31/3/23

El cuidado

 

      Las mujeres de ahora no saben cuidar… Decía mi madre. Y no añadía a sus maridos, porque se daba por supuesto. Ella sí sabía cuidar a mi padre. Sin caer en el servilismo que pregonaban las de la Sección Femenina, sin llegar a ponerle las zapatillas al volver del trabajo, mi madre cuidaba de su marido hasta olvidarse de sí misma. No importaba el cansancio o si se sentía mal a la hora de hacerle una comida distinta, sabiendo que le gustaba y la iba a comer mejor. Su ropa estaba siempre impecable y hasta en la vejez, cuando ya planchaba yo, ella se reservaba sus camisas y las planchaba como nadie podía plancharlas. La última camisa que llevó mi padre, la que yo lavé con dolor días después de su muerte, la había planchado ella.

      Las mujeres de ahora no saben cuidar. Y por ello, me enseñó a mí a cuidar. Y lo hice, ella sabe que lo hice.

      Mientras tuve a quien.

 

Recordando a mi madre, en el día de su santo.


18/3/23

Paradojas

 


      No es frecuente que vea anuncios en la televisión, pues lo único que veo es algún telediario al medio día, mientras como, y ahí no hay anuncios. Sin embargo, hoy, casualmente, me he detenido en los anuncios de una cadena y me los he visto de principio a fin. ¿Y que es lo que he visto? Algo semejante a lo que decía una columnista de IDEAL no hace mucho. 

      Esta periodista, hablando de la prensa, decía que los periódicos se están esforzando en atraer a los jóvenes, cuando estos no leerán jamás un periódico impreso y muy poco uno digital y, mientras, dan de lado a los lectores mayores que se les han ido.

      Pues eso mismo he visto hoy en los anuncios de esa cadena.  Los protagonizan jóvenes, anuncian cosas para jóvenes y sin embargo, por lo que dicen las encuestas, los jóvenes no ven la televisión. ¿A quién se dirigen entonces? ¿No estarán alejando a los que, realmente, son su público?


8/3/23

Paridad y Ley




      Hace algún tiempo, una chica conocida, que ha aprobado unas oposiciones dentro del cupo de discapacidad, me decía que le fastidiaba mucho eso, pues ella ha estudiado como cualquiera y ha realizado los ejercicios mejor que la mayoría, pero ahora y el resto de su vida laboral estará señalada con la etiqueta de que le han regalado la plaza por su discapacidad.

      Cuando nos mudamos a esta casa, en la primera Junta de Propietarios que hubo, quisieron que entrara en la Directiva con el argumento de que "debía haber una mujer". No me conocían, no sabían nada de mí, pero me nombraban por ser mujer. A la chica de antes la eligieron por discapacitada y a mí me elegían por mujer. En ningún caso se mencionan los méritos ni la preparación.

      Por eso no me gustan las leyes ni las normas de paridad. La igualdad de oportunidades tiene que llegar porque la sociedad se mentalice de que una mujer puede desempeñar un cargo con la misma capacidad que un hombre, pero no colocándola en ese cargo por el simple hecho de ser mujer, valga o no valga para él. A mí, personalmente, no me gustaría en absoluto ocupar un cargo en esas condiciones y, de hecho, en aquel remoto principio de nuestra Comunidad de Propietarios, dimití porque no me asignaron ningún trabajo que desempeñar. Dije que para mujer florero era ya demasiado mayor...y me fui. Al año siguiente volvieron a elegirme, ya con unas competencias que llevar a cabo. Y esta vez cumplí mi mandato.

1/3/23

Censurando el pasado

 

Los andaluces queremos

volver a ser lo que fuimos

hombres de luz que a los hombres,

alma de hombres les dimos.


      Ayer, día de Andalucía, mientras colocaba aquí la verdiblanca y oía en el móvil el himno, para hacer un izado de bandera como Dios manda, se me ocurrió pensar que con su autor, Blas Infante, se está haciendo lo mismo que con Roald Dahl, pues a los soberanistas andaluces les ha dado por enmendarle la plana al Padre de la Patria Andaluza, corrigiendo la letra que él le puso que, al parecer, no la consideran políticamente correcta. Según su política, claro. Y así, donde Infante escribió: Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad, ellos dicen:...los pueblos y la Humanidad. Los pueblos. Así, con par, señor notario. Sin preguntarle a usted, por supuesto. Le costó la vida el himno y ahora van y se lo cambian, porque eso de mencionar a España no les gusta. Y porque ellos son más andaluces que nadie. Más andaluces que usted, don Blas, y que todos los andalucistas que cayeron en aquellos aciagos días.