31/1/16

Creímos que todo estaba...






         Creímos que todo estaba
         roto, perdido, manchado…
         —Pero, dentro, sonreía
         lo verdadero, esperando—.
 
         ¡Lágrimas rojas, calientes,
         en los cristales helados...!
         —Pero, dentro, sonreía
         lo verdadero, esperando—.
 
         Se acababa el día negro,
         revuelto en frío mojado…
         —Pero, dentro, sonreía
         lo verdadero, esperando—.

Juan Ramón Jiménez.  (Tomado de «Rosas de septiembre», en Olvidanzas, 1906-1907)


     Me gusta Juan Ramón Jiménez y lo he leído bastante, pero siento no estar de acuerdo con él en este poema, ya que a lo largo de mi vida, siempre que he creído que algo estaba roto, perdido y manchado… efectivamente lo estaba. Y no había nada verdadero esperando para poder sonreír.

24/1/16

Al alba



Foto cedida amablemente por Landahlauts

     El jueves, día 22, actuó en concierto en Granada Luis Eduardo Aute y cantó Al alba, una de sus canciones más antiguas y una de las mejores. Yo no estuve en el concierto, pero un amigo me ha contado que había muchos jóvenes entre el público y me pregunto si estos jóvenes, que no habían nacido cuando se escribió esa canción, saben su historia y si, en el caso de que la hayan leído, serán capaces de captar de verdad lo que fue la noche que tan poéticamente describe Aute.

     Como sabéis, esta canción la escribió en protesta por las ejecuciones llevadas a cabo el 27 de septiembre de 1975 por un régimen y un dictador agónicos, que morían matando. Pero no voy a entrar a juzgar si aquellos hombres eran culpables ni a iniciar un debate sobre la pena de muerte. Solo quiero recordar lo que fue aquella noche para muchos de nosotros, los de entonces, que seguimos siendo los mismos aunque peinemos canas. Como el autor, por supuesto. 

     Cuando ya se vio que no había remedio, que el gobierno de Franco estaba decidido a ejecutarlos, a pesar de las protestas y de la campaña internacional que presionaba, circuló entre nosotros la consigna de que aquella noche había que pasarla en vela. En grupos o individualmente, pero había que velar, rezando para que llegara el indulto en el último momento como en las películas americanas. Pero no llegó. Los dictadores no habían visto esas películas y dormían plácidamente en sus camas, satisfechos del deber cumplido. Mientras, muchos vimos amanecer sabiendo que aquella luz apagaba cinco vidas.

     Hoy, cuando esa canción se canta como una canción bonita más, como una canción de amor, quiero recordar que no lo fue, que fue terrible porque terribles y trágicos era los momentos. Momentos que ahora hemos olvidado en este afán de borrar la Historia, de banalizarla, de reescribirla.         

17/1/16

La Historia -siempre- se repite



Imagen tomada de IDEAL.es

     Sabéis que no me gusta mucho tratar aquí temas políticos, pero este no lo es aunque vayamos a hablar de políticos, sino que es más bien sociología de vía estrecha, a la que soy tan aficionada, o también memoria histórica.

     Y me voy a referir al revuelo que se ha armado estos días con la sesión constituyente del Congreso tras las elecciones, al show de Bescansa y su bebé lleno de lazos, a las rastas de uno y la ropa informal de “los nuevos”. Pero resulta que viendo todo esto en la tele y leyendo prensa, me digo: Esto ya lo he vivido. Y así es.

     En las primeras Cortes Generales de la Democracia, aparecieron en el hemiciclo las chaquetas de pana de socialistas y comunistas, las camisas de cuadros y el sincorbatismo, y se armó el mismo revuelo que ahora, la misma expectación. Comentarios en los periódicos, la gente en la calle que hablaba de que eso no era forma de estar en el Congreso y Emilio Romero diciendo sorprendido en su columna que Felipe González hablaba bien, en gitano, pero bien. O sea, en andaluz, que al parecer era un idioma extraño en la Carrera de S. Jerónimo.

     Pero pasó el tiempo, las chaquetas de pana se les fueron quedando estrechas, las camisas de cuadros demodés y pasamos a ver trajes y corbatas. Y hasta Camacho, “el metalúrgico de hierro” abandonó los jerseys gruesos de cuello alto que le tejió su mujer para no pasar frío en la cárcel.

     ¿Qué quiero decir con esto? Pues que si la vida me da margen, estoy segura de que veré a Coletamorada con traje oscuro y corbata, igual que ya he visto a Ada Colau acompañando a la Preysler con una ropa tan formal y tan de vestir que no creo que la llevara así ni en su boda. 

     Al tiempo.

      

9/1/16

Niños





     En la mesa de al lado de la cafetería, había una pareja con una niña rubia, gordita y sonrosada de unos 4 o 5 años. Le habían pedido un zumo, pero lo probó y dijo que lo que quería era una coca cola. Mientras, había aparecido un paquete de almendras que repartió por la mesa jugando, luego uno de ganchitos que no le gustaron porque eran blancos y ella los quería de color naranja, una gran bolsa de palomitas, gominolas, un chupa-chup y por fin la coca-cola, de la que bebió un sorbo y rechazó también.

     No se por qué –o sí lo se- me vinieron a la memoria esos niños africanos famélicos, llenos de polvo y moscas, que quizá en su vida tengan ocasión de tomar un zumo, ni una coca-cola fresca, ni ganchitos de colores, ni gominolas, ni….


1/1/16

Año Nuevo





     Esta costumbre de colocar la fachada de mi Ayuntamiento  para felicitaros el Año Nuevo, está en un momento en que no es todavía una tradición arraigada e indiscutible -como pueden ser las uvas o las campanadas- y se queda en una pesadez. Pesadez para vosotros, que veis lo mismo año tras año, y también para mí, que tengo que resistir la tentación de poner la foto de hace tres años, ya que nadie iba a notarlo, y encaminarme a la Plaza del Carmen pasando frío (no mucho este año), esperar entre gente que hace cola para ver el belén a que los barandas que nos administran se decidan a encender las iluminaciones,  buscar la loseta donde se que me tengo que colocar y enfocar con suficiente cielo por encima del caballo como para que luego me quepa un luminoso


¡FELIZ AÑO NUEVO!