28/12/20

Donde dije digo...

  



      Como rectificar es de sabios y, además, me gusta compartir con mis visitantes/amigos tanto lo bueno como lo malo, quiero dejar aquí constancia, con cohetes al viento, de que lo que predije en la entrada Reuniones en pandemia, ha resultado ser completamente distinto. El día de Navidad tuve el honor de sentarme a la mesa de un amigo y sus hijos, que me hicieron sentirme en familia (lagrimita emocionada) y el próximo jueves, la próxima Nochevieja, compartiremos la mía. Dios mediante y si el virus no lo impide.

      Y que conste que, a pesar de ser 28 de diciembre, esto no es una inocentada.


24/12/20

Navidad en pandemia





      Para una Navidad extraña, un villancico extraño, de un autor del que lo que menos se puede esperar es una tierna canción de Navidad. Tierna y humorística, llena de ironía y de doble intención. 

      Con ustedes, Bertolt Brecht y su villancico, traducido por J.Luis Gómez Toré


          LA NOCHE BUENA

          Antes de la noche, el día en que Cristo

          a este mundo nuestro como un niño vino

          fue un día duro, gris y sin sentido.

          No tenían sus padres un alojamiento.

          Por ello temían por el nacimiento

          que para esa noche ellos preveían:

          cayó el parto en la estación fría,

          mas todo salió a las mil maravillas.

          Era aquel establo que por fin hallaran

          cálido, con musgo entre tabla y tabla.

          La tiza en la puerta dice que el establo

          huéspedes tenía y estaba pagado.

          Así fue al final una noche buena:

          el heno mejor de lo que creyeran.

          La mula y el buey su sitio ocuparon:

          todo ha de marchar como está mandado.

          Un pesebre de mesa pequeña sirvió.

          Un criado, oculto, un pez les llevó

          (pues con el gran Cristo fue entonces preciso

          obrar con astucia y mucho sigilo)

          pero aquel pescado resultó excelente

          y por todos lados su aroma se extiende.

          Del marido ahora se ríe María,

          tan preocupado como parecía.

          Se levantó viento al anochecer

          y no fue tan frío como suele ser:

          una brisa cálida casi se ha tornado,

          caliente, el establo; el niño, tan guapo.

          Y ahora sí no falta apenas ya nada:

          ¡los Reyes Magos que a las puertas andan!

          María y José contentos estaban.

          Muy contentos pueden al fin descansar.

          El mundo por Cristo no podía hacer más.


15/12/20

Reuniones en pandemia




      No se habla más que de las reuniones familiares esta Navidad. Que si de seis, que si de diez, que si incluimos a los allegados, que si los mandamos a tomar viento… Y a mí se me ocurre pensar que, por muchas restricciones que haya, por mucho que limiten las personas y las denominaciones, no va a afectarme. Ni el número de personas, ni los desplazamientos... nada. Si llego a entonces, mi Nochebuena y mi Nochevieja, mi día de Navidad y el de Año Nuevo, serán exactamente como vienen siendo desde hace 26 años. O sea, que yo llevo 26 años de pandemia. Que se dice pronto...


           Nuestras vidas son los ríos 

      que van a dar en la mar, 

            qu'es el morir; 

      allí van los señoríos 

      derechos a se acabar 

            e consumir; 

       allí los ríos caudales, 

      allí los otros medianos 

            e más chicos, 

      allegados, son iguales 

      los que viven por sus manos 

            e los ricos.

 

6/12/20

Tradicional picaresca española




      Llevamos ya nueve meses de pandemia y, a lo largo de ese tiempo, más de una vez hemos tenido que preguntarnos que ocurre en nuestro país para que estemos llevando esto peor que nadie. Nos lo hemos preguntado nosotros y hasta media Europa, sesudos científicos que han estudiado las posibles causas de que el virus circule en la piel de toro como Pedro por su casa. ¿De verdad no lo sabemos?

      Llevo dos fines de semana que, a partir del jueves, en el super se ve un porcentaje muy alto de carros cargados para preparar una fiesta domiciliaria. Botellas de licor, litronas, cocacolas de dos litros, vasos de plástico… Las apariencias no engañan ni tampoco las conversaciones de los que miran estanterías para llenar el carro. 

      Pero no vamos a hablar hoy de los jóvenes, sino de personas de cualquier edad. Personas que circulan entre provincias y municipios con salvoconductos falsos, que retuercen las leyes para conseguirlos, que recurren sin problemas a pillerías de todo tipo para ir donde quieren ir, a pesar de los confinamientos. Citas particulares para Urología firmadas por un otorrino, depilaciones y manicuras convertidas en tratamientos dermatológicos por arte de magia, censos en distinta población de donde se trabaja y se tiene el domicilio, vecinos que viajan a su segunda vivienda no se sabe como… 

      Mientras, cientos de personas, miles, han muerto, mueren y seguirán muriendo en soledad. Mientras, cientos de personas, miles, pasan por un infierno en la UCI, boca abajo y con un respirador durante meses. Mientras, cientos de personas, miles, quedarán con secuelas para el resto de su vida. 

      ¿Dónde está la conciencia? ¿Dónde nos la hemos dejado en este país?