Sopló un viento de furia y agitó los carteles
-palabras de esperanza en balcones abiertos-
La tarde estaba oscura, la noche fue cayendo,
llegó un viento de guerra y amaneció despacio
la triste, gris, mañana de los carteles rotos.
Este intento de poema lo perpetré la mañana del día 20 de Marzo de 2003, cuando amanecimos metidos en una guerra que no habíamos querido. Aquella noche llovió, hizo viento y muchos de los carteles que había en los balcones se rompieron. Sirve ahora para expresar la mala conciencia de no haber colgado nuestros carteles para protestar de la guerra en Libia. En estos años hemos roto los carteles, el viento de la vida ha arrastrado el sueño que entonces defendimos de que un mundo mejor era posible.
Firmamos armisticios con la vida y decimos que es paz lo que es solo renuncia y cobardía.
Firmamos armisticios con la vida y decimos que es paz lo que es solo renuncia y cobardía.
En esta ocasión pocas voces se levantan en contra de la guerra, una guerra tan injusta como otras muchas. No se si es porque la gente se cansa de pedir sensatez para que los problemas se arreglen negociando en paz o porque tristemente se creen las mentiras que los políticos nos quieren hacer creer.
ResponderEliminarLa disculpa que dieron para hacer "buena" y "justa" esta guerra de Libia es tan falsa como la que dieron para la guerra de Iraq.
Mal vamos si se sigue por este camino ya que la guerra se está extendiendo como un fuego sin control.
Pienso que debe haber mucha gente con la misma mala conciencia que tengo yo.... si es que son sinceros con ellos mismos.
ResponderEliminarLos carteles se rompieron, y muchas ilusiones con ellos. Somos un mucho más descreídos y ya ni protestamos...beso
ResponderEliminarEn mi caso pienso que la edad nos hace cobardes y conformistas, pero con el rabillo del ojo no podemos dejar de ver la realidad.
ResponderEliminarYo creo que vemos claramente lo que pasa y sabemos que ninguna guerra es justa; por ello nos sentimos mal por no hacer nada, aunque seguimos soñando con que un mundo mejor es posible. Lo que hemos perdido es el empuje de los años mozos.
ResponderEliminarTus versos son muy bonitos e incluso el texto es poético.
Los versos no son buenos, pero cuando los leo me viene a la memoria la tristeza de aquella mañana, cuando me levanté y vi los carteles de mis balcones mojados y rotos, al mismo tiempo que leía en el periódico el principio de los bombardeos sobre Iraq. Fue una sensación de impotencia que no he podido olvidar.
ResponderEliminarY esa sensación continua de impotencia es la que causa el cansancio, ese desánimo del que hablas. ¿En verdad podemos hacer algo ante las guerras más que oponernos a ellas? Y eso de que haya alguna guerra "justa y buena"..., no sé quién se lo creerá, pero los tiempos de las Cruzadas parece que siguen en vigor, siempre disfrazamos la realidad para que el resultado sea más ligero y digerible, como los alimentos y las bebidas para no engorgar.
ResponderEliminarUn abrazo, Senior, siento que tus carteles se hayan mojado y estropeado.
Lo malo es que ya ni siquiera nos oponemos. También entonces sabíamos que no íbamos a conseguir nada, pero al menos ejercíamos el derecho al pataleo. Que ahora... ni eso.
ResponderEliminarHace falta se muy valiente y tener un gran compromiso para no mirar hacia otro lado.
ResponderEliminarAlgunos mueven a su antojo las fichas de ajedrez mientras la mayoría nos conformamos con mirar.
Un beso.
Ser conformista a mi edad entra dentro de lo lógico, pero me duele que los jóvenes lo sean.
ResponderEliminarComparto cuanto dice, amiga mía; pero también es cierto que poco o nada nos emos acordado del pueblo libio mientras estaba bajo la bota del dictador.
ResponderEliminarPD. Debería usted concluir el poema.
Se le cayó la "h" a mi hemos.
ResponderEliminarDesgraciadamente son muchos los carteles que se rompen en alas de una guerra "justa"... siempre que algún estado tenga algo que ganar o vender con esa guerra.
ResponderEliminarPablo Saldaña: Si a eso se le puede llamar poema, se quedó así entonces y me temo que a estas alturas ya no tiene remedio. De todas formas, más que un final lo que necesita es un principio...
ResponderEliminarunjubilado: Quizá eso es lo que nos hace romper los carteles.
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