25/5/21

E. B. (El pasado)



      Cuando ya tienes más pasado que futuro -y que presente- el pasado es importante, pero resulta que el pasado son las personas que formaron parte de él y cuando esas personas desaparecen, el pasado desaparece también. Cada persona que se va se lleva un trozo, aquel con el que está relacionada, en el que fue protagonista o sujeto pasivo, da igual, y al final, cuando se van todas, nos quedamos sin pasado. ¡Y que vacío tan grande entonces! Miramos atrás y no hay nada, es como si todo lo vivido no fuera real, como si lo hubiera vivido otra persona, la persona que fuimos cuando ese pasado era presente. Y que también se ha ido para no volver.

 

21/5/21

Multitud de pueblos (Gn. 17, 4-8)




      Hace muchos años, cuando la primera Intifadah, asistí a la conferencia de un amigo de entonces, que se definía a sí mismo como “israelita viviendo en Granada y granadino con casa en Jerusalén”. La conferencia se impartía en el Centro Cultural de una institución religiosa cristiana, con una sala pequeña y un grupo de personas asiduas, que casi todos nos conocíamos.  Por eso, al llegar varios chicos desconocidos, alguno con la “kufiyya”, los miramos con extrañeza y el conferenciante, Ariel Schiller, nos dijo: Son los representantes de Al Fatah en Granada. Pensé, entonces, en la que se podía liar, ya que el tema de la conferencia era precisamente la Intifadah, pero Ariel habló sin problemas, con ellos en un respetuoso silencio, y solo en el coloquio final intervinieron para aclarar algunas cosas que no habían entendido o no estaban de acuerdo. Hubo un diálogo entre Ariel y ellos, los demás los oíamos con interés, pero casi sin intervenir, y llegó un momento en que los palestinos y Ariel Schiller llegaron a la conclusión de que tenían más coincidencias que divergencias.  Y todos nos fuimos con la sensación de que, a nivel de calle, el problema entre Israel y Palestina era fácil de solucionar.  Incluso, en ese vídeo del enlace, que es muy posterior, Ariel habla también de la convivencia en Jerusalén y muchas veces nos contó personalmente que para él no existía la línea de separación entre judíos y palestinos, que tenía amigos en las dos zonas y la cruzaba continuamente.

      Pero han pasado muchos años de todo esto y el problema sigue. ¿Por qué? ¿A quién le interesa que todo permanezca igual? Por supuesto que a los que mueren bajo los escombros de su casa no.



15/5/21

Regreso al pasado

 

      

      ¿Recordáis esta entrada? No tiene nada de particular ¿verdad?  Pues resulta que ha pasado por la censura, aunque finalmente ha obtenido el nihil obstat.

       Recibo un correo de Blogger que lleva por título:  Tu entrada “Día de la Mujer” se ha restaurado.

Y dice así:

Hola:

    Hemos vuelto a evaluar la entrada "Día de la Mujer" para comprobar si cumple las normas de la comunidad https://blogger.com/go/contentpolicy.

Después de revisar la entrada, la hemos vuelto a publicar. Puedes acceder a ella en http://el-macasar.blogspot.com/2021/03/dia-de-la-mujer.html.

Un saludo,

    El equipo de Blogger

      Sigo el enlace, pero “esa página no existe”. O sea, que la entrada ha desaparecido, no la han restaurado… o vaya usted a saber donde está. A todo esto, estoy en el móvil y no tengo acceso a mis documentos, a los borradores de las entradas, por lo que no tengo ni idea de lo que pudiera haber de pecaminoso en esa. Vamos, que ni siquiera recuerdo de que iba la cosa, así que enciendo el ordenador, vuelvo a comprobar que en marzo me falta una entrada, más o menos por el día 8, y consigo encontrar el .doc donde la escribí, cosa nada fácil en el caos que últimamente es mi portátil. Pero sigo sin entender por qué han dudado de su “normalidad” y sigo sin saber donde ha ido a parar. Menos mal que, en un rasgo de lucidez, se me ocurre mirar en las “tripas” del blog y la encuentro entre las entradas, pero con su letrerito naranja de Borrador. ¡Eureka! (¡La encontré!) Los señores de Blogger me la han metido cuidadosamente en borrador para que no se pierda y ya no tengo más que publicarla de nuevo. Y ahí está… hasta el momento, porque si levantó la alarma de la censura entonces, puede ocurrir de nuevo.

      Lo que me lleva a recordar tiempos pasados, multicopias clandestinas en “folio revolucionario”, octavillas verdosas sucias de tinta por las prisas, la “vietnamita”…


8/5/21

La cuesta


Cuesta arriba


Cuesta abajo

     

      En Granada hay una calle que se llama Recogidas y que es el camino más habitual para ir de mi casa al centro, a Puerta Real (en nuestro idioma Puertaral) Se llama así porque antiguamente estuvo ahí el Beaterio de Santa María Egipciaca, donde internaron a Mariana Pineda antes de llevarla al patíbulo. Este convento, fundado en 1594 por el arzobispo Pedro de Castro, acogía a prostitutas con el fin de ayudarlas a cambiar de vida, por lo que también se conocía como Beaterio de las "recogidas" (o “arrecogías”, como las nombra Martín Recuerda en su obra “Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca”) y, al parecer, en tiempos de Mariana Pineda, acogía también a presas políticas.

      Como digo, es una calle muy céntrica, muy comercial, llena de tiendas y, en tiempos normales, muy concurrida por jóvenes, que forman corrillos en las puertas de las tiendas, obligándote a sortearlos o a pedir permiso para pasar. Yo he conocido esta calle más estrecha y más corta, pues luego la ensancharon y la prolongaron por lo que entonces era todavía Vega, hasta desembocar en el Camino de Ronda. Y esta calle, desde la mitad más o menos, tiene una suave pendiente, que no la notas más que a partir de cierta edad. Yo recuerdo subirla con mi padre y decirme: Amaina el paso que entramos en la cuesta... Y yo reírme en mi interior porque no notaba ninguna cuesta. Pero, claro, en mi interior, que un padre merece respeto.

      Pasan muchos años, la subo por primera vez con ese amigo joven -al que menciono con frecuencia, pero que, por desgracia, nos lee muy poco últimamente- y llega el momento en que tengo que decirle: No me corras, que vamos en cuesta…  Él se descojona de risa (sin ningún respeto) y yo le digo lo que a Una mirada en la entrada anterior: Ya la notarás, ya. Es solo cuestión de tiempo y de vivir lo suficiente.