada.
EliminarNunca es algo demasiado largo... Dale tiempo al tiempo.
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