21/1/15

Emprendedores Made in Spain






     Antes de Navidad os hablaba de una pareja de emprendedores muy jóvenes que habían abierto una panadería cerca de mi casa y me disponía a ayudarles en lo que pudiera para que salieran adelante. Bueno, pues ahora quiero contaros lo que ha venido después.

     Como decía, al principio estaban los dos llenos de sonrisas y de atención a los clientes, pero poco después empezaron a turnarse, con lo que la espera de los clientes en la puerta se aumentó. Pasan unos días más y comprueban que por las tardes hay menos público y, además, parte de los artículos se les han terminado, así que deciden cerrar, mientras el resto de las panaderías permanecen abiertas incluso hasta las 9 de la noche. 

     Llega entonces la Navidad y, con muy buen sentido comercial, empiezan a traer artículos novedosos –y bastante caros- que se los quitan de las manos, a pesar de que, con una sola persona atendiendo, la espera se hace larga. Paso por allí el día 24 a media mañana y me sorprende encontrar la panadería prácticamente vacía, con algo de pan y poco más en vísperas de varios días de fiesta, así que me voy a otra panadería para aprovisionarme. Pero es que vuelvo el sábado, día 27, dispuesta a comprar para el fin de semana y me encuentro con un letrero que anuncia que estará cerrada del 25 al 28, o sea cuatro días de cierre en plena Navidad.

     Si este negocio fracasa y esta pareja se va al paro, se dirá que es la crisis o que tenían demasiada competencia, pero ¿realmente es así? 

14 comentarios:

  1. La crisis se está llevando muchas culpas que no tiene. Es cierto que estamos pasando por tiempos difíciles, pero precisamente es en estas circunstancias cuando hay que poner mas empeño en luchar para que las cosas mejoren.
    Cualquier comercio requiere de mucho esfuerzo para que vaya bien y mas los que acaban de abrir sus puertas que tienen que ganarse a la clientela, pero por lo que nos cuentas esa panadería puede que tenga sus días contados si sus dueños no cambian su forma de trabajar.

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    1. Creo que nos han hecho mucho daño estos tiempos que hemos tenido en los que todo se vendía y el dinero se ganaba con facilidad, pues estos jóvenes han crecido con la sensación de que no hay que esforzarse.

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  2. Ahora nos extraña los horarios de los comercios de los chinos, pero ese es el horario que conocí en el comercio de mi muy lejana infancia.
    Un abrazo.

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    1. Sin llegar a los extremos de las tiendas chinas que no cierran nunca, lo menos que se puede pedir a un negocio nuevo es que no cierre cuando los demás están abiertos a las horas normales del comercio, pues el cliente puede desorientarse si no sabe cuando va a encontrar abierta una tienda y prescindir de ella en sus planes de compras.

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  3. Seguramente pensaré con mentalidad de hace cien años, pero si tuviera que abrir un negocio del tipo que fuera, seguro que le dedicaba demasiadas horas 12, 14, o las que fueran para tratar de sacarlo adelante. Hoy en día y no quiero generalizar los jóvenes, quieren cobrar mucho y trabajar lo menos posible.
    Cuando entré a trabajar en Telefónica estuve en Barcelona haciendo un cursillo y durante un mes cobrando 60 pts diarias, la pensión donde residía me cobraba 55. Siguiendo con el cursillo, fui destinado a Madrid, allí durante 4 meses más, cobré 90, pesetas al día, la pensión de 75 a 85 pesetas, entonces hubo unos cuantos que, especialmente en Barcelona abandonaron y se fueron a trabajar a otros sitios que cobraban entonces algo más.
    Ya fijo me empezaron a pagar 3.485 pesetas mensuales y fui destinado a Salinas de Medinacelli (Soria), donde escasamente me llegaba para la pagar la pensión.
    En la actualidad, creo que pocos jóvenes aguantarían ese ritmo de "ganancias" con pocos días libres, y sin horas extras si el trabajo lo requería (cortes por máquina excavadora en el cable coaxial, averías en la línea de jotas, Madrid-Zaragoza, incomunicación en algún centro telefónico...)

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    1. Mi padre dio clases en un centro oficial durante cinco años sin cobrar hasta que pudo ir a las oposiciones, pero eso ahora no lo hace nadie, aunque esté parado. No hace mucho decía una chica en un periódico que le habían ofrecido un trabajo de enfermera en un hospital de solo dos horas al día, pero lo había rechazado porque no le valía la pena salir de su casa para eso. Lo más probable es que la que sí lo aceptó ahora tenga ya la jornada completa y esa siga en su casa quejándose de estar en paro.

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  4. Nos creemos que todo el monte es orégano y que el dinero llegará sin esfuerzo, por nuestra cara bonita o porque tenemos derecho a ello, y no nos damos cuenta de que el éxito hay que saber ganárselo día a día. Las estadísticas recogen fríos hechos, pero no hacen caso de la falta de actitud. Se le echará la culpa a la crisis, al gobierno de turno, a Alemania, … Cualquier cosa menos reconocer que en muchas ocasiones el fallo está en nosotros.

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    1. Para mí esta pareja de la panadería ha supuesto un desencanto, una desilusión, pues al principio pensé que eran distintos de otros jóvenes que conozco, pero he visto que tienen la misma mentalidad. Y me pregunto: ¿De quien es la culpa? ¿Como hemos educado así a estas generaciones?

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    2. La culpa es de la vida fácil en la que nos hemos criado los que tenemos menos de cincuenta años. No se valora lo que cuesta. Quizás, dentro de unos años estos jóvenes se pregunten cómo les habría ido de haberse esforzado más y cambien de actitud. Quizás no.

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    3. Yo no veré lo que es de estos jóvenes en el futuro, pero confío en que sigan ahí en el presente, pues será señal de que no les va mal. Aunque también es posible que no tengan paciencia para aguantar hasta amortizar los gastos primeros, como ha ocurrido con algunos que han durado meses. El año pasado abrió una fruteria al principio de verano que estaba cerrando en septiembre, cuando empezaba a volver la gente de las vacaciones, de forma que ni siquiera tuvieron tiempo de comprobar si iba bien o mal.

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  5. No parece la actitud más conveniente de quienes viven de una puerta recién abierta... La novedad atrae clientes pero el reto es que se conviertan en asiduos y a esa circunstancia deben dedicar su esfuerzo quienes montan un negocio de cara a la calle.

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    1. Sobre todo en un barrio con muchísima competencia, con supermercados de todas las cadenas uno al lado de otro y tiendas pequeñas a porrillo, que no me explico como salen adelante todos.

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  6. Es arriesgado abrir un negocio, sobre todo si hay muchos que se dedican a lo mismo. La única forma de sobrevivir es hacer algo que te diferencie, o haces pan de mejor calidad, o variedad, o barato, o disponibilidad de horario, o te llevan la compra a casa o...
    Como empieces a no ser fiable para los clientes vas mal.

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    1. Yo creo que una de las cosas que más se aprecian en este momento es el trato que te den en una tienda, dado el mal humor y la falta de amabilidad que impera, pues hay tiendas en las que parece que te hacen un favor vendiéndote.

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