En los días anteriores a la Navidad ocurrieron dos hechos impactantes relacionados con mi ciudad.
1. Una niña nació en una patera que, procedente de las costas de África, encalló en las playas de la isla de Alborán tras una travesía angustiosa. En la pequeña embarcación viajaban hacinadas 27 personas, entre ellas 7 mujeres embarazadas y 5 niños. Recibieron los primeros auxilios de los militares del destacamento de esta isla, hasta que llegó el barco de Salvamento Marítimo. En él, el guardia civil Carlos Puche al ver el bebé aterido, mojado y “con el cordón umbilical aun colgando”, lo metió entre sus ropas y le dio calor junto a su pecho durante las dos horas y media de travesía hasta el puerto de Motril.
De nuevo podemos ver como hay personas que van más allá de su profesión, dándonos un ejemplo de humanidad y fraternidad.
2. Sólo 24 horas más tarde muere en Madrid el cantaor Enrique Morente después de unos días en coma y, mientras, su casa del Albaicín es asaltada por ladrones, aprovechando que toda la familia está en Madrid acompañándolo en sus últimas horas.
Un robo es un delito, pero en este caso los ladrones se ensañaron con la desgracia de una esposa y unos hijos, que quizá eran vecinos suyos. No hay respeto por la muerte ni por el dolor de alguien cercano.
Lo más grande y lo más bajo en poco tiempo. La grandeza y la mezquindad unidas.
1. Una niña nació en una patera que, procedente de las costas de África, encalló en las playas de la isla de Alborán tras una travesía angustiosa. En la pequeña embarcación viajaban hacinadas 27 personas, entre ellas 7 mujeres embarazadas y 5 niños. Recibieron los primeros auxilios de los militares del destacamento de esta isla, hasta que llegó el barco de Salvamento Marítimo. En él, el guardia civil Carlos Puche al ver el bebé aterido, mojado y “con el cordón umbilical aun colgando”, lo metió entre sus ropas y le dio calor junto a su pecho durante las dos horas y media de travesía hasta el puerto de Motril.
De nuevo podemos ver como hay personas que van más allá de su profesión, dándonos un ejemplo de humanidad y fraternidad.
2. Sólo 24 horas más tarde muere en Madrid el cantaor Enrique Morente después de unos días en coma y, mientras, su casa del Albaicín es asaltada por ladrones, aprovechando que toda la familia está en Madrid acompañándolo en sus últimas horas.
Un robo es un delito, pero en este caso los ladrones se ensañaron con la desgracia de una esposa y unos hijos, que quizá eran vecinos suyos. No hay respeto por la muerte ni por el dolor de alguien cercano.
Lo más grande y lo más bajo en poco tiempo. La grandeza y la mezquindad unidas.
Son dos ejemplos claros de como es la humanidad con su parte buena y generosa y su parte mala y egoísta. Esto siempre fue así y me temo que no habrá modificaciones pues el mundo avanza y cambia, pero los humanos avanzamos pero cambiamos muy poco.
ResponderEliminarBuen día
Afortunadamente, en un mundo de más noticias como la segunda, tenemos también alguna como la primera.
ResponderEliminarY no hay respeto por la vida, me atrevería a decir pensando en el bebe aterido que salvó el guardia civil.
ResponderEliminarCierto, Pablo, pues antes de ese acto de amor personal, hubo uno colectivo de propiciar que esos seres humanos arriesguen su vida buscando lo que no encuentran.
ResponderEliminarLas personas tenemos algo de ángeles y algo de demonios, pero hay algunos que en el reparto parece que les ha tocado sólo de una de las partes.
ResponderEliminarYo creo que hay quien lo elige, no le toca.
ResponderEliminarRespecto al primer tema, pues me gustaría que esa gente que critica y critica (por puro desconocimiento) la dificilísima labor policial, que cuando un agente de Tráfico (por ejemplo) le ponga una multa por cualquier infracción, tuviese la opción legal de abonar el importe o de acompañar como voluntario a una de dichas patrullas y durante dos o tres días o servicios. Estoy seguro, que después de comprobar accidentes, heridos, borrachos, peligros contínuos de atropello, etc., no habría ninguno que fuese capaz de criticar esa labor que va mucho más allá de lo que significa la palabra "funcionario".
ResponderEliminarRespecto a lo segundo, pues ya se sabe. El mal (y los malos) nunca descansan.
En cuanto tenga más noticias sobre nuestro amigo Ernesto, te las comunicaré.
No es mala idea. Ya querría yo ver a los que aparcan en cierta acera que conozco pagando su multa a media noche en el mar de Alborán....
ResponderEliminarTe agradeceré las noticias sobre Ernesto, Toni.
ResponderEliminarTodos los días se publican noticias de delitos y muy pocas veces de actos altruístas como el que relatas en primer término.Y no es que no sucedan.
ResponderEliminarHabría que preguntar a la prensa la razón.
Y si vamos a hablar de contrastes: cada día es mayor la brecha entre los más ricos y los menos afortunados ( lo que no justifica a los delincuentes).
Tienes razón, nirene. Seguro que en el caso de Morente hubo un montón de vecinos que sintieron de verdad su muerte y acompañaron a la familia y, sin embargo, se ha destacado a los que robaron su casa.
ResponderEliminarEn la actualidad vivimos mediatizados por los medios de comunicación y venden mas las noticias morbosas que las agradables.
ResponderEliminarPor eso nosotros, que también somos un medio de comunicación con nuestros pequeños blogs, deberíamos ser positivos en la información que damos, cosa que tú cumples a la perfección, pero algunos -como esta que escribe- no tanto.
ResponderEliminarMe quedo con la primera noticia, de la que sí me había enterado. De la del robo, no me había enterado, aunque sí, por supuesto, de la pérdida de Morente.
ResponderEliminarNos muestras dos aspectos del ser humano, en cierto modo opuestos, pero existen muchos más. Pero creo que los hay mucho más bajos que el hecho de robar, aunque en este caso se supone que tiene el agravante de aprovecharse de una situación harto dolorosa para llevarlo a cabo; que imagino que es lo que más te ha repateado.
Me gusta pensar más en la primera, con tu permiso.
Un abrazo.
Por supuesto que es preferible pensar en la primera situación, que nos hace no perder la fe en el ser humano. En el caso de Morente, lo sangrante es que los ladrones parece que deben ser vecinos suyos que estaban al tanto de que toda la familia se encontraba en Madrid y aprovecharon el momento.
ResponderEliminarSeres humanos en su salsa, acciones heroicas y otras canallas. La vida nos envuelve. Que no nos arrastre.
ResponderEliminarSobre todo, que no nos haga perder los criterios y las escalas de valores.
ResponderEliminarGracias, Teresa, por la visita.
No conocía el robo en casa de Morente (por no saber, tampoco sabía la actuación del G.C.). En definitiva, en poco tiempo/espacio, se concentra lo mejor y lo peor.
ResponderEliminarDebemos estar atentos para descubrir lo mejor que tenemos nosotros y quienes nos rodean, más allá de aquello/s que conocemos. Lo malo siempre lo podemos esperar; lamentablemente, no sólo roban en casa de E. Morente
Saludos
Bienvenido, José Núñez de Cela, y me alegro de haber podido darte a conocer hechos que no habían llegado a ti por otros caminos.
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