11/8/24

Los sanitarios tienen corazón

 


      En esta semana que ahora termina, se han cumplido 30 años de la muerte de mi madre. Muchos años, mucho tiempo, pero no el suficiente como para que dejara de pasar por mi cabeza "la película" de aquellos días, los flash back que se te quedan fijos en la memoria para siempre. Y recordé cuando, un par de días antes de morir, tuvieron que cambiarle el suero de sitio y la enfermera le pinchó repetidamente sin encontrar la vena, como suele ocurrir con las personas en su situación. La enfermera tiró la toalla y dijo: Voy a llamar a uno del quirófano. Un rato después, llegó un chico vestido de verde que dio con la vena a la primera. Mi madre musitó un débil "gracias” y el chico vestido de verde me miró con los ojos llenos de lágrimas. Se había emocionado porque una mujer anciana, moribunda pero consciente, le había dado las gracias por acertar con su vena al primer pinchazo.

 

14 comentarios:

  1. Es un colectivo tan amplio que hay de todo como en botica, para mi desgracia cada vez que me tienen que sacar sangre me asaetean y luego estoy todo una semana lleno el brazo de cardenales.
    Saludos

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    1. A mí, hasta el momento me va bien en eso, siempre me sacan sangre sin problemas... y sin cardenales. Solo en una ocasión que lo hicieron con un Holter puesto tuve un cardenal bien hermoso.

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  2. Las cosas tristes, tu dices, hay que quitarlas de la cabeza. Pero aquí tienes un buen recuerdo.

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    1. Un recuerdo bueno en cierto sentido por la escena entre mi madre y el enfermero, pero también triste por como acabó y por los días tan malos que pasé. Los que tenéis mucha familia, podéis compartir estas cosas, pero yo me las trago sola y es muy duro.

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  3. ¡Cuánta ternura en esto que relatas!
    Un abrazo

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    1. Ternura, sí, pero también tristeza en un verano tan insoportable como aquel. Muchas gracias.

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  4. Decia arriba que hay de todo como en botica, repasando los comentarios y de nuevo tu entrada, todo depende de con quien topes, a mi madre por ejemplo le soltaron a las bravas que tenia una cancer, era pocos meses despues de que muriera su marido/mi padre, la falta de tacto del médico le hizo, nos hizo pasar 20 años jodidos, ya que mi madre murió 20 años despues de la noticia.
    En cuanto a los pinchazos, hoy he tenido que ir al ambulatorio de Bola de Oro para unos análisis, tengo que tener unas venas muy raras porque nadie las encuentra ni a la primera ni a la tercera, ha tenido que llamar a otra enfermera para que trasteando las encontrara, total que llevo el brazo como un mal matador de toros pinchando al toro.
    Saludos

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    1. Por supuesto que depende de con quién des, pues en esos días, mi madre tuvo un médico que era la antítesis del enfermero. Mejor ni lo recuerdo... A los médicos se les perdonan las equivocaciones porque son humanos, pero no ciertos comportamientos.

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  5. Las madres siempre están presentes; no importan los años pasados desde su obligada partida porque su recuerdo se mantiene nítido y más cuando se han compartido y vivido esos días finales, tan intensos como desoladores, en los que la impotencia ante lo irremediable parecía ir de la mano de ese amor mutuo que impregnaba hasta el aire de la habitación.

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    1. Yo estuve presente en la muerte de mis padres, de los dos. En la de mi padre, estaba mi madre conmigo y en la de ella estuve sola. Fue muy duro, pero muchas veces he dicho que no hubiera querido perdérmelo por nada del mundo. Despedir a un ser querido y que él se vaya agarrado a nuestra mano es esencial para el que se va y para el que se queda.

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    2. Fuiste la Hija. Así, con mayúscula. Y tus progenitores sin duda confirmaron, en esos momentos finales, que no se habían equivocado al educarte, que todos los desvelos y el amor habían calado y fertilizado.

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    3. Después de morir mi padre, mi madre se quejaba de que el tiempo que pasamos con él en el hospital no sirvió más que para que sufriéramos los tres, pero yo le dije que eso no era así, que en esas semanas pudimos darle mucho amor y eso se lo llevó consigo.

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  6. Es un recuerdo precioso a pesar de la pena del momento. Coincido contigo en que las personas nunca deberían marcharse estando solas. En situaciones así, tener a un ser querido que te sostenga la mano o te acaricie es impagable.
    Coincido con otros comentarios en los que se menciona que se trata de un colectivo muy amplio. Por ejemplo, durante la Covid, hubo auténticos héroes, pero también quienes se escaquearon. Yo, cuando voy a Madrid, también encuentro de todo.

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  7. Yo pienso que morir solo o acompañado es también cuestión de suerte, pues he conocido personas que no despidieron a sus padres y hermanos y, sin embargo, se fueron rodeadas de sus hijos, mientras otras fueron despidiendo a toda su familia para al final morir completamente solas.
    Durante la pandemia, cientos o miles de viejos murieron solos en sus casas, en sus cuartos de las residencias o en los mismos hospitales. Solos, sin su familia y con un personal del hospital que no estaba para acompañamientos. Les tocó ese momento, independientemente de que tuvieran familia o no. Es cierto que algunos tenemos más papeletas que otros de que nos toque irnos solos, pero nunca se sabe.

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