En este mundo hoy convulso por las guerras y
el odio, en una Palestina ahora ensangrentada, nació Aquel cuya llegada
celebramos hoy. Recibámoslo con un canto de amor, con la canción de
León GiecoSolo le pido a Dios, cantada por primera
vez en español, árabe y hebreo. Tres idiomas, un mismo corazón. Y
una misma petición por la paz en Oriente Medio y en todo el mundo.
Nunca he seguido los premios Grammy,
ni siquiera los Latinos, a pesar de estar en nuestra lengua y de que
muchas veces los han conseguido artistas españoles. Por eso, este
año me llevé la sorpresa de que la gala de entrega de los premios
se había venido a Andalucía. O sea, a Sevilla, a su Palacio de
Exposiciones y Congresos. Y también me enteré de que varios de esos
premios han sido para una mexicana de la que hablamos en este blog
hace un par de años: Natalia Lafourcade.
Concretamente, el premio a la mejor grabación del año, al mejor
álbum de cantautor y a la mejor canción de cantautor. Todo ello por
el álbum titulado De todas las flores, un álbum muy intimista,
escrito, al parecer, en un momento malo de su vida y con varias
canciones notables, de las que tengo que destacar la que da nombre al
álbum, que es una canción del tipo que me ha gustado siempre:
triste, melancólica, pero con ritmo. Es decir, bossa nova. En la
línea de João
y Astrud Gilberto, la inolvidable Chica de Ipanema.
En YouTube está el álbum completo, pero me voy a limitar a mostraros aquí De todas las flores.
Ayer empezó diciembre y yo rompí a llorar viendo el telediario. No se si es que, con el mes, entro en “modo sensible” o que las imágenes de niños heridos en Gaza me sobrepasaron, pero el llanto se me vino a los ojos a oleadas, como un río. Y tuve que salir de la habitación huyendo de esas imágenes, que me herían hasta lo más hondo.
¿Es que nadie va a parar esto? ¿Es que a nadie le importa? ¿Es que todos vamos preparar nuestra Navidad ignorando lo que allí ocurre? Gaza,Ucrania... Sufrimiento, dolor, muerte... ¿Y nosotros llenando el congelador de marisco?
Hoy, 2 de diciembre, he tenido todo el día en la memoria un poema que ya publiqué hace tiempo, pero que no me resisto a mostrar de nuevo.
Cuando una anciana se va voluntariamente a una residencia, el argumento principal es: Te lo dan todo hecho. Y eso no es malo, porque llega un momento en que se van acumulando cosas que no puedes hacer. Quisieras seguir haciéndolas, pero no puedes y tienes que delegar inevitablemente. Como digo, eso no es malo, es soportable hasta para las personas a las que nos ha costado siempre depender de otras, pero sí hay algo que destruye a esa anciana en poco tiempo: el hecho de que, al no hacer las cosas, tampoco tiene que pensarlas. No sólo se lo dan todo hecho, sino también pensado. Ya no solo no hay que hacer la comida ni la compra, sino que no hay que pensar en lo que vas a comer o lo que tienes que comprar para ello. Es más, tampoco tienes que recordar el horario de los medicamentos que tomas ni la dosis, pues una chica llega a tu habitación con la pastilla en un vasito. Ni tienes que preocuparte por las recetas, los talonarios de MUFACE o que alguna receta te la tienen que autorizar. Ni siquiera tienes que saber cuando te toca una revisión médica, porque alguien se encarga de que no se te pase. No tienes tampoco que mirar las cortinas por si hay que lavarlas ni estar pendiente de si cobraron el IBI o hay que hacer la declaración de la Renta. Todo hecho. Que descanso. ¿Verdad? Pero poco tiempo después, un día tienen que avisarte de que es la hora de comer y al día siguiente te tienen que llevar al comedor porque ya no lo encuentras. Se paró la máquina de no usarla. Punto final. Ya no queda más que sentarte a esperar la muerte. Con la ventaja de que no sabes para qué estás sentada.
