30/11/13

Ginebra y vodka




     No hace mucho, observé en el supermercado como dos chicas muy jóvenes tomaban de las estanterías sendas botellas de ginebra y vodka mientras hablaban de sus cosas e introducían otros artículos en el carro, dando la sensación de que aquello era algo habitual, acostumbrado, normal. Como el supermercado es serio y bien organizado, supongo que al pasar por caja les pedirían el DNI, pero aun así, aun siendo mayores de edad, ¿qué hacen dos chicas de 18 años consumiendo habitualmente esas bebidas de tantos grados?

     He recordado esta anécdota cuando he visto en la prensa que una niña de 13 años ha sufrido un coma etílico estando en clase. Al parecer, había llevado al colegio una botella de agua mineral de medio litro rellena con ginebra y vodka y la había estado consumiendo y ofreciendo a sus compañeras en el recreo.

    ¿Qué está pasando? ¿Tenemos una juventud alcoholizada? ¿Incluso una adolescencia habituada a consumir alcohol en grandes cantidades? Mucho me temo que los botellones están dando lugar a esto y en pocos años pagaremos las consecuencias tanto socialmente como en la sanidad, que tendrá que soportar una población afectada en su salud por el alcohol injerido. 

25/11/13

Los rapsodas




    
      Aunque ahora están prácticamente desaparecidos, hubo un tiempo en que los rapsodas o recitadores llenaban teatros, en donde el público pagaba su entrada y se emocionaba oyendo recitar poesía durante dos horas, unas veces acompañada por música y otras a palo seco. También en los programas de televisión, que podríamos llamar de variedades, era bastante frecuente que, tanto rapsodas como actores,  recitaran poemas, entre los que eran casi inevitables muchos de Rafael de León o La nacencia de Luis Chamizo.

    Y hoy, precisamente, se cumplen 14 años de la muerte en Granada de Manuel Benítez Carrasco, rapsoda y poeta, que llevó su voz y su poesía al otro lado del mar, que vivió allá y acá, hasta que vino a morir en la tierra que lo vio nacer, en el Albaicín de las acacias en el aire que acogió sus cenizas.

     En Historia y Antología de la Poesía Española dice Federico Carlos Sáinz de Robles: Dentro de la lírica del neopopularismo, posee una voz propia, una humildad cálida, un colorido espléndido de gamas y matices. Y añade Antonio Carvajal en el Diccionario de Autores Granadinos de la Academia de Buenas Letras de Granada: El neopopularismo, cuando no directamente folklorismo, de la poesía de Benítez Carrasco puede apreciarse en los temas, el tono y el empleo de estrofas de corte popular, en ocasiones directamente las propias del cante flamenco, aunque también cultivará las estrofas de tradición culta como la décima o el soneto. La poesía de Manuel Benítez Carrasco está concebida ante todo para ser recitada en público, lo que redunda en su carácter eminentemente oral y, en ciertas ocasiones, efectista, que parece buscar el aplauso.

      En 1998 recibió la medalla de Hijo Predilecto de la Ciudad de Granada, en donde una Tertulia Literaria que lleva su nombre tiene como principal objetivo potenciar la difusión y el conocimiento de la personalidad, vida y obra del poeta granadino.


Nota. No he querido incluir en este breve recuerdo la biografía y la obra de Benítez Carrasco porque es fácil encontrar en la Red todo tipo de datos sobre él y multitud de vídeos y documentos sonoros, de forma que quien tenga más interés puede ampliarlo y conocerlo más a fondo.
  

19/11/13

La lucha de clases



     En los tiempos de la posguerra y en un barrio construido cuando la ciudad se fue extendiendo hacia el sur, los niños jugábamos en la calle, pues no había peligro de tráfico ni ningún otro. Solo un peligro en potencia: los niños del Matadero. Un barrio limítrofe de gran pobreza entonces, cuyos niños entraban en nuestro campo de vez en cuando y nos atacaban a mansalva, de tal forma que cuando alguien avisaba de que llegaban se producía una desbandada y cada uno a su casa. ¿Por qué hacían esto? Simplemente porque nosotros éramos los ricos y ellos los pobres, aunque la única diferencia visible era que nosotros teníamos zapatos y ellos sandalias de goma o alpargatas. Nadie tenía mucho entonces, pero nosotros teníamos un plato en la mesa y ellos solo hambre. Claro que esto lo entendí más tarde, pues entonces no podía comprender qué les habíamos hecho a aquellos niños para que trataran de rompernos la cabeza en cuanto nos poníamos a tiro. Yo no conocía entonces otro Marx que Groucho y las teorías sobre la lucha de clases no me quitaban el sueño.

13/11/13

Llamadas




      Recibo la llamada de una entidad financiera de la que me llegan hace tiempo comunicaciones por correo ordinario, a pesar de que nunca he tenido contacto comercial con ella. La que llama es una voz de mujer, educada y profesional, que se identifica y me explica a lo que se dedican, cosa que yo ya sabía por su correspondencia. Pasa entonces a preguntarme si yo poseo productos financieros de los que ellos "venden" y, aunque no me gusta la pregunta, le contesto para no ponerme pinchuda tan pronto. Y entonces llega la ofensiva, pues sin previo aviso dispara:
-¿Puede decirme que cantidad tiene invertida?
Yo acuso el impacto y, pensando que he oído mal, le respondo:
-¿Cómo dice?
Sin inmutarse, me repite la pregunta y yo entonces le contesto.
-La había oído, pero no doy esa información por teléfono.
      Se despide amablemente y da por terminada la conversación. Y yo me quedo con el teléfono en la mano pensando que, si me ha hecho a mí esa pregunta, es porque otras personas se la habrán contestado. ¿Será posible que la gente de esos datos tan sensibles a una persona desconocida y por teléfono? No me extraña nada que haya tantos timos y estafas.

6/11/13

Artesanía




      Me gusta ir a las ferias y mercados de artesanía. Rara vez compro algo, pero me gusta ver los puestos, los artículos y el bullicio que se forma alrededor, pues parece que un domingo soleado de otoño y un mercadillo de artesanía se llaman el uno al otro. Así que, el otro día, veo en el periódico que tocaba mercado artesano y me voy diligente con la cámara en el bolso esperando encontrarme los tradicionales puestos de cerámica de Fajalauza, cajitas de taracea y faroles de cristal y latón. Pero nada de eso, lo que encontré fue… de todo. Lo mismo patchwork  que jabones, ropa de niño tejida, bisutería, mucha bisutería de metal o tela, ropa de mayores que dicen confeccionada a mano, sombreros, cacharritos de madera y cantidades ingentes de productos “ecológicos” (si se puede considerar ecológico cortar mimbre y hacer un cesto)
      Ya de vuelta en casa, se me ocurre pensar si aquello que he visto se puede considerar artesanía y me voy al diccionario de la RAE en busca de información que, por cierto, no me da, pues en este caso los señores académicos han jugado al despiste remitiendo de artesanía a artesano en círculo, sin llegar a aclarar lo que es realmente la artesanía. Y es que parece ser que no lo tenemos claro, que cada cual piensa lo que quiere y la artesanía puede ser tanto la continuación de los trabajos tradicionales, como cualquier objeto que se realiza con las manos sin ayuda de maquinaria. (Definición que nos puede llevar a considerar artesanía la zapatilla de un grifo) Más acertada veo la definición de que es el término medio entre el diseño y el arte, pero tampoco esto encaja con los jabones “artesanales” de aceite de oliva o el pan “artesanal” cocido en horno de leña.
      O sea, que la palabra artesanía se nos ha convertido en una palabra comodín, en una especie de cajón de sastre donde cabe todo y ni siquiera los sabios de la RAE saben donde colocarla.