17/7/17

El carro verde





     Otro sábado y otra vez esos dos artículos que siempre me faltan a pesar de haber hecho la compra a mitad de semana. Y otro supermercado, también cercano pero más pequeño, tanto que no hay espacio para encadenar los carros y quien lo lleva lo deja donde puede. Llego a la caja con mis dos artículos en la mano y me encuentro con una señora que protesta porque le ha desaparecido el carro, “un carro verde” repite una y otra vez. Acude el encargado y la otra cajera dice que ella ha visto a doña Menganita irse con un carro verde hace un minuto. El encargado sale corriendo y la alcanza en la frutería de al lado, habla con ella, le saca los artículos, le da el carro verde a su dueña y vuelve al supermercado diciendo a gritos:
    
                                  ¡¡Los mayores nos van a volver locos!!

     Yo le digo:

     -Oiga, que yo soy mayor y no le he hecho nada…

     Se lo digo riendo, pero en el fondo no me ha hecho ninguna gracia.


16 comentarios:

  1. Menos mal que yo tengo un carro rojo y azul.

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    1. El mío es... (espera, que voy a mirarlo)... de cuadros en tonos azules.

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  2. El mío es verde pistacho.
    Pero no son los mayores los que vuelven loco al personal, los que los vuelven locos son las personas que "toman prestados" los carros de los demás que hay mucha gente con un morro que se lo pisan.

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    1. Aquí se trataba de una señora mayor, quizá no muy bien de cabeza, que no se había llevado el carro y pensó que ese era el suyo. Pero el encargado generalizó y consideró que todas las personas mayores estamos en las mismas condiciones. Es una etiqueta que te colocan al llegar a cierta edad y se actúa en consecuencia.

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  3. Qué sutil, el encargado, con semejante apreciación soltada ante la varipinta clientela que incluirá, imagino, una franja de edad amplia.

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    1. Habría que haberle dicho a ese chico que a saber lo que sería de ellos si no tuvieran de clientas esas personas mayores, que van allí porque es lo que tienen más cerca y las pobres no están para ir a otro sitio. Esta debía ser de las que hacen encargos para llevar a la casa y por eso sabían su nombre.

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  4. La memoria y el poco dormir por la caló provocan graciosos sucesos.
    ¿La señora igual pensó que era el suyo?,
    En el centro comercial no hace mucho una abuelilla me empezó a quitar la mercancía de mi carro y la iba poniendo en otro al lado, por la pinta me parecíó una demencia simpática. La dejé hacer, mientras la observaba y le dije,
    - ¿Quiere que la ayude abuela?
    Su hija apareció enseguida de detrás y se excusó luego por ella. Supongo que no tenía dónde o con quién dejarla, o la sacó a dar una vuelta... no se
    Mal no hizo ninguno, acaso que diera con una malafollà y la liara
    Saludos

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    1. Pues la señora podía haberte contestado: Oye nieta… Me he equivocao. ¿Passa algo? ¿Tú nunca te equivocas? Porque ese es el problema. Una persona joven se equivoca y es un despiste, pero una persona mayor hace lo mismo y se parte de la base de que el alemán es su compañero de vida. Y, claro, eso estorba en todas partes y vuelve locos a los encargados de los super.

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    2. Que no es así, ¡que me vació más medio carro! y lo ponía con mucha tranquilidad y bien colocadito en el suyo, (en el de su hija)
      No se estaba equivocando, se lo juro, es que le gustaban más las cosas de mi carro que las del carro de su hija.
      El vino, los postres multipostres, el jamón loncheao, de los botes cogió el melocotón en almibar y los de aceitunas, los demás ninguno, el salmón ahumado y la bandeja de gambas....el colacao los donuts y el chocolate...
      Nada de frutas ni verduras. Le digo yo que sabía lo que quería. (Todo lo que seguramente le tenía prohibido el médico a través de su hija)
      Me acuerdo perfectamente porque los vi salir de una en una y las ví de nuevo volver de uno en uno.

      y me sienta igual de mal lo de agüela pero es ley de vida que el joven se descare con los mayores en que lo suyo es mejor, porque además es así.

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    3. Bueno, pues sí, que la señora no estaba bien y por eso iba acompañada, pero eso no quiere decir que nos tengan que tratar a todas igual y que se generalice diciendo que los mayores somos un problema.

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  5. Cuanta razón llevas. Hay mucha gente despistada sin ser mayor. Van a lo suyo. Que los mayores nos despistemos y nos llevemos los laureles cierto, pero cuando lo hacen los jóvenes se le ríen las gracias.

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    1. Si consiguiera encontrarlo, enlazaría aquí una entrada en la que contaba como en un banco una chica joven había batido el record de despistes e ignorancia ante la benevolencia del empleado, que si hubiera sido yo no hubiera tenido tanta paciencia y hubiera dicho: "Que harto me tienen los viejos"...

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  6. No debemos sentirnos aludidos cuando la gente habla de modo inapropiado y genéricamente, pero está muy bien la lección para esas personas que todo lo extienden como mancha de aceite sin importarle de los demás.

    Un abrazo.

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    1. Inevitablemente nos sentimos aludidos porque nos sabemos incluidos en esa categoría de “mayores”, igual que se sentirían aludidos los jóvenes si el encargado los hubiera nombrado a ellos. Pero, claro, quizá haya que darle las gracias porque usó ese eufemismo en vez de decir simplemente viejos.

      Gracias por la visita.

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  7. Es lo malo de las generalizaciones. Por eso hay que cogerlas con pinzas, porque la posibilidad de error es mayor, pero tampoco es para tomárselo en plan personal. Los "hombres" tienen muchas cosas con las que yo no me siento identificado, y si alguien generaliza con ello no por eso me doy por aludido. Si el encargado lo fuera de una tienda de golosinas o de juguetes se quejaría de niños y de padres.

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    1. No digo que no tengas razón, pero cuando estas cosas te ocurren una y otra vez, terminas por estar harta. Fíjate la de entradas que, en el fondo, son iguales que esta, la anterior sin ir más lejos, siempre es ir tropezándome con la misma piedra.

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