Tal día como hoy, hace 37 años, se inició en Portugal la que fue llamada la última revolución romántica de Europa. Convocados por una canción en una emisora, los soldados pusieron claveles en sus fusiles y la gente cantó por las calles el himno acuñado por los Quilapayún para el régimen de Allende. Los españoles empezamos a peregrinar a Portugal para conocer como sabía la libertad, pero no fuimos capaces de traerla a nuestro país, al que solo llegó tras la muerte del dictador.
25/4/11
17/4/11
Semana Santa
12/4/11
Juan Gutiérrez Padial
Recientemente, la Academia de Buenas Letras de Granada le ha rendido homenaje al poeta Juan Gutiérrez Padial por haberse cumplido el pasado Febrero 100 años de su nacimiento en el pueblo granadino de Lanjarón.
Juan Gutiérrez Padial pertenece al grupo de poetas que por los años 50 y 60 animaron en Granada la gris vida cultural de la época. Fue profesor en la abadía del Sacromonte y por entonces se integró en el grupo Veleta al Sur. Publicó su primer libro –Salterio gitano- en 1948, y no volvió a publicar hasta diez años después cuando aparece A contratierra, escrito en prosa. Le sigue luego Debajo del silencio (1966) terminando sus publicaciones con Sombra penúltima (1980) y Bajo la sombra del estro (1983)
De él dijo Carlos Muñiz en su libro 6 poetas granadinos posteriores a García Lorca:
Es cura, sí, no os asustéis. Lo encontraréis en el huerto plantando unos tomates. Por la mañana ha cantado en el coro de la catedral. Ahora, a la caída de la tarde, sigue con la salmodia de los surcos, riega, planta, recoge…../ No es raro, pues, que entre col y col, antífona y antífona, salten los otros versos, los suyos, la voz rajada y grave de quien sabe de dolores y bajamares parturientas. Pertenece a esa larga lista de clérigos trovadores, tan incomprendidos en vida, tan rumiados tras la muerte.
Y más recientemente, Antonio Sánchez Trigueros en IDEAL:
Poeta dominador de la técnica y materialidad del verso, poeta del romance luminoso, de magistrales sonetos, del verso libre y del poema en prosa, del poema breve y del poema de largo aliento…
Pero mejor veamos unos poemas suyos.
Juan Gutiérrez Padial pertenece al grupo de poetas que por los años 50 y 60 animaron en Granada la gris vida cultural de la época. Fue profesor en la abadía del Sacromonte y por entonces se integró en el grupo Veleta al Sur. Publicó su primer libro –Salterio gitano- en 1948, y no volvió a publicar hasta diez años después cuando aparece A contratierra, escrito en prosa. Le sigue luego Debajo del silencio (1966) terminando sus publicaciones con Sombra penúltima (1980) y Bajo la sombra del estro (1983)
De él dijo Carlos Muñiz en su libro 6 poetas granadinos posteriores a García Lorca:
Es cura, sí, no os asustéis. Lo encontraréis en el huerto plantando unos tomates. Por la mañana ha cantado en el coro de la catedral. Ahora, a la caída de la tarde, sigue con la salmodia de los surcos, riega, planta, recoge…../ No es raro, pues, que entre col y col, antífona y antífona, salten los otros versos, los suyos, la voz rajada y grave de quien sabe de dolores y bajamares parturientas. Pertenece a esa larga lista de clérigos trovadores, tan incomprendidos en vida, tan rumiados tras la muerte.
Y más recientemente, Antonio Sánchez Trigueros en IDEAL:
Poeta dominador de la técnica y materialidad del verso, poeta del romance luminoso, de magistrales sonetos, del verso libre y del poema en prosa, del poema breve y del poema de largo aliento…
Pero mejor veamos unos poemas suyos.
SOLEDAD
El mar y yo. ¡Siempre solos!
Tierra, atrás. Cielo, delante.
Diez caracolas de espuma
por la frente. Por la sangre
la ausencia… ¡siempre la ausencia!
Se me deshoja la tarde
entre los dedos. No hay rosas
ni esperanzas. Llama el aire
una, dos, tres….¡cuantas veces!
Nadie le responde, nadie.
El mar y yo. Siempre solos.
Me abrasa la voz. Me arden
las horas. Todo me quema
la soledad de la tarde.
El mar y yo. Siempre el mar
y yo para adivinarte.
DEBAJO DEL SILENCIO
Hablar contigo. De mí,
Contigo, callar… ¡Silencio!
Dejar tiempo a la palabra.
Por el agua –claro espejo-
las voces suenan -¿a qué?
a olvido y polvo.
Silencio
de mí, contigo, hecho carne.
Repique de nada. Viento
de nada. En el corazón
dolor de nada. Mis dedos
de nada, llenos de sangre.
Yo, de ti –de nada- ciego.
¿Me encontrarás por encima
o por debajo del tiempo?
Se va… ¿Quién sabe por donde!
Para salir a tu encuentro
hablar contigo, de ti.
Contigo, de mí, silencio.
DEL AMOR Y LA PALABRA
Hablo porque me escuece la palabra
y la certeza de saberme hermano.
Agria tengo la voz, rota, la mano
de santiguar preguntas: ¿No hay quien abra
una estela de tierra en la macabra
sonrisa de los muertos? ¿Será en vano
gritar a lo divino por lo humano?
Mi lengua es una gubia que me labra
palabras de dolor, de amor, de huida,
de silencios, de lágrimas, de lodo…
Busco a tientas en mí, nombres y nombres
hasta llenar el libro de la Vida
y en mis brazos pretendo atarlo todo
por la hermandad de Dios y de los hombres.
3/4/11
Un macasar en el camino
Ya conocéis mi fijación por el macasar. Este blog lleva ese nombre y mi galería de Flickr recibe todos los años la nueva cosecha de fotos allá por Enero. Después de una ardua tarea de investigación creo que ya tengo localizadas la mayoría de las plantas que hay en Granada y próximamente pienso geosituarlas en una especie de mapa del macasar, algo así como la ruta de la seda que lo trajo a Granada.
Como digo ahí al lado, todos estos macasares están en jardines antiguos, siendo reliquia de unas épocas en las que no primaban las plantas de gran volumen y crecimiento rápido que se siembran ahora. Así, hay ejemplares en el recinto del Hospital Real, en el jardín de entrada al cementerio de San José, en el Hospital del Refugio, en los Jardinillos del Salón y en la Huerta de San Vicente.
Sin embargo, esta Navidad encontré una planta en un sitio inesperado, en la mediana de una casi-carretera con un tráfico infernal rozándola todo el día. ¿De donde ha salido esa planta? Allí todo es nuevo, todo está recién construido, y un macasar no crece de la noche a la mañana. La deducción es fácil pero también sorprendente.
Toda esa zona estaba llena de huertas que cayeron ante la picota del progreso y en una de esas huertas estaría el macasar. Cuando estaban construyendo esa vía y los edificios colindantes alguien -que merece pasar a la historia- vio la planta, la reconoció y quizá modificó el proyecto para conservarla en su sitio. No es el lugar ideal para una planta así, pero al menos no ha muerto gracias a una persona desconocida que tuvo la sensibilidad suficiente para respetarla.
Como digo ahí al lado, todos estos macasares están en jardines antiguos, siendo reliquia de unas épocas en las que no primaban las plantas de gran volumen y crecimiento rápido que se siembran ahora. Así, hay ejemplares en el recinto del Hospital Real, en el jardín de entrada al cementerio de San José, en el Hospital del Refugio, en los Jardinillos del Salón y en la Huerta de San Vicente.
Sin embargo, esta Navidad encontré una planta en un sitio inesperado, en la mediana de una casi-carretera con un tráfico infernal rozándola todo el día. ¿De donde ha salido esa planta? Allí todo es nuevo, todo está recién construido, y un macasar no crece de la noche a la mañana. La deducción es fácil pero también sorprendente.
Toda esa zona estaba llena de huertas que cayeron ante la picota del progreso y en una de esas huertas estaría el macasar. Cuando estaban construyendo esa vía y los edificios colindantes alguien -que merece pasar a la historia- vio la planta, la reconoció y quizá modificó el proyecto para conservarla en su sitio. No es el lugar ideal para una planta así, pero al menos no ha muerto gracias a una persona desconocida que tuvo la sensibilidad suficiente para respetarla.
1/4/11
Maldad gratuita
Hace tiempo que dejé de creer en los Reyes Magos, que asumí sin problemas que los caramelos de fresa no tienen fresa y los recuerdos de París están fabricados en Taiwan. Pero hay algo que no conseguiré entender por muchos años que viva: la maldad gratuita. Hacer daño a sabiendas y sin sacar ningún beneficio de ello.
¿Se puede disfrutar del sufrimiento ajeno? ¿Compensa, quizá, del sufrimiento propio? Que alguien me lo explique, por favor.
¿Se puede disfrutar del sufrimiento ajeno? ¿Compensa, quizá, del sufrimiento propio? Que alguien me lo explique, por favor.