Me he pasado media vida intentando demostrar que no soy tonta,
a pesar de ser mujer, y ahora paso la otra media intentando demostrar que no
estoy tonta, a pesar de ser vieja.
Pues aunque te parezca extraño, entiendo a la perfección tu máxima, quizás porque de niño y adolescente eran las personas adultas quienes daban y quitaban razones y ahora, que soy adulto, la sociedad se somete, sobre todo, al mandato de las personas jóvenes, con lo cual sigo teniendo pocas líneas en el guión. Bueno, es algo exagerado porque quienes detentan el poder, antes y ahora, me superan en edad.
A ti te ha tocado vivir en lo que yo llamo época de sumisión, aunque el hecho de que accedieras a unos estudios y a una cultura ya supone un peldaño que era inalcanzable para una gran mayoría de mujeres. No obstante, quizás tú tenías más conciencia de las barreras que encontrabas en tu trayectoria por haber nacido mujer... En cualquier caso, ninguna mujer tiene atrofia cerebral por serlo ni todas las personas mayores, mujeres u hombres, se hallan incapacitadas mentalmente.
A mí me ha tocado vivir una época en la que, por ejemplo, al visitar un piso en construcción que estaba a mi nombre, si le sugería algún cambio al encargado, siempre me decía: Cuando venga su padre hablamos... Mi opinión no importaba, siempre se buscaba al hombre, siempre tenía que haber un hombre que te cubriera la espalda. Un amigo me decía en una ocasión, que su mujer era una profesional de mucha más altura que él, pero que, cuando tenía algún problema en un banco, no se arreglaba hasta que iba él y se ponía serio. (Él decía "doy cuatro voces")
Esas actitudes no me son desconocidas porque he oído hablar de ellas constantemente; formaban parte de la vida cotidiana y ay de aquellas que intentaban romper las ataduras sociales. Lo increíble y surrealista es que esa situación se mantenga hoy en día en determinados ámbitos. Ayer leía, en un blog de una chica que puede que no haya cumplido ni los treinta, una retahíla de absurdeces sobre el tema del feminismo a las que no respondí porque consideré que sería una pérdida de tiempo. Finalizaba la bloguera su reflexión argumentando: "Siempre oigo el: «tienes que trabajar», «los niños a la guarde», etcétera. ¿Por qué? Si mi decisión es otra, porque debo hacer mi vida para que otros no me consideren: antigua, machista, mantenida, y un sin fin de descalificativos que creo no merezco pues ser mujer no es solamente trabajar y ser independiente (que por supuesto es algo por lo cual muchas mujeres han luchado). Pero en este momento de mi vida quiero cuidar a mis hijos que son bebés y el tiempo pasa VOLANDO y quiero disfrutar de ellos lo máximo. ¿Soy menos mujer?". Leyéndola pensaba en qué mal se ha transmitido el mensaje igualitario, porque el primer principio del feminismo es, precisamente, la libertad de elegir cómo encauzar la propia vida, que sean las mujeres las dueñas de sus pautas, sus anhelos y su autonomía personal.
Podría estar días contando anécdotas como esa y no serían bastantes… Pero esas actitudes no son del pasado, pues mi frase lapidaria tiene dos partes y la segunda está en presente. En este momento, hoy, en el siglo XXI, se repiten con las personas mayores y se ejerce con ellas, como mínimo, una especie de paternalismo, que parte de la base de que esa persona no va a entender nada por el simple hecho de su edad.
Me contaba una amiga (que puso en marcha una fundación, nada menos) que un abogado le dijo en su despacho: No le explico esto porque no lo va a entender. Y ella contestó: Usted pruebe y ya le diré si lo entiendo o no. Y seguro que lo entendió. Menuda cabeza tenía…
En realidad no lo he vivido de manera directa, ya que a mi padre nunca, al menos de manera directa, le he oído decir ningún reproche a mi madre, ella nació en 1915, es decir ahora tendría 107 años. Era la que nos ayudaba con los deberes a mi hermana y a mi, ya que desgraciadamente trabajaba en "sus labores", aunque ahora con su DNI en mis maños, observo que en el apartado profesión está vacío. En cuanto a mi mujer, dijo que quería seguir trabajando y yo no le dije nada, aunque entonces nos se veía con buenos ojos, como consecuencia de eso casi nos roban a nuestro primer hijo. Fue en la época que hubo ciertos robos o venta de bebes en el Servet de Zaragoza, puesto que ella tenía a su nombre la cartilla de la Seguridad Social por estar trabajando, la insistieron varias veces que que iba a hacer una madre soltera con una hija, casi tuvo que demostrar que yo estaba esperando en la sala de espera.
Yo tampoco lo viví en mi casa, pues mi padre no fue en absoluto machista y criticaba cosas que ocurrían en ese sentido, pero sí me fui tropezando con el machismo en cuanto fui lo suficientemente mayor como para manejarme sola.
¡Menuda historia la del nacimiento de tu primer hijo!...
Querida amiga... qué maravilla de frase, breve y acertada. No es mi caso, siempre me han dejado "ser". Siempre alentando. Ahora libre, soy yo la que se da su lugar y sigo haciendo valer mis derechos y solucionando trámites y problemas. En fin, todavía hay mucho por hacer... Abrazo cariñoso
Pues has tenido suerte, pues el machismo, más o menos encubierto, te lo vas encontrando por todas partes y, como digo, encubierto por actitudes que aparentan ser a favor de la mujer... pero no lo son.
