Estremecido del dolor de Platero, he tirado de la espina y me lo he llevado al pobre al arroyo de los lirios amarillos para que el agua corriente le lama, con su larga lengua pura, la heridilla. (XIII La espina)
Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. (LXVIII Melancolía)
Sí. Yo sé que, a la caída de la tarde, cuando, entre las oropéndolas y los azahares, llego, lento y pensativo, por el naranjal solitario, al pino que arrulla tu muerte, tú, Platero, feliz en tu prado de rosas eternas, me verás detenerme ante los lirios amarillos que ha brotado tu descompuesto corazón. (A Platero, en el cielo de Moguer)
Platero y yo. Juan Ramón Jiménez
12 de diciembre de 1914
Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su médico, le he doblado la mano y le he mirado la ranilla roja. Una espina larga y verde de naranjo sano, está clavada en ella como un redondo puñalillo de esmeralda. ->
ResponderEliminar-> Cantaban los chamarices allá arriba, en la cúpula verde, toda pintada de cenit azul, y su trino menudo, florido y reidor, se iba en el aire de oro de la tarde tibia, como un claro sueño de amor nuevo.
Va a tu alma, que ya pace en el Paraíso, por el alma de nuestros paisajes moguereños, que también habrá subido al cielo con la tuya; lleva montada en su lomo de papel a mi alma, que, caminando entre zarzas en flor a su ascensión, se hace más buena, más pacífica, más pura cada día.->
Hubo un tiempo en que casi me sabía de memoria este libro, de tantas veces como lo había leído, así que cualquier párrafo me suena y se por donde cae.
EliminarEn su centenario es un bello homenaje que le haces. Un libro de obligada lectura.
ResponderEliminarBss
Más que obligada, de gozosa lectura.
EliminarUn buen homenaje al protagonista de ese maravilloso libro en el que destacaste momentos relacionados con ese color que tanto te gusta y que además acompañas muy bien con las fotos de los lirios amarillos.
ResponderEliminarSiempre me llamó la atención la cantidad de veces que Juan Ramón Jiménez menciona en este libro los lirios amarillos y, cuando subí estas fotos a Flickr, busqué unas cuantas citas, pero seguro que hay más.
EliminarTodas las personas que alguna vez conocimos a ese poético Platero juarramoniano, lo hemos buscado en cada burrillo que, con suerte, se ha cruzado en nuestro camino.
ResponderEliminar(Y qué terriblemente triste, a los ojos infantiles, el Platerillo muerto).
Para la niña que yo fui, tan triste como la muerte de la mamá de Bambi.
EliminarTengo que releer a JRJ. Preciosas fotos.
ResponderEliminarYo releí Platero después de muchos años con motivo de esas fotos, que hice en el Jardín Botánico. Están en Flickr en ese álbum y mejor que aquí, pues para el blog las comprimo.
EliminarBeautiful!!! :)
ResponderEliminarThanks and Merry Christmas , Linda.
Eliminarhttp://www.anarkasis.com/platero_y_yo/platero_y_yo.html
ResponderEliminarlo estuve preparando para que se pudiera leer en un móvil en el 2006 concretamente una HTC, y funcionaba..
los dejé sin terminar de arreglar, mis sobrinas se fueron haciendo mayores y ya les aburría, Dentro de otros tantos años, les volverá a emocionar (espero)
Un plateado saludo
¡Que bonito! La pena es que guardamos libros esperando que crezcan los que han venido detrás y, cuando crecen, leen otras cosas... o no leen nada.
EliminarAñado que la edición que yo conservo, la de Losada de 1952, termina en el capìtulo de mi última cita, por lo que los dos últimos capítulos no los leí hasta mucho después y me pareció que no eran tan buenos como los anteriores, que eran como un añadido, que el libro terminaba mejor en la dedicatoria: A Platero, en el cielo de Noguer.
Eliminarestá bien,... desde el cielo de Moguer me ha dicho Juan Ramón, que le ha dicho Platero, que le han dicho las flores charlatanas y rumbosas nubes, que le dedique ese capítulo. Así que,..
EliminarPues menos mal que Juan Ramón no se ha enfadado porque no me gusten esos capítulos... Con lo quisquilloso que dicen que era.
EliminarSe agradece la dedicatoria, por supuesto.
Además de la excelsa sonoridad poética de las palabras "lirios amarillos" hay todo un universo de amarillos en la prosa y poesía de Jimenez. Recordemos aquella "Primavera amarilla"
ResponderEliminarAbril venía, lleno
todo de flores amarillas:
amarillo el arroyo,
amarillo el vallado, la colina,
el cementerio de los niños,
el huerto aquel donde el amor vivía.
El sol unjía de amarillo el mundo,
con sus luces caídas;
¡ay, por los lirios áureos,
el agua de oro, tibia;
las amarillas mariposas
sobre las rosas amarillas!
Guirnaldas amarillas escalaban
los árboles; el día
era una gracia perfumada de oro,
en un dorado despertar de vida.
Entre los huesos de los muertos,
abría Dios sus manos amarillas.
Quizá de ahí le venía a Elena Martín Vivaldi -la poeta de los amarillos- su afición por este color, aunque en Elena es el amarillo de otoño, un amarillo dorado, no el de una primavera radiante como lo describe Juan Ramón.
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