Tarde de domingo primaveral. Estoy en el parque, con la cámara por hacer algo, en un parque que ya conozco como la palma de mi mano y he fotografiado hasta la última planta. Hago algunas fotos -por hacer algo-, pero se oculta el sol tras un nubarrón negro y, cansada, me siento en un banco a esperar que aclare. Hay mucha gente. Por delante de mí van pasando grupos de jóvenes camino de sentarse en el césped, matrimonios mayores cogidos del brazo, parejas amarteladas, alguien que pasea el perro, suramericanos, muchos suramericanos cargados de niños, una musulmana local con la cabeza cubierta y más niños todavía… Nadie me mira, todos pasan por delante sin reparar en esta señora mayor sentada en el banco con una cámara en la mano. De pronto, por mi derecha avanza una pareja muy joven con una niña que no levanta un palmo del suelo. No tendrá mucho más de un año, pues sus pasos son todavía vacilantes. Llegan a mi altura, la niña me mira, se sonríe de oreja a oreja y me dice adiós con la mano. Yo le contesto con todo entusiasmo y se pierden por mi izquierda mientras la niña sigue volviendo la cabeza y yo sigo saludándola. Me vuelvo a poner las gafas de sol, que me había quitado para poder sonreírle también con los ojos, y la tarde se oscurece de nuevo.
Está claro, no había nubarrones eran tus gafas de sol que necesitan una buena limpieza, para la próxima vez, evita los clínex ya que se pueden rayar, las gafas, no los pañuelos, apuesta por las gamuzas entregadas por los fabricantes y, finalmente, haces uso de cualquier tipo de jabón en crema, verás como vuelve a salir el sol.
ResponderEliminarQue fallo... El fabricante de mis gafas no me entregó ninguna gamuza, así que me tendré que arreglar con una esquina de la camisa que es lo que está más a mano.
EliminarSenior Citizen Frio, frío, de lo que hay que huir siempre es de la camisa u otros materiales que puedan contener partículas de suciedad y polvo. Y es que, al ser frotada contra el cristal, estas sustancias pueden provocar serios desperfectos. «El problema es el polvo de los trapos, es el polvo lo que araña, no el tejido, que no es tan duro como para dañar el material orgánico del que –normalmente- están elaborados los cristales»,
EliminarOye... que mi camisa está "mu limpica". Faltaría más...
EliminarEn esta ocasión has hecho una instantánea con las palabras, sin usar la cámara, y te ha quedado preciosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ganas me dieron de guardar el momento en una foto, la cara de la niña y su sonrisa, pero ocurrió todo tan de prisa...
EliminarEs que los niños miran de otra forma, se fijan en detalles que pasan desapercibidos a los adultos. Para ellos todo es nuevo y merece al menos un vistazo. Están deseando conectar.
ResponderEliminarPues lo de esta fue más que un vistazo, ya que apenas si la divisaba de lejos que estaba y todavía se estaba volviendo para mirarme mientras los padres la esperaban. Un encanto de cría, ojalá no cambie.
EliminarLa mayoría miran... pero no ven.
ResponderEliminar(que bien contado, oiga)
Saludos.
Por eso digo que ojalá la niña no cambie y siga saludando a las señoras mayores solas en los parques las tardes de domingo.
EliminarCuando creemos que pasamos desapercibidos para todo el mundo, algo así como que somos invisibles, lo que nos hace sentir solos y tristes, siempre hay alguien que si nos ve, repara en nosotros y nos sonríe y entonces es como si el cielo se despejara y saliera un sol alegre y luminoso, esa niña fue tu sol de ese día.
ResponderEliminarUn relato corto pero intenso y muy bien contado.
Una niña de un año tenía que ser, pues los mayores están en lo suyo. Ella está nueva, está estrenando el mundo, y para ella todos somos iguales. Yo la miro porque me hace gracia verla caminando suelta y ella me mira, repara en mí y me acoge en su mundo recién estrenado.
Eliminar"la chica invisible", juas,
EliminarA ver si se hacen los locos para no verla, de tanto verla... la peque como aun no se ha vuelto loca pues la ve, juas
Buen fin de semana
Invisible te sientes, la verdad. Y no sabes que es peor, si ser invisible o llamar la atención y que digan: ¿Qué hará esta señora aquí un domingo por la tarde sin un nieto a mano?
EliminarUn rayo de frescura... Será que con la edad sólo vemos aquello que nos interesa, perdiendo los detalles, los matices, todo lo que llena de belleza y realidad a todo lo que nos rodea. Nos sobra intención y nos falta inocencia.
ResponderEliminarSalud!
Inocencia, tú lo has dicho. Eso es lo que reflejaba la cara de la niña que todavía tengo en la memoria. Cambiará rápidamente como cambian los niños tan pequeños, pero yo seguiré recordando su sonrisa.
EliminarAquí está nublado,pero tu relato ha hecho que volviera a ponerme las gafas de sol.
ResponderEliminarTomás
Ya se que a ti siempre te han gustado mis batallitas y ahora es casi lo único que subo. Claro, que estas batallitas son recientes y a ti las que te gustaban eran las del pasado...
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