Pues aunque te parezca extraño, entiendo a la perfección tu máxima, quizás porque de niño y adolescente eran las personas adultas quienes daban y quitaban razones y ahora, que soy adulto, la sociedad se somete, sobre todo, al mandato de las personas jóvenes, con lo cual sigo teniendo pocas líneas en el guión. Bueno, es algo exagerado porque quienes detentan el poder, antes y ahora, me superan en edad.
ResponderEliminarA ti te ha tocado vivir en lo que yo llamo época de sumisión, aunque el hecho de que accedieras a unos estudios y a una cultura ya supone un peldaño que era inalcanzable para una gran mayoría de mujeres. No obstante, quizás tú tenías más conciencia de las barreras que encontrabas en tu trayectoria por haber nacido mujer... En cualquier caso, ninguna mujer tiene atrofia cerebral por serlo ni todas las personas mayores, mujeres u hombres, se hallan incapacitadas mentalmente.
A mí me ha tocado vivir una época en la que, por ejemplo, al visitar un piso en construcción que estaba a mi nombre, si le sugería algún cambio al encargado, siempre me decía: Cuando venga su padre hablamos... Mi opinión no importaba, siempre se buscaba al hombre, siempre tenía que haber un hombre que te cubriera la espalda. Un amigo me decía en una ocasión, que su mujer era una profesional de mucha más altura que él, pero que, cuando tenía algún problema en un banco, no se arreglaba hasta que iba él y se ponía serio. (Él decía "doy cuatro voces")
EliminarEsas actitudes no me son desconocidas porque he oído hablar de ellas constantemente; formaban parte de la vida cotidiana y ay de aquellas que intentaban romper las ataduras sociales. Lo increíble y surrealista es que esa situación se mantenga hoy en día en determinados ámbitos. Ayer leía, en un blog de una chica que puede que no haya cumplido ni los treinta, una retahíla de absurdeces sobre el tema del feminismo a las que no respondí porque consideré que sería una pérdida de tiempo. Finalizaba la bloguera su reflexión argumentando: "Siempre oigo el: «tienes que trabajar», «los niños a la guarde», etcétera. ¿Por qué? Si mi decisión es otra, porque debo hacer mi vida para que otros no me consideren: antigua, machista, mantenida, y un sin fin de descalificativos que creo no merezco pues ser mujer no es solamente trabajar y ser independiente (que por supuesto es algo por lo cual muchas mujeres han luchado). Pero en este momento de mi vida quiero cuidar a mis hijos que son bebés y el tiempo pasa VOLANDO y quiero disfrutar de ellos lo máximo. ¿Soy menos mujer?". Leyéndola pensaba en qué mal se ha transmitido el mensaje igualitario, porque el primer principio del feminismo es, precisamente, la libertad de elegir cómo encauzar la propia vida, que sean las mujeres las dueñas de sus pautas, sus anhelos y su autonomía personal.
EliminarPodría estar días contando anécdotas como esa y no serían bastantes… Pero esas actitudes no son del pasado, pues mi frase lapidaria tiene dos partes y la segunda está en presente. En este momento, hoy, en el siglo XXI, se repiten con las personas mayores y se ejerce con ellas, como mínimo, una especie de paternalismo, que parte de la base de que esa persona no va a entender nada por el simple hecho de su edad.
EliminarMe contaba una amiga (que puso en marcha una fundación, nada menos) que un abogado le dijo en su despacho: No le explico esto porque no lo va a entender. Y ella contestó: Usted pruebe y ya le diré si lo entiendo o no. Y seguro que lo entendió. Menuda cabeza tenía…
En cuanto a la bloguera, además de entender el feminismo, no estaría de más que aprendiera a colocar los dos puntos…
EliminarEn realidad no lo he vivido de manera directa, ya que a mi padre nunca, al menos de manera directa, le he oído decir ningún reproche a mi madre, ella nació en 1915, es decir ahora tendría 107 años.
ResponderEliminarEra la que nos ayudaba con los deberes a mi hermana y a mi, ya que desgraciadamente trabajaba en "sus labores", aunque ahora con su DNI en mis maños, observo que en el apartado profesión está vacío.
En cuanto a mi mujer, dijo que quería seguir trabajando y yo no le dije nada, aunque entonces nos se veía con buenos ojos, como consecuencia de eso casi nos roban a nuestro primer hijo. Fue en la época que hubo ciertos robos o venta de bebes en el Servet de Zaragoza, puesto que ella tenía a su nombre la cartilla de la Seguridad Social por estar trabajando, la insistieron varias veces que que iba a hacer una madre soltera con una hija, casi tuvo que demostrar que yo estaba esperando en la sala de espera.
Yo tampoco lo viví en mi casa, pues mi padre no fue en absoluto machista y criticaba cosas que ocurrían en ese sentido, pero sí me fui tropezando con el machismo en cuanto fui lo suficientemente mayor como para manejarme sola.
Eliminar¡Menuda historia la del nacimiento de tu primer hijo!...
Nunca estamos en el lado adecuado....
ResponderEliminar¿Te refieres a vosotros o a nosotras?
EliminarQuerida amiga... qué maravilla de frase, breve y acertada. No es mi caso, siempre me han dejado "ser". Siempre alentando. Ahora libre, soy yo la que se da su lugar y sigo haciendo valer mis derechos y solucionando trámites y problemas. En fin, todavía hay mucho por hacer... Abrazo cariñoso
ResponderEliminarPues has tenido suerte, pues el machismo, más o menos encubierto, te lo vas encontrando por todas partes y, como digo, encubierto por actitudes que aparentan ser a favor de la mujer... pero no lo son.
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