De nuevo tengo que escribir aquí una despedida, en esta ocasión a un gran teólogo y un gran hombre: José María Castillo. Nos conocimos hace más de 50 años, cuando él regresó a Granada después de una larga etapa de formación, de haber participado en el Concilio como perito del cardenal Tarancón y haberse destapado como teólogo en la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971, aquella Asamblea en la que se formuló un esperanzador cambio en la Iglesia, que luego frustraron entre unos y otros.
Curiosamente, nuestra amistad partió de un desencuentro (más bien un encontronazo) con el que pude apreciar su grandeza cuando reconoció que, en el asunto por el que chocamos, dos mujeres, una amiga y yo, teníamos razón y él estaba equivocado. Con la aureola que venía, con el sobrenombre de “El profeta” que pronto se le adjudicó, un comportamiento así tiene su mérito.
Seguimos en contacto y pasaron los años, lo menos diez después, la Facultad de Teología se abrió a los seglares, me matriculé y asistí a sus clases. ¡Lo que discutíamos al salir del aula!... Su visión de como debía ser la Iglesia era ideal, pero chocaba de frente con lo que en realidad era y yo intentaba que comprendiera que se necesitaba tiempo para conseguir ese cambio. Desgraciadamente, ni de prisa ni despacio se consiguió. Es más, fuimos para atrás y la jerarquía le retiró la venia docendi, lo apartó de su cátedra, a lo que siguieron una serie de añadidos que rozaban las torturas de la Inquisición. Pero él siguió investigando, hablando y escribiendo un libro tras otro. Y enseñando, pues de nuestra Facultad pasó a enseñar en la UCA, la Universidad de San Salvador, sustituyendo a los profesores que habían asesinado.
Pero no quiero alargarme más, pues Religión Digital, la revista-refugio del sector progresista de la Iglesia española, ha publicado un especial dedicado a él, en el que varios redactores y colaboradores completan la semblanza de quien ha sido uno de los mayores teólogos y un hombre singular.
Yo solo puedo añadir que he pasado el día recordando su mirada, aquellos ojos azules suyos, serenos e inocentes como los de un niño.
Descansa en paz, amigo Pepe, y que el Padre de todos te acoja amorosamente.
Estos días atrás, mientras las Redes “ardían” por la pederastia en laIglesia Católica, yo ardía también sabiendo que en ese momento, justo en ese momento, una mujer de laIglesia, con sus setenta y muchos años a cuestas, estaba recibiendo y acomodando en su casa dePico Águilaa cuarenta inmigrantes africanos cansados, asustados y agradecidos por tener un techo que los cobije y un plato de comida en la mesa. Tenían que ser sesenta, pero no caben, ni siquiera cuarenta van a estar cómodos en un albergue para niños...pero es lo que hay. Es lo que esa mujer de la Iglesia y la Asociación que tiene detrás han podido ofrecer: el albergue de unaAsociación nacida en una parroquia de laZona Norte.
EnVíznar, también deGranada, las monjasHermanas de la Caridadestán atendiendo a más de 100 en un centro de la Junta de Andalucía. Por supuesto que, en ambos casos, los gastos y el personal van a costa delMinisteriocorrespondiente, pero lo que me pregunto es qué aportan tantos y tantas que gritan en las Redes en contra de una "Iglesia pederasta", que SÓLO pervierte niños.
Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa. Jan van Eyck. 1434.
