El sabio asturiano Francisco Grande Covián decía que hay que comer de todo, pero en platos de postre. O sea, nada de atracones, pero comer de TODO. Y TODO es TODO.
Llevamos ya bastantes años que, tanto los medios de comunicación como las personas de nuestro alrededor, nos bombardean con lo de la dieta sana, lo que quiere decir que el azúcar es un “veneno”, las grasas ni probarlas y solo son sanas las hortalizas, frutas y verduras. Y así me cuenta una amiga que hace el cocido con pollo y poco más, una parienta que la fabada con muchas verduras y la sombra lejana de un chorizo y, por supuesto, ninguna prueba nada que lleve azúcar, ni a sus hijos y nietos les permiten la menor chuche. Estuve en un cumpleaños en el que la madre de la criatura agasajada, nos mostró orgullosa la tarta diciendo: Sin lácteos, ni huevos, ni azúcar… Y aquello era incomible, hasta su aspecto resultaba repelente.
Pero bueno… ¿estamos locos o qué? Cualquiera que tenga un poco de sentido común y lea lo que dicen y han dicho siempre los verdaderos expertos, sabe que los seres humanos somos omnívoros, que podemos asimilar todos los alimentos y todos ellos nos son necesarios. Por supuesto que hay incompatibilidades, que una persona diabética no puede tomar azúcar o una celiaca gluten, pero fuera de esos casos excepcionales, que entran de lleno en la patología, cualquier persona no solo asimila bien todos los alimentos, sino que los necesita. Y así, esa azúcar tan venenosa resulta que es el alimento de nuestro cerebro y que nos daña menos que cualquier edulcorante, incluidos los que llaman "naturales" como la estevia, mientras que las grasas nos proporcionan las calorías necesarias, son el vehículo de varias vitaminas y a las mujeres nos regulan las hormonas. ¿Que debemos distinguir entre grasas “buenas” y grasas “malas”? Puede ser, pero sin exageraciones, pues huyendo de esas grasas perjudiciales, terminamos sin ninguna. Así que vamos a dejarnos de tonterías y vamos a comer de todo sin pasarnos en la cantidad, pensando que si los alimentos están en la Naturaleza es porque nosotros los necesitamos.
Y como final, permitidme que os diga que tanto tiquismiquis con la comida me parece una ofensa para los que no pueden comer. Que hay muchos en el mundo, por desgracia, y más cerca de lo que pensamos.