8/1/23

En el super

 

Captura tomada a un vídeo de un supermercado extranjero

      El mismo día de la Nochevieja por la mañana y, ante los dos días de fiesta que venían, me acerqué al supermercado más cercano a comprar algo que me faltaba. Al pagar, le deseé al chico de la caja un buen año y que lo pasara bien en esos dos días de vacaciones, pero me contestó: 

      -Buueno, solo uno, pues el lunes tenemos que venir, aunque no abramos. Hay que quitar los artículos de Navidad y colocar las ofertas de enero.

      -Pues vaya, después del trajín de estos días, tenéis derecho a un descanso. 

      -(Mirando de reojo al encargado) Luego nos dan un día libre. 

      -De todas formas, no es lo mismo que tener dos días seguidos. Habrá que organizar una protesta de los clientes…

      De camino a mi casa, estuve recordando cuando abrió en ese mismo sitio el primer supermercado del barrio, que no es este de ahora. Fue hace muchos años, como muy tarde en la Transición, y era de una cadena local, que estaba teniendo mucho éxito por sus precios bajos. Pero era un super pequeño y con unas instalaciones muy deficientes, tan deficientes, que la puerta estaba siempre de par en par y, frente a ella, a dos pasos de distancia, estaban las cajas, por lo que a las cajeras, todas chicas, les daba el frío de la calle directamente y estaban abrigadas hasta los ojos con bufandas, jerséis bajo el uniforme y periódicos dentro de las medias. 

      Daba pena verlas trabajar tantas horas en esas condiciones, por lo que me salió la vena peleona que tenía muy reciente y se me ocurrió organizar una protesta de clientas. Mi plan era reunirnos un grupo en la puerta impidiendo el paso a los clientes, llamar a la prensa y, en cuanto hubiera hecho unas fotos para el periódico del día siguiente, terminar con el asunto antes de que fuera a mayores. Así que empecé hablando con las señoras que conocía, luego con las que no conocía y, al final, con alguna que pasaba por allí… pero todas se me rajaron. Que tenían prisa, que era una hora muy mala, que podía venir la policía antes que la prensa y meternos en un lío, que si menudo es mi marido para estas cosas… Total, que me quedé sola con una señora que estaba dudosa y, de esa forma, no hacíamos nada.

      Años más tarde, recordé esto mientras corría a mi casa para vomitar, porque una chica inexperta de la carnicería, se cortó un dedo delante de mí partiendo pollo con un machete sin guante protector. Pensé de nuevo que había que hacer algo para que las trabajadoras de este super, que era ya un negocio boyante con muchas sucursales, estuvieran mejor tratadas, pero recordando el poco éxito que tuve en la otra ocasión, acallé mi conciencia pensando que ya existían leyes y los accidentes laborales se investigaban. Una disculpa que no me tranquilizó del todo, pues sabía que el encargado que estuvo buscando en el suelo el dedo de aquella chica, diría en el hospital que guante había, pero ella no se lo había puesto. Y el resto de los empleados lo respaldaría por miedo a ser despedidos.

21 comentarios:

  1. Me indignan estos abusos. El abuso de poder, el que infiere el que manda al subordinado, me sacan de quicio.
    Abrazo

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    1. En este caso, yo no veo culpable al encargado que, al fin y al cabo, es un empleado más que defiende su trabajo. El reprobable es el propietario del negocio, que obtiene sus ganancias con la explotación y el mal trato de los que trabajan para él.

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    2. Así es. El encargado es otro subordinado más y como tal víctima igualmente de abusos.

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    3. El encargado puede ser que gane un poco más, pero tiene un puesto difícil, como todos los que tienen que mediar entre el que ordena y el que cumple la orden.

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  2. Es complicadillo porque, tal y como está la cosa, son puestos con pretendientes. Lo sabe la empresa y lo saben quienes allí trabajan. En algunos supermercados, las personas supervisoras llevan estadillos de puntuación del personal: Rendimiento, relación con la clientela, lealtad al establecimiento... Todo subjetivo porque, por ejemplo, en el apartado "Relación con el cliente" no solo se puntúa la amabilidad sino, y aquí está la trampa, la habilidad para que les insistan para que compren determinados productos que interesan al establecimiento. Si lo sabré yo, que en la sección de perfumería del Mercadona he comprado en diversas ocasiones los "recomendados" para ayudar a la hija de unos amigos a subir puntos. Son asuntillos que pocas veces trascienden fuera de quienes allí laboran pero que suponen una presión constante.

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    1. Por eso, creo necesario que, ante una de estas situaciones injustas, los que aparentemente no tenemos nada que ver, no nos quedemos indiferentes y hagamos lo que esté en nuestra mano. Cuando con la democracia tuvimos derecho a la huelga y a manifestarnos sin que nos aporrearan los grises, pensé muchas veces que todo sería distinto si los funcionarios se manifestaran a favor de los obreros y los autónomos cerraran sus negocios en solidaridad con una reivindicación de los funcionarios.

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    2. Malos tiempos los actuales para la solidaridad. Pero si ha habido huelgas que han tenido que desconvocarse porque las personas dispuestas a hacerla no suponían ni el 25%. Conozco gente que no ha hecho huelga en su vida. Ah, pero si se ha conseguido algo merced al paro, tampoco han renunciado, que es muy cómodo que le descuenten los días de huelga al prójimo.

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    3. Ten en cuenta que, cuando yo pensaba eso, venía de la ilusión de que todo se arreglaría con la democracia, que sería conseguirla y la justicia y la solidaridad serían el pan nuestro de cada día en este país. Fue la época en que muchas personas de CCP que habían entrado en política, renunciaron a sus cargos y se salieron de los partidos, desilusionados, desencantados. Algunos aguantaron hasta ver un partido de izquierda en el poder, pero también llegó el "desencanto".

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  3. Nunca he comprendido esos abusos de poder. Como creo sabrás he sido encargado de equipo y he tenido compañeros que tenían que hacer lo que yo les pudiera mandar, pues bien nunca ordené nada, siempre les sugerí si hacían tal o cual cosa, en caso de que en algún momento determinado les viera dudando les acompañaba al trabajo (normalmente había que salir fuera de Zaragoza) o les dejaba que no fueran por tener que hacer algún tipo de llamada y necesitaban estar en la estación base, entonces no existían móviles, nunca tuve problemas con nadie... en alguna ocasión con mis jefes, cuando se querían saltar la cadena de mando.

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    1. Tuve un amigo, que trabajó en esa misma empresa de la que hablas y que le tocó ser un mando intermedio entre "los de arriba" y el personal técnico en los últimos años del franquismo, una época muy mala para estas cosas, por lo que lo pasó fatal, ya que en los problemas que surgían, solía estar de parte del personal técnico, pero tampoco podía enfrentarse con los jefes, pues se jugaba el despido con cuatro hijos que tenía y sin más sueldo en la casa que el suyo.

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  4. Me gusta tu post porque me recuerda nuestra época belicosa y reivindicativa, la de la gente de a pie que hacíamos cuatro cosas de protesta, no la gente que estaba en sindicatos o en partidos políticos y se organizaban para las protestas. Malos tiempos aquellos y malos estos también.
    Que tengas un buen año y sigamos en contacto.

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    1. Yo viví una época anterior, en la que no existían ni sindicatos ni partidos políticos y pensábamos que cuando todo eso llegara, iba a ser Jauja. Todo eso era Libertad, así, con mayúscula, que era lo que perseguíamos y por lo que luchábamos, pero luego resultó que las cosas no eran tan bonitas como las soñábamos.

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    2. No se por qué mi comentario aparece como anónimo. Soy yo. Cada día entiendo menos esto...

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    3. No te preocupes, que me di cuenta de que eras tú... Respecto al funcionamiento del blog, estoy convencida de Google está dejando caer Blogger hasta que nos cansemos y cerremos todos. ¿Quieres creer que yo no puedo comentar en mi blog si no entro antes en otro? Si no hago eso, no reacciona el casillero de comentar. Quizá sea incompatibilidad del navegador con la intención de que me pase a Chrome, pero he tenido Firefox desde siempre y no me apetece nada cambiar.

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    4. Para no comentar como Anónimo, fíjate que aparezca que estás comentando con la cuenta de Google, es decir, con el blog abierto, que hay veces que, aunque lo esté, no aparece al comentar.

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    5. Exacto, si entro por Chrome si me deja comentar con mi nombre, si no, me convierto en anónima!!

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    6. ¿Has visto? Es cuestión de buscarle el truco... Pero el caso es que nos van a cansar.

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  5. De todo hay en la viña del Señor. Trabajo en una empresa industrial en la que, afortunadamente, la seguridad está a la orden del día, bien porque los directivos se preocupen por los empleados, bien porque sus bonus dependan de la falta de accidentes. Y como digo, hay de todo, porque llevar el casco, la mascarilla o los guantes a veces es engorroso y son los propios empleados los que no cumplen con las medidas de seguridad. Por suerte, es algo que va desapareciendo gracias a todos los cursos que se imparten.

    Por desgracia, sigue habiendo mucho empresario que no cumple con las normas y que maximiza el beneficio a toda costa, lo cual es sin duda, algo contra lo que conviene luchar.

    Como consumidores que miramos los precios también podemos ayudar. No se trata de buscar solo lo más barato, sino de preguntarnos en qué condiciones se ha producido o fabricado eso que compramos.

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    1. No es lo mismo una gran empresa que un super de barrio de hace 40 años. Esta cadena local estuvo siempre manejada por un solo dueño, con una mentalidad muy antigua, que incluía tratar mal al personal, tanto económicamente como en otros aspectos, y eso un empresario más moderno sabe que se refleja en todo y termina perjudicando al negocio.

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  6. En todos lados se cuecen habas... Siempre la misma historia y los jefes siempre culpan a los empleados. Muy buen reporte.

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    1. Ante estas cosas, indigna saber el poco poder que tenemos los clientes, que lo único que podemos hacer es irnos a otro supermercado.

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