Yo tenía 36 años cuando compramos este piso. Estaban empezando a construir el edificio y, cada cierto tiempo, venía con mi padre a ver como iba la obra, que por algo él entendía de esas cosas. Un par de años después, cuando casi terminaban, mi padre pasó por una mala época y yo venía sola, precisamente en el momento en que había que decidir ciertos detalles e instalaciones, por lo que hablaba con el encargado -esto va así, lo otro de tal forma- y él siempre me decía: Cuando venga su padre... Y aplazaba la conversación. Mientras, los otros pisos avanzaban en esas terminaciones y el nuestro seguía pendiente. Hasta que un día me cansé de la respuesta y le dije muy en mi papel: Le advierto que este piso está a mi nombre, puede usted comprobarlo en la oficina de la constructora. Asintió, pero siguió diciendo: A ver si viene su padre... Y terminé trayendo un plano hecho por mi padre, en el que detallaba donde iban los enchufes, donde los radiadores, para que lado giraban las puertas, etc. Exactamente lo mismo que yo le venía diciendo al encargado y no me hacía caso.
Hoy, casi 50 años después, le he abierto la puerta al fontanero del seguro de la Comunidad, que venía a comprobar si había recalo en un cuarto de baño. Nada más explicarme la razón de su visita, me dice: ¿No está su marido? Me quedo desconcertada porque no entiendo a que viene esa pregunta, le contesto torpemente: No hay marido... y le señalo el camino hacia el cuarto de baño. Cuando se va y cierro la puerta tras él, aun sigue mi desconcierto.
Según parece, los señores y señoras importantes que acudieron a laIII Cumbre de la Comunidad Política Europease llevaron un buen recuerdo de nuestra ciudad y en su memoria estará la belleza de laAlhambra, el paisaje... y las exquisiteces que les dimos en cenas y almuerzos, que no solo de belleza vive el hombre. Pero es que, además, también se llevaron recuerdos físicos, como el pañuelo que una guía de la Alhambra lucía en su cuello y regaló a doñaÚrsula von der Leyen, que le había echado el ojo nada más asomar por allí.
Hubo otros regalitos más por parte deLa Moncloa, como una botella de AOVE muy especial (que al precio que está el normal, a saber lo que costará ese) un abanico artesanal y un libro que es una joya. El libroLa Alhambra, obra deManuel Mateo Pérez, no es la publicación habitual sobre el monumento de laSabika, sino que se trata deun libro-cuaderno que introduce al lector en la historia del conjunto monumental desde un punto de vista académico, así como de personalidades tan relevantes comoIbn al Jatibo su discípuloIbn Zamrak. Cuenta además con bellas ilustraciones de la artistaAixa Portero. Toda una joya singular sobre laAlhambra, que cuida hasta el más mínimo detalle.
Destaca su presentación, pues la obra está encuadernada con telas de algodón orgánico teñidas con tintes naturales y papel arte fabricado enVerona, en una de las papeleras más prestigiosas del mundo.La Alhambra, título perteneciente a la editorialTinta Blanca, fue galardonado con el Premio a los Libros Mejor Editados en España en 2022 por elMinisterio de Cultura y Deporte.
Pero como si todo esto fuera poco, después nos hemos enterado por el mitin que dioSánchezenGranadaal día siguiente, que también recibieron otro libro ideado porLuis García Montero. Se trata de la traducción del poema deGarcía LorcaGrito hacia Roma, que ha hecho elInstituto Cervantesa cada una de las 24 lenguas oficiales de los países de laUnión Europea, más las lenguas cooficiales deEspaña. Este poema lo escribió el poeta durante su estancia enNueva Yorky, como dicePedro Sánchezen una de las introducciones al libro,García Lorcavivió la crisis deWall Streetde 1929 y sintió la cercanía de una nueva guerra mundial que se preparaba por culpa de los fanatismos y las invitaciones al odio. Por ello, en este poema,Lorcase dirige aRoma, concretamente alVaticano, alhombre vestido de blanco, para que proteja a las que serán víctimas de lo que está por llegar.
El poema es muy largo para copiarlo aquí, pero vale la pena leerlo y os dejoel enlacepor si os interesa.
Este rotundo titular encabeza hoy la portada de IDEAL, pero es que, en el interior, aparecen varios titulares igual de rotundos. Veamos.
El aeropuerto, “tomado” por las fuerzas de seguridad, quedó cerrado al tránsito comercial anoche.
Los primeros mandatarios aterrizan en Chauchina. (El aeropuerto con el nombre más largo del mundo: Federico Garcia Lorca Granada Jaén)
Silencio inusual en la Alhambra. Clausurada. (En rojo) Tiendas y restaurantes del entorno cierran y los turistas abandonan los hoteles para dejar paso a los jefes de todas las delegaciones.
Lleno absoluto en los hoteles de Granada sin los turistas de siempre. Algunos establecimientos prevén pérdidas debido a la baja afluencia de extranjeros.
Los inhibidores de frecuencias pueden provocar fallos en las comunicaciones.
Las medidas de seguridad y el difícil acceso hacen que perdamos clientes. Alguna gente es reacia a venir a desayunar con un cordón policial y de seguridad como el que hay estos días en Granada.
De Armilla a la Alhambra: todos los cortes de tráfico por la cumbre. (Planos)
Las limitaciones para la movilidad de los vehículos particulares y aparcamiento en las distintas zonas de la ciudad comenzaron ayer.
Servicios de lujo con coches VTC de 120.000 euros para la cumbre de Granada. Más de 50 conductores llegan hoy de otras ciudades andaluzas, mientras el sector del taxi se muestra pesimista ante las calles cortadas y las paradas suprimidas.
En resumen: Pros y contras de una cumbre europea en una ciudad pequeña. Pero es que esto no es ninguna novedad, pues hace muchos años, nada menos que 497, ya hubo otra cumbre europea en nuestra ciudad convocada y presidida por el emperador Carlos V, como bien nos explica el historiador y catedrático de la UGR, Francisco Sánchez Montes, en este artículo de José Antonio Muñoz, que hoy publica también IDEAL.
Hace poco, intenté buscar en mi casa
algo que hace muchos años que no veo y no lo encontré, pues debí
cambiarlo de donde había estado y ahora no recuerdo donde lo puse.
Esto es algo que me fastidia mucho, pues me obliga a sacar cosas de
los armarios, que luego hay que volver a meter y ya sabéis lo que
pasa en estos casos: que, curiosamente, luego no caben en donde
estaban. Entonces, me pasó por la cabeza que en las casas debería
haber un buscador como Google al que se le pudiera decir, por
ejemplo, cubiertos y el buscador nos señalaría el cajón de
la cocina, el armario donde están los de las fiestas
y...¡Tatachán!... los que yo estoy buscando. Unos días después,
comenté esto con un amigo y me dijo escuetamente: Inteligencia
Artificial.
Y así es. La IA está aquí, ha
llegado, pero yo, personalmente, siento el vértigo de no saber lo
que es ni lo que puede abarcar. Ignoro sus inconvenientes y sus
ventajas, lo ignoro todo respecto a ella y, por tanto, me es imposible emitir un juicio sobre si es buena o mala. Nunca pude
opinar sobre lo que no conozco y, en este caso, no conozco
absolutamente nada. Nada de nada. Como la mayoría de nosotros,
supongo.
¿Que
pensabais? ¿Que os librabais este verano de tangos? Pues me temo que
no va a ser así, pues el año pasado se me quedó algo pendiente.
Sí,
el verano pasado me tiré mes y medio (nada menos) poniendo vídeos y hablando del tango y de los que lo bailan, pero, sin embargo y lo
confieso ahora, me ha quedado una espina clavada, más bien un
remordimiento, por no haber mencionado siquiera a una de las parejas
más aplaudidas desde hace mucho tiempo: Mariano “Chicho”
Frúmboli y Juana Sepúlveda. ¿Por qué hice eso? Os lo voy a
explicar en un acto de contrición.
En
primer lugar, el tal Chicho me cae gordo, porque he leído
entrevistas en las que pone fatal al resto de milongueros. Viene a
decir que todos lo hacen mal y él solito lo hace bien.
En
segundo lugar, hay veces que “maneja” a Juana como si fuera una
muñeca.
Y,
en tercer lugar, tiene el atractivo de un semáforo. En eso, es la
antítesis de Fernando Jorge. A mi juicio, claro, que siempre será
parcial.
Pero
como soy consciente de la injusticia cometida, voy a tratar de
olvidarme de lo malaje que es el tío y a centrarme en lo bien que
baila y el estilo tan personal que tiene.
Y
como muestra y para que lo conozcáis, aquí está con Juana bailando
una de sus piezas estrella, de la que se pueden encontrar multitud de
vídeos y no veréis dos iguales, pues esa es una de sus
características: se adaptan a la música como ninguna pareja, por lo
que dependen siempre de la versión de la música y de su ejecución.
Con vosotros, Chicho y Juana, en 2014, en una versión muy canyengue
de Milongueo del ayer, de Abel Fleury.
A
continuación los vemos en Tal como soy (Milonga para una armónica)
de Hugo Díaz, de la que hay también muchas versiones, tanto con
armónica como con bandoneón. Esta primera, la original con armónica
del 2017
Y esta muy reciente, de hace unos meses, con el quinteto Beltango y el
bandoneón de Alex
Nikolic.
Otra
de sus milongas favoritas es Quiero verte una vez más de JuanD'Arienzo, que vamos a ver en una versión muy canyengue que les va
como anillo al dedo.
Y,
por último, podemos apreciar como se adaptan a la música de forma
vertiginosa con El Tigre Millán de Canaro en la orquesta de Juan
D'Arienzo
Hasta
aquí, milongas. Pero ocurre que el vals se les da también de
maravilla. El vals criollo, que no es el vienés, como ya vimos el
verano pasado. Atardecer, Luis Alberto Fleitas
Terminamos y estaréis pensando que no los hemos visto bailando tango... pero es que no me gustan. ¿Por qué si son tan buenos en otras cosas? Pues porque son fríos, no hay feeling entre ellos y el tango lo necesita. Otra apreciación personal, por supuesto.
Llevamos lo que va de agosto con el blog que parece “un
entierro de tercera”, con tanta tragedia y tanto difunto, así que vamos a tener
que cambiar de nota y, para ello, nada mejor que un vídeo de Paola Hermosín.
Por si no la conocéis, Paola Hermosín es una chica sevillana,
con todos los estudios de música habidos y por haber, que compone, hace
arreglos, canta y da clases de guitarra. Como guinda, es joven, guapa,
simpática y toca la guitarra como la profesional que es. En su canal de YouTubeencontraréis un montón de vídeos que dan para estar distraídos unas cuantas
horas, además de oír buena música, por supuesto. Yo he elegido este que me
resultó muy divertido, aunque hay otros muchos que igualmente se podrían poner
y que espero que vayáis descubriendo y pasando tan buenos ratos como los he
pasado yo.
En la entrada anterior, vimos como la canción El amor desolado nació a partir de una tragedia. Pero es que la tragedia siguió unida a esta canción, pues unos años después de grabarla Alberto Cortez, la grabó también un cantante de tangos argentino, que empezaba a tener gran éxito y que le incorporó el dos por cuatro con el que ha seguido interpretándose en Argentina. Este cantante, de nombre artístico Jorge Falcón, murió de un tumor cerebral a los 38 años de edad, solo dos después de grabarla.
El 28 de marzo de 1977, Waldo de los Ríos se disparó un tiro en la frente en su casa de Madrid y en su cama, sembrada de fotografías. Era argentino, pero vivía en España desde hacía muchos años y, desde aquí, desarrolló en todaEuropa su carrera de compositor, director de orquesta y pianista. Fue muy criticado por sus "arreglos" de música sinfónica, pero se enriqueció con ellos y era lo que más se le solicitaba.
Yo lo recuerdo en sus actuaciones en Televisión Española, pero no le presté mucha atención porque lo mío entonces eran los cantautores. Cuando murió ya no estaba Franco, pero su sombra todavía revoloteaba por las instituciones y, en la mayoría de la prensa, no se habló de suicidio, sino de que había muerto en su casa repentinamente. Algún tiempo después, dos amigos suyos, Alberto Cortez y José Fernando Dicenta, se unieron para hacerle un homenaje en forma de canción y oímos El amor desolado en la voz de Alberto Cortez, que puso música a una letra de Dicenta. Seguramente no supimos entonces que, tras esa canción tan romántica, había una historia menos romántica, pero igualmente triste, pues que se quite la vida una persona de 43 años siempre es triste. Eso hay que dejarlo para los mayores de 70 que, según las estadísticas, nos llevamos la palma a la hora de “doblar la servilleta” voluntariamente.
De nuevo votando con esta creencia ingenua de que mi voto es decisivo, de que mis papeletas son absolutamente necesarias. Un voto meditado, reflexionado como se reflexiona aquello que puede cambiar nuestra vida y la de los demás. Un voto que, desde que nos dejaron hacerlo, no ha faltado nunca. Y que no faltará mientras pueda llegar al colegio electoral y mientras sea capaz de saber lo que estoy haciendo.
Levanto un poco la voz y lo repito, pero lo indicado hubiera sido decirle:Pues debería hacerlo...
Y es que llevamos ya bastantes años confundiendo oír con escuchar. Tanto de palabra como por escrito, continuamente vemos cómo se dice o se escribeescucharen lugar deoír,siendo dos verbos distintos con distinto significado.
Oíres, según la primera acepción de la RAE,Percibir con el oído los sonidos.
YEscuchar:Prestar atención a lo que se oye.
Por tanto, la recepcionista iba bastante descaminada diciéndome que no me prestaba atención.
Dedicado abisílaba, especialista en palabras, a quien estas cosas le deben chocar aun más que a mí.
Esta historia de Una mirada me ha recordado que, hace ya bastantes años, encontré en una de mis terrazas un gorrión de esos “volantones” que hay en primavera, de esos que apenas saben volar todavía. Esa terraza es estrecha y con un pretil alto de ladrillo soportando la baranda, por lo que se veía que el pajarillo se había posado en la baranda, había caído dentro y no sabía salir de allí. Curiosamente, la madre o el padre (no se distinguir el sexo de un pájaro) se posaba de vez en cuando en la baranda y le piaba como animándolo a remontar el vuelo, pero el bebé-pájaro lo intentaba y no conseguía coger el impulso como para superar la altura de la baranda. Entonces, lo agarré con cuidado con intención de dejarlo en la baranda, pero cuando vi como temblaba, temí que no acertara a volar y se estrellara en el suelo, por lo que volví a dejarlo donde estaba. Pasaba el tiempo y, viendo que no se iba, le puse agua y unas migas de pan, pero siguieron pasando las horas y yo ya no sabía que hacer con aquello, mientras los dos gorriones piaban y piaban. Hasta que se me ocurrió poner algo para que el pajarillo pudiera acercarse a la baranda y de ahí echar a volar, así que busqué por toda la casa y encontré una tabla que coloqué de forma que le sirviera de escalón intermedio y esperé a ver que ocurría. Pasado un rato, me asomé y nada, allí seguía el huésped en mi terraza y su progenitor revoloteando por los alrededores. Pasó otro rato… y lo mismo. Hasta que, cuando ya perdía la esperanza de que el invento funcionara, me asomé y los dos gorriones habían desaparecido. Respiré aliviada, limpié la terraza y, como en aquello de los gatitos, pedí al cielo que no se le volviera a ocurrir a ningún pájaro acercarse por mis terrazas, pues me habían dado el día.
Pues nada, que ya sabréis que Don Google cierra los llamados Álbunes Google, donde están alojadas las fotos de los blogs Blogger desde que cerró Picasa, lo cual supone que, si no cambia de idea, nuestras fotos, las que adornan la cabecera de la entrada y las que muchas veces son lo esencial, se irán a hacer gárgaras. Y sin ofrecernos otra opción, pues podría haber establecido una cuota de pago, como en Flickr, pero no, nos desahucia limpiamente… y a la calle. Podemos emigrar a WordPress o podemos dejarlo sin fotos, solo con el texto, pero yo, personalmente, me estoy planteando cerrar, incluso eliminarlo, pues, por una parte, me siento incapaz de empezar desde cero a estas alturas y, por otra, pienso que esto es el principio del fin, es decir, que lo que pretende Google es acabar con Blogger y BlogSpot, que este es el primer paso y luego vendrá el definitivo.
Y para no darle el trabajo de guardar -y eliminar- otra foto, hoy esto va a palo seco, solo texto. Y usted perdone, Don Google, por la osadía de seguir publicando a su costa.
El sabio asturiano Francisco Grande Covián decía que hay que comer de todo, pero en platos de postre. O sea, nada de atracones, pero comer de TODO. Y TODO es TODO.
Llevamos ya bastantes años que, tanto los medios de comunicación como las personas de nuestro alrededor, nos bombardean con lo de la dieta sana, lo que quiere decir que el azúcar es un “veneno”, las grasas ni probarlas y solo son sanas las hortalizas, frutas y verduras. Y así me cuenta una amiga que hace el cocido con pollo y poco más, una parienta que la fabada con muchas verduras y la sombra lejana de un chorizo y, por supuesto, ninguna prueba nada que lleve azúcar, ni a sus hijos y nietos les permiten la menor chuche. Estuve en un cumpleaños en el que la madre de la criatura agasajada, nos mostró orgullosa la tarta diciendo: Sin lácteos, ni huevos, ni azúcar… Y aquello era incomible, hasta su aspecto resultaba repelente.
Pero bueno… ¿estamos locos o qué? Cualquiera que tenga un poco de sentido común y lea lo que dicen y han dicho siempre los verdaderos expertos, sabe que los seres humanos somos omnívoros, que podemos asimilar todos los alimentos y todos ellos nos son necesarios. Por supuesto que hay incompatibilidades, que una persona diabética no puede tomar azúcar o una celiaca gluten, pero fuera de esos casos excepcionales, que entran de lleno en la patología, cualquier persona no solo asimila bien todos los alimentos, sino que los necesita. Y así, esa azúcar tan venenosa resulta que es el alimento de nuestro cerebro y que nos daña menos que cualquier edulcorante, incluidos los que llaman "naturales" como la estevia, mientras que las grasas nos proporcionan las calorías necesarias, son el vehículo de varias vitaminas y a las mujeres nos regulan las hormonas. ¿Que debemos distinguir entre grasas “buenas” y grasas “malas”? Puede ser, pero sin exageraciones, pues huyendo de esas grasas perjudiciales, terminamos sin ninguna. Así que vamos a dejarnos de tonterías y vamos a comer de todo sin pasarnos en la cantidad, pensando que si los alimentos están en la Naturaleza es porque nosotros los necesitamos.
Y como final, permitidme que os diga que tanto tiquismiquis con la comida me parece una ofensa para los que no pueden comer. Que hay muchos en el mundo, por desgracia, y más cerca de lo que pensamos.
Hoy ha sido el día de la reflexión, ese que yo llamo nuestro día, cuando los políticos tienen ya que callarse y esperar, mordiéndose las uñas, a que nosotros, los ciudadanos, metamos su papeleta en la urna.
Y hablando de urnas, me he pasado el día pensando en las frustraciones que tuve en esta sencilla operación de votar.
Después de unos años de transición que se hicieron interminables, por fin llegó el momento, tan deseado, de elegir nuestras instituciones y nuestros representantes en ellas. Llegó la Democracia, llegó el voto y yo fui, ansiosa y llena de emoción, a meter por primera vez mi papeleta en una urna. Lo había visto en fotografías, en televisión y en el NO-DO, había visto como, en otros países, la gente entraba en unas cabinas y salía de ellas con su voto en la mano, se acercaba a la mesa y allí tenía lugar ese momento mágico en el que lo introducía en la urna, algunas veces con dificultad por el tamaño de la papeleta.
Y llegó el día y la hora. Con el DNI en una mano y el sobre en la otra, entregué mi DNI al presidente de la mesa, él leyó en voz alta mi nombre y yo me dispuse a meter mi voto en la urna. La mano me temblaba, toda yo temblaba de emoción... cuando el presidente de la mesa me arrebató el voto y lo introdujo en la urna. Él, no yo. Me enteré entonces que Spain is different hasta en eso, que aquí no nos estaba permitido ese gesto tan simple, que los españolitos éramos todos mancos de nacimiento a la hora de votar. Y así ha sido hasta hace pocos años en que terminó mi lucha para que me dejaran meter la papeleta.
Mi segunda frustración ha sido no formar parte de la mesa, no ser elegida nunca ni siquiera como vocal. Sólo en una ocasión me llegó el nombramiento de suplente de vocal, tuve que madrugar para estar a la hora indicada en el colegio electoral, pero la mesa se completó y yo volví a mi casa después de haber votado. No han vuelto a llamarme y ahora ya se que, por mi edad, estoy fuera de las listas.
Y como no hay dos sin tres, hoy voy a recordar a otra persona
que ya no está: Juan Alfonso García.
Cómo en el caso de Guillén, lo conocí, pero no tuve trato
personal con él. Era hermano de una compañera de Teología que un día llegó a
clase acompañada por él y me lo presentó. Hablamos un poco y, a partir de ahí,
me saludaba cuando nos cruzábamos por la calle. Incluso me parece recordar que
alguna vez coincidimos en alguna parte y volvimos a hablar, con gran
satisfacción por mi parte, que me sentía orgullosa de conocer a alguien tan
notable.
Por eso hoy -y ya que estamos en racha- quiero recordarlo en
su aniversario con este vídeo de una de sus composiciones más conocidas.
Varias veces he dicho (plagiando a Manuel Alcántara) que hay personas que se mueren y otras que se nos mueren. Y José Antonio Mesa se me murió hace unos días. Así, sin avisar y sin que nadie me avisara, el algoritmo de Google me colocó delante su imagen el 29 por la noche, cuando me disponía a dormir. Debajo, la firma de Francisco Gil Craviotto y un texto que hablaba de lo que no quería leer, de que José Antonio Mesa ya no estaba con nosotros. Y todo se oscureció. La pantalla del móvil, la habitación… Recordé la última vez que hablamos al felicitarnos para San José y la última vez que nos vimos, cuando me regaló, dedicado, su libro sobre José María Carulla, del cual le prometí una reseña en este blog y no fui capaz de escribirla. Ahí tengo el libro lleno de papelitos señalando páginas y de notas dentro, encaminadas a una entrada que nunca fue.
Lo siento, de verdad, José Antonio, siento mucho no haberla escrito, pero yo tengo mis limitaciones y tu libro las sobrepasaba. Como me sobrepasabas tú. Eras mi “archivo viviente”, te preguntaba todo lo que no sabía. Cuantas veces me sacaste del apuro de una pregunta en este blog que yo no sabía contestar… Un correo, tu rápida respuesta… y a presumir de conocimientos ante mis lectores.
Tu panegírico se lo dejo a Paco y a todos los que han escrito antes que yo. Solo voy a añadir que, por encima de todo, de tu sabiduría, de tu cultura, de tu educación, tu respeto y tu saber estar, fuiste una Buena Persona, un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y un amigo de los que no se olvidan fácilmente.
La paz es tuya ya, descansa en ella y no te olvides de los que aun seguimos aquí.