28/3/19

El grafiti


      Algunos recordaréis que he dicho muchas veces que no me gustan los grafitis. Y no estoy hablando de esas “firmas” que churretean hasta monumentos históricos, sino de grafitis realizados por artistas auténticos, que han elegido esa forma de arte callejero como medio de expresión. Pues ni aun así me gustan, pues lo mismo que mi padre decía que en una habitación le gustaba “ver pared”, o sea, que no hubiera aglomeración de cuadros, a mí en las calles me gusta ver espacios vacíos donde la vista descanse y pienso que, en ciertos sitios, donde esté una tapia encalada, que se quite el mejor de los grafitis.
      Dicho esto, y como las personas estamos llenas de contradicciones, mira por donde hoy voy a hablar aquí de un grafiti en el barrio de Almanjáyar, que ya mencioné en otra ocasión. Un barrio donde se cultiva "maría" a toneladas, donde los apagones de luz están a la orden del día, en parte por el consumo excesivo de las “plantaciones” y los enganches ilegales a la red, y en parte también porque las instalaciones de Endesa quizá no sean lo que deberían ser. Un barrio en el que se oyen disparos a media noche por los ajustes de cuentas, donde se ven Mercedes y BMV en la puerta de chabolas y a donde van los yonquis del centro a buscar su dosis, ahora más de coca que de “caballo”.
      Pero resulta que este barrio tan degradado, tan marginado, tan condenado por la gente de bien, es también un barrio lleno de gente honrada, de vecinos que trabajan (los que pueden) en negocios honrados y, sobre todo, de gente con corazón. Como nos cuenta Pilar García Trevijano en el periódico IDEAL y yo acompaño con fotos propias tomadas legalmente, para que la UE no se meta conmigo por lo del copyright.

16/3/19

Pepe Guevara




              Todas las tardes en Granada,
               todas las tardes se muere un niño.

      Decía García Lorca en Gacela del niño muerto

     Ya, afortunadamente, no mueren niños todas las tardes, pero sí viejos. Tardes, mañanas, madrugadas… Se mueren viejos, mis viejos, por lo que este blog se está convirtiendo en un obituario continuo. Amigos, conocidos… personas que son parte de mi vida, que son parte de mi pasado. 

      Y ahora le ha tocado a José García Ladrón de Guevara, del que ya hablé aquí y aquí. Se nos ha ido “El Buho” sin avisar. Y los que quedamos, cada día estamos más solos. Uno de esos amigos que se han quedado solos, Rafael García Manzano, ha sacado a la luz un poema que, hace pocos años, le regaló escrito a mano en un folio, después de haber estado hablando "sobre los avances científicos y la longevidad". Rogando su permiso, lo traigo aquí para que mis visitantes lo conozcan.

                       ALGUNAS DELICIAS DE LA EDAD
                       José. G. Ladrón de Guevara

                       Pastillas de noche y día.
                       Artrosis. Tos. Cagalera.
                       Tembleque. Cardiopatía.
                       Colesterol. Pulmonía.
                       La fractura de cadera.

                       La diabetes. La insulina.
                       Que no oyes. Que no ves.
                       El infarto. Y de propina,
                       el pito que desafina.
                       ¡Vaya mierda de vejez! 

      Para esto, mejor irse. ¿Verdad, Pepe?

8/3/19

Día de...



      Me repito. Esto ya lo he dicho muchas veces en tiempo de elecciones, pero esta vez va por otro lado. Me refiero a que nunca dejaré de votar. Mientras pueda ir al colegio electoral, no dejaré de meter mi voto en la urna. Aunque no sepa a quien votar, aunque tenga que taparme la nariz o me arrepienta después. Siempre votaré para no traicionar a las personas que dieron su libertad o su vida porque pudiéramos hacer lo que ahora nos parece tan fácil y que muchos desprecian. Pero, especialmente, para no traicionar a las mujeres, cuya lucha por el derecho a votar fue aun más dura. 

      Y a eso vamos hoy, Día Internacional de la Mujer. Si recorreremos la historia del voto femenino, veremos lo difícil que fue el camino para las pioneras en esa lucha. Fueron criticadas, rechazadas y hasta ridiculizadas. Yo misma recuerdo las fotos en los periódicos de las “sufragistas” que, casualmente, siempre eran mujeres maduras, feas, hombrunas, mal vestidas… desagradables de ver. Y también recuerdo que, cuando una mujer mostraba un aspecto semejante, se decía de ella: “Parece una sufragista inglesa”. 

      Pero ellas abrieron el camino y, por ellas, os pido a las mujeres que votéis, ahora que se acerca una buena etapa de urnas. Votad a quien sea. Derecha, izquierda… Lo que os de la gana. Lo que, libremente, os parezca. Porque sois libres. Somos libres y somos poder. Sí, somos poder, aunque sea, simplemente, porque somos más.