29/4/22

La minifalda


Captura tomada de Bonprix

      

      Esta entrada de En verano - In summer, me ha recordado que hace muchos años, creo que cuando aun no había nacido EL MACASAR, visitaba un blog que no se si sigue, pues hasta he olvidado su nombre y, en una entrada, mantuve con su administradora una discusión absurda, que terminó “como el rosario de la aurora”.

      En esa entrada hablaba de su nostalgia por no haber podido llevar la falda por encima de la rodilla, bailar fuera de las fiestas del pueblo o pasear con el novio cogidos de la mano. Yo le dije que, por esa misma época, yo sí había podido hacer todo eso –y mucho más- sin el menor problema, pues era algo muy normal. Nos enredamos entonces en una discusión que duró varios días, pues ella se empeñaba en sostener que estábamos hablando de distintas épocas y hasta insinuó que yo mentía en mi edad, que aparentaba ser una persona mayor de lo que era. Y yo fui cobarde, pues la discusión terminó sin que me atreviera a decir que de lo que estábamos hablando era de distintos lugares, que no era igual un pueblo de la Castilla profunda que una ciudad sureña y universitaria.

      Afortunadamente, ya no hay esas diferencias y las chicas jóvenes son iguales en todo el país, sea una ciudad, un pueblo o una pequeña aldea. Y, en parte, quizá por eso hay tanta violencia machista, porque ellas han cambiado y ellos no terminan de aceptar ese cambio.


17 comentarios:

  1. Solo te ha faltado mentar aquella canción casposa y machista de Manolo Escobar con el No me gusta que a los toros vayas con minifalda... Fijate que, en todas las épocas, la primera revolución empezaba por las prendas de vestir femeninas, que iban disminuyendo dejando más libertad al cuerpo y convirtiéndose en bandera de la nueva mentalidad de las mujeres que pugnaban por tener un espacio social y personal sin ataduras.
    En un Occidente donde cada vez había más mujeres concienciadas, en España sucedió lo contrario; el nacionalcatolicismo hizo regresar al mujerío al redil medieval y, como tan graciosamente explica Pilar en su post, cuando se llegaba a la edad de florecimiento, se blindaban a los ojos ajenos aquellos cuerpos que se iban desarrollando bajo fajas, sostenes con cazoletas, bragas sobaqueras, fajas comprimiendo hasta medio muslo y todo un conjunto de revoques bajo el vestido que, con la mirada de hoy, no son sino el resumen de la ridícula pacatería de unas autoridades político-morales cargadas de rijosidad.
    A las mujeres, como siempre, les cayó la peor parte, y cualquiera de ellas que se alejaba de la normalidad impuesta, ya se sabe... Fresca o, directamente, putón verbenero; de esas con las que los hombres se refocilaban pero jamás llevarían al altar porque, oiga usted, un hombre como tiene que ser se casa con una mujer decente, no con la que enseña cacho...

    Tuvieron que arribar turistas para que el panorama, al menos el de la vestimenta mujeril, empezara a ser más laxo. Y ahí te doy la razón en cuanto a tu opinión contrapuesta a la de la bloguera, porque en la década de los sesenta la mujer cebolla, sobre todo en las jóvenes, empezó a ser historia y minifaldas y pantalones (hasta bikinis) se hicieron fuertes en los vestidores.

    Estoy de acuerdo, también, en que, por aquellos años, no era lo mismo ir de moderna en un pueblo con presencia de escasos forasteros que en una ciudad. En cambio, no lo estoy en cuanto a que la transformación de la vestimenta influya en la violencia machista de hoy en día, porque se trata de un factor educacional, de prepotencia y masculinidad mal entendida. El maltratador necesita mostrar su superioridad, el poderío del macho y la ropa femenina puede ser tan buena excusa como un tenedor ligeramente torcido sobre la servilleta o la lluvia golpeando los cristales.

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    1. He recordado esto, porque lo que dice Pilar está en contradicción con lo que yo recuerdo, pues Pilar es bastante más joven que yo y, sin embargo, de esos primeros pantalones de los que le hablo tengo una foto del año 55, cuando ella sería muy pequeña o quizá ni había nacido. Claro, que esos pantalones me los hice para ir a Lanjarón, en donde había muchas turistas que los llevaban y, a pesar de eso, tuve problemas con una señora que, en la piscina, me dijo “machote”. A ver si viene Pilar y nos aclara el problema de las fechas…

      En cuanto a lo del machismo, quizá no me he explicado bien. No se trata solo de la forma de vestir, sino de su mentalidad, de que una chica de pueblo ahora piensa igual que una de ciudad y tiene la misma libertad que ella. Y eso se refleja en su indumentaria, pero también en otras muchas cosas. La del blog con la que discutí hablaba de que no podía bailar más que en las fiestas del pueblo y, por esa época, aquí teníamos todo el curso lo que se llamaba “fiestas de Facultad”, que podían ser todos los sábados y teníamos también en las casas las que, más tarde, se empezaron a llamar guateques. Pero es que muy poco después, ya cerca de los 60, había locales para bailar cualquier día, sobre todo en verano y eran sitios a donde íbamos sin ningún reparo, no de mala fama ni nada de eso. Recuerdo concretamente uno donde por la tarde había baile con música en vivo y por la noche, flamenco para turistas.

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  2. La verdad es que no recuerdo cuando empecé a ver la minifalda, tampoco me di cuenta de la posible diferencia entre la ciudad, Zaragoza y el pueblo de mi padre, Bailo, donde a la edad de unos 15 ó 16 años me esperaban como agua de mayo para con un tocadiscos les pusiera música en el local que se utilizaba para granero del pueblo cuando se terminaba de recoger la cosecha y se vendía el excedente. En Zaragoza 6 u 8 jovenzanos también organizábamos todos los domingos un guateque en un local propiedad del padre de uno de nosotros, también mi especialidad era poner música, aunque en ambos casos las muchachas me sacaban a bailar más veces de las que yo hubiera querido, ya que el baile se me daba muy mal. Cuando empecé a trabajar, normalmente cambiaba el turno para que alguno de mis compañeros se fuera al pueblo de al lado, Arcos de Jalón, a alguna discoteca. En aquella época yo era excesivamente tímido.

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    1. En realidad, la minifalda llegó cuando la puso de moda Mary Quant en Francia y eso me cogió a mí ya pasada la adolescencia. Luego ha habido épocas de faldas largas y otras de faldas cortas y ahora es cuando está todo mezclado, pues lo mismo ves una chica enseñando los cachetes con un minipantalón, que otra con la falda por el tobillo. Y me parece muy bien que cada una elija lo que le va y lo que le gusta...

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  3. Vale, no tengo tu edad MP, y vivo en la misma ciudad del sur que tu. Pero.... tuve un padre muy estricto y muy religioso que nos educaba a las HIJAS (no a los hijos) con una severidad tremenda. Solo he contado algunas cosas: hay para casi un libro. Como los bañadores que nos compraban cuando entramos en la adolescencia para mi hermana mayor y yo en un convento de Madrid y que eran carísimos; con tanta tela, ¡no me extraña! Y no nos dejaba llevar pantalones, eso no era propio de señoritas. Conseguí mi primer par, de Tergal, cuando entré en el Instituto a hacer PREU (69-70) después de llevar años suplicándole que me diera permiso. Mas de una vez me hizo volver desde la puerta de la casa a que me cambiara la ropa porque mi falda era demasiado corta o mi vestido muy estrecho. Así que de minifaldas....
    Mi madre no le iba a la zaga. Era la que nos compraba esas fajas y demás ropa interior. Hacían buena pareja.
    No invento nada. Si lees los comentarios de este post en mi blog, habrás leído lo que mi hermana (ROSAL) dice: era justo así.
    Lo del machismo es otra historia. No se cual es la solución, es un problema tan viejo.

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    1. Después de escribir eso, he recordado que una de mis compañeras del colegio más íntimas, vestía de una forma totalmente distinta a la mía pues su familia procedía de un pueblo pequeño y era también muy religiosa y conservadora, así que cuando yo llevaba trajes de tirantes y pantalones, a su madre le parecía escandaloso que las mangas de sus hijas subieran más arriba del codo. Y de pantalones ni hablar, no la recuerdo con ellos hasta que tenía los hijos mayores, pues encima, fue a casarse con un hombre muy buena persona, pero del estilo de sus padres. Pero lo que son las cosas… ahora las dos vamos con manguita corta, no por ética, sino por estética…

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  4. Me ha venido a la memoria la famosa y aberrante sentencia de la minifalda de hace treinta años en la que el juez, aunque imponía una multa por abusos deshonestos al imputado, tenía las santísimas narices de argumentar en el fallo que la víctima había provocado al agresor por su vestimenta.

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    1. Y durante todos estos días, me he estado acordando de que se nos decía que, si un hombre "pecaba" al mirarnos, la culpa era nuestra por no ir vestidas con modestia. Cosa a la que yo me negaba rotundamente y que tengo que reconocer que a mis profesoras del colegio nunca se lo oí.

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    2. Por desgracia, eso que dijo el juez, se sigue diciendo hoy. Cada vez que hay una violación o, incluso, una desaparición o asesinato de una chica, siempre hay alguien que se le escapa decir: "Si no estuvieran en la calle a esas horas y vestidas de esa forma"...

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    3. Precisamente, algo de ese estilo soltó, en una entrevista televisiva, un amigo (¡vaya amigo!) de la chica de Traspinedo encontrada muerta: Que era muy fiestera, fueron sus palabras. Se ve que, siéndolo él igualmente, al tratarse de un sujeto de género masculino, las fiestuquis eran lo propio.

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    4. A mí lo que me duele y me escandaliza es que esas cosas se las he oído también a mujeres.

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    5. Esa actitud es, por desgracia, constante en algunas mujeres. Algunas... Ayer releía una intervención de Macarena Olona y parecía émula de Pilar Primo de Rivera.

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    6. No me nombres a esa señora, que nos va a representar en las elecciones andaluzas... Y, encima, tramposa. Que se ha empadronado en la casa de verano de la playa del cabecilla de su partido para poder presentarse. Andaluza de raza y nación...

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    7. Hace poco he estado hablando de esto con un amigo y le he dicho que la izquierda debería votar al PP, aunque sea agarrándonos la nariz, porque una derecha fuerte, que no los necesite, es la única forma de aislar a esa gentuza. La izquierda no va a pararlos tal como está y los vamos a ver dueños del cortijo...

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    8. No sé yo si esa estrategia... Siempre pueden llegar a un acuerdo postelectoral el PP y el PSOE; a fin de cuentas el PSOE no les ha hecho remilgos a las derechas nacionalistas catalanas y vascas a la hora de llegar a acuerdos. También depende de cómo encaren las elecciones Moreno Bonilla y Espadas, que seguro tienen estudiados todos los supuestos.

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    9. Esa es otra opción, claro, pero resulta más visible y enfadarían a parte de sus "socios", mientras que si lo hacemos los votantes, ellos se ampararán en que lo ha querido el pueblo.

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