26/7/16

La otra cara de la guerra






     Un oportuno comentario de unjubilado en la entrada anterior, supuso un giro al tema que estábamos tratando de una forma tan negativa, olvidando que también durante aquella guerra cruel se dieron innumerables casos de solidaridad y de ayuda de personas de un bando hacia los del otro. No todo fue odio entre rojos y azules, muchas personas siguieron pensando que todos eran españoles, eran hermanos, y aunque la situación los hubiera colocado en distinto bando, no olvidaron su parentesco, su filiación. Yo conocí muchos casos que nos contaban de niños, supongo que para mitigar la visión negativa que teníamos de los años pasados, para que creciéramos sin odio ni rencor, para que olvidáramos un país dividido en dos bandos.

     Pero no voy a hablar de estos casos que conocí, sino de algo concreto que ocurrió en mi familia.

     Poco antes de la guerra, la empresa en la que trabajaba mi abuelo lo destinó a una ciudad cercana y allí se fue con toda la familia, quedando mi madre, que era la única casada, sola aquí con mi padre y conmigo recién nacida. Pero estalla la guerra y esa ciudad y Granada quedan en distinto bando, totalmente incomunicadas y, por tanto, mi madre sin saber nada de su familia ni ellos de mi madre. Un mes y otro, un año quizá. Hasta que el ingenio o la necesidad de tantas familias separadas buscan un modo de comunicarse a través de personas que se prestan a ello. Y así mi madre escribe una carta dirigida a su padre, esa carta se mete en otro sobre más grande y se envía a una persona en Argentina, esa persona la recibe, saca el sobre que lleva en su interior con unas señas, le pone unos sellos, lo envía, la carta cruza el charco de nuevo y llega a mis abuelos, que se enteran de que su nieta ya anda  y hasta ven una pequeña fotografía de una niña gordita y sonriente. Luego mis abuelos siguen el mismo sistema y, pasado el tiempo, mi madre sabe que están todos vivos aunque pasando muchas calamidades. Como se puede suponer, aquello era tremendamente lento y podían pasar muchos meses entre que la carta se enviara y llegara la respuesta, pero gracias a eso las familias se comunicaron mínimamente y pudieron saber los unos de los otros hasta que aquel infierno acabó. Muchas veces me he preguntado que persona de Argentina sería la que hizo posible esto en el caso de mi madre y he pensado que quizá mi simpatía por ese país venga de ahí. 

18/7/16

80 años



     18 de julio. 80 años ya de aquel día que en España se desencadenó un infierno de terror y sufrimiento. Cuando escribo esto todavía no he leído lo que se ha publicado en otros blogs, en la prensa o en ese avispero que son las redes sociales, pero tengo en mi memoria uno de esos textos que guardo en libretas perdidas por los cajones y que no necesito consultar. Pertenece a un relato –cuento se le llamaba entonces- de Francisco Alemán Sainz titulado La guerra empezó ayer tarde, es su principio y dice así: 

Cuando pisó la calle llegó el miedo. Se dice “llegó el miedo” y parece que no se ha dicho nada o que se ha dicho todo. Pero dentro de la cabeza las cosas tienen otro destino. Crecen aisladamente, como islotes. 

     Ese miedo duró tres largos años y dejó su huella en los que lo vivieron, en sus hijos y los hijos de sus hijos. Dicen que son necesarias dos generaciones para superar una guerra civil. Yo no lo se, no se el tiempo que tardaremos en superar y olvidar el horror de aquellos años. Solo quiero por mi parte añadir otro texto guardado en la memoria

Isaías, 11,6-9

     Habitará el lobo con el cordero
        la pantera se tumbará con el cabrito, 
     el novillo y el león pacerán juntos:
        un muchacho pequeño los pastorea.
     La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas;
        el león comerá paja con el buey. 
     El  niño jugará en la hura del áspid, 
        la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. 
     No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo: 
        porque está lleno el país de conocimiento del Señor, 
        como las aguas colman el mar. 

     
     Desde el fondo de mi corazón: PAZ. Paz para todos. Como las aguas colman el mar.

12/7/16

Carmen de Icaza



Imagen tomada de Wikipedia


     Carmen de Icaza está considerada un escritora de novela rosa. Y lo es. También una escritora franquista y quizá lo es… pero menos. Es cierto que trabajó en Auxilio Social, pero hay que tener en cuenta la época y que esa era una forma de ayudar a los demás como puede ser ahora hacerlo en el Banco de Alimentos o en el comedor social de cualquier ONG.

     Pero dejando aparte su filiación política, que en sus libros no recuerdo que apareciera, lo cierto es que fue la escritora de mi adolescencia, cuando los cuentos habían quedado muy atrás, y las novelas de aventuras tipo Salgari con que los sustituí creo que me las había leído todas. Además, había entrado ya en mi vida el romanticismo y estas novelas cumplían a la perfección lo que se esperaba de ellas: algo “blanco”, romántico, de amor, pero sin sexo o con un sexo muy poco explícito. 

     Me he puesto ahora a buscarlas y debe ser que las di o que las leí prestadas, pues no encuentro las que más recuerdo, pero sí se que, ya en la madurez, repasé algunas y me di cuenta de que tenían una prosa muy digna, estaban muy bien escritas, incluso su desarrollo, sus descripciones y su forma de dialogar podrían equipararse a los mejores escritores. ¿Por qué se dedicó entonces a este tipo de narrativa? Pudo haber sido una escritora importante, podía estar ahora en las bibliotecas o en los sitios de descarga de libros y, sin embargo, se ha quedado en eso: una escritora franquista de novela rosa. Y a mí me parece injusto, que queréis que os diga.
  

3/7/16

Dar


     Yo tenía antes la costumbre –que no he perdido del todo- de guardar párrafos,  frases y fragmentos de poemas de los libros que iba leyendo y hay por mis cajones varias libretas pequeñas llenas de textos de ese tipo. Algunos no tengo ni que consultarlos, pues me los se de memoria y uno de ellos es este de Carmen de Icaza, una escritora poco valorada, pero que creo merecería que algún día le dedicáramos más tiempo. 

     Pertenece a su novela Soñar la vida y dice así: 

¡Cielos! ¡Poder dar! ¡Poder dar cuando lo que se da es recibido con fervor y ternura! ¡Dar no ya a cuentagotas en un esfuerzo pobre y gris que nadie reconoce, sino a chorro limpio! ¡Arruinándose en un loco impulso de generosidad, sin tacañerías, egoísmos y regateos, que envilecen al que aporta y al que recibe!

     La cita es textual y tiene demasiados signos de admiración para mi gusto, pero a lo que vamos es a lo que expresa y eso lo comparto totalmente. Comparto que muchas veces disfrutamos más dando que recibiendo y que, incluso, necesitamos dar para seguir vivos, para seguir sintiendo que aun tenemos un sitio en esta vida.