13/5/14

Elecciones





     En noviembre de 1975 murió Franco y el 15 de junio de 1977 fueron las primeras elecciones. Algunos, los más viejos, recordaban elecciones de antes de la guerra, pero para la mayoría era la primera vez que votábamos un Parlamento y acudimos con toda la ilusión del mundo. En mi colegio electoral pagamos la novatada y la votación se detuvo por no se que problema con las papeletas, teniéndonos en cola cerca de dos horas, pero sin embargo nadie se quejó, todos lo tomamos con paciencia y hasta con un cierto alborozo, como si con ello estuviéramos contribuyendo a la llegada de aquello que habíamos esperado tanto tiempo. Así que se formó tertulia entre los que nos conocíamos por la vecindad y hasta hubo uno que subió a su casa a por unas banquetas de cuarto de baño para que se sentaran las dos señoras más mayores del grupo.

      Han pasado los años y, de todos los que estábamos allí aquel día, solo quedo yo. Y en la foto fija de mi memoria, algunas figuras se van difuminando hasta desaparecer, quedando solo la calle, el colegio electoral y, si acaso, las dos banquetas de cuarto de baño donde estuvieron sentadas mi madre y la madre de un amigo.

     Ahora, en vísperas de unas elecciones europeas en las que entonces ni soñábamos, quiero recordar aquel primer día en que entregué  mi sobre con la mano temblorosa de emoción y quiero decir –a gritos, si es necesario- que no dejaré de votar mientras viva o sea capaz de llegar a un colegio electoral. Aunque no sepa a quien votar, aunque me tape la nariz y mire para otro lado, yo seguiré votando en recuerdo de aquellos que estuvieron conmigo un 15 de junio y en homenaje a tantas personas que dieron su vida o su libertad para que yo pueda hoy meter una papeleta en una urna.

20 comentarios:

  1. De aquellas elecciones lo único que recuerdo es la cantidad de pegatinas que atesoraba, repartidas por los partidos políticos de entonces. Ahora, tapándome la nariz como tú, votaré porque creo que es lo mejor. Siempre se puede escoger lo malo y dejar lo peor.

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    1. Y los partidos no pagaban entonces a los que preparaban y repartían la propaganda, sino que losmilitantes y simpatizantes se sentían muy honrados echando horas y horas en la sede del partido o en la esquina de una calle repartiéndola.

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    2. Es verdad, recuerdo la decepción cuando en vez de pegatinas nos daban octavillas, que por supuesto terminaban en la papelera más cercana. Entonces sí se valoraba el derecho a votar, precisamente por no haberlo tenido durante tanto tiempo.

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    3. Pues menos mal que terminaban en la papelera, porque por entonces estaban las calles alfombradas de octavillas.

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  2. Desde entonces aquí se perdió mucha ilusión pero como tu bien dices hay que seguir votando aunque la dificultad esté en encontrar un partido que merezca la pena.

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    1. En esas primeras elecciones, yo me dije que iba a votar aquello en lo que creía, aunque mi voto se perdiera por ser un partido minoritario. En adelante podría buscar el voto útil, pero esa primera vez tenía que ser de corazón.

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  3. Yo voto siempre, es lo único casi que podemos hacer. Otra cosa es que me gusten las opciones. Pero votar creo que hay que hacerlo, costó litros y litros de sangre y es una muestra de respeto a los que la pusieron.

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    1. Y las mujeres aun más, aun más litros de sangre.

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  4. Al principio votaba con mucha ilusión, después estuve un par de años que dejé de hacerlo y en la última vote a Chesús Yuste Cabello, que habíamos compartido varios bloguellones (esas reuniones que hacemos los blogueros en Zaragoza) y salió elegido, creo que es el que más preguntas ha hecho en el Congreso y en muchos casos ha exigido las respuestas por escrito.
    En estas europeas, si que votaré, aunque todavía no tengo claro a quien.

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    1. Cuando votaste a ese bloguero, tú votarías una lista que él encabezaba, una cualición y un grupo en el Congreso dentro del cual él ha trabajado, por lo que, a mi parecer, no lo tienes tan difícil a la hora de votar en estas elecciones.

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  5. Creo que cuando una nación recupera la posibilidad de elegir a sus gobernantes, los ciudadanos comunes son los primeros en asumir esa tarea con responsabilidad. Lamentablemente muchas veces y a menudo, los elegidos no están a la altura de ese compromiso. Pero hay que seguir intentando.

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    1. Para nosotros empezó lo que se llamó "el desencanto" en el último mandato de Felipe González. Entonces aprendimos ya a votar con menos ilusión y más responsabilidad.

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  6. tengo un problemilla con usted, sniff
    mi nick, tiene algo que ver con ello, sniff
    a mi me gusta votarlo todo, snifff,
    o por lo menos 20 o 30 veces al año como los Suizos. sniff
    Para que me representen, ya habrá tiempo cuando tenga alzeimer, o igual me cambian la ram y tirando palante.

    salud y mil votaciones máS




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    1. Yo también quisiera que me lo preguntaran todo. Un suponer: el sueldo de los políticos. Otro suponer: el mío.

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  7. Posibilidades de acción electoral las hay diversas... En el sobrecito cabe hasta una rodaja de mortadela que entra, me dcen, con holgura, por la rendija de la urna...
    Y otra opción, en el ejercicio de la libertad, es abstenerse, que hay personas con el bulbo olfatorio delicadísimo a quienes la pinza en la nariz sirve de muy poco: Corren el riesgo de vomitar sobre el conjunto de ordenadas papeletas, interventores y demás gente y elementos circundantes.

    Hágase, pues, la voluntad de cada cual.

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    1. Por supuesto que tanto se la luchado a lo largo del tiempo por el derecho al voto como por el derecho a la libertad y ambas cosas son ejercibles y renunciables dentro del ejercicio de esa libertad, pero a mí me parece de justicia para quienes lucharon llevar mi voto a la urna. Es más, lamento enormemente que ya no me llamen para estar en una mesa porque a mi edad se supone que ya no estoy en condiciones de contribuir de forma más activa a mantener viva una democracia que nos costó sangre, sudor y lágrimas.

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    2. ...pero es que quienes lucharon para hacer más libre esta sociedad lo hicieron en la convicción de la capacidad de cada ser humano para discernir el sentido de su voto y de su no voto. Tanta responsabilidad o ausencia de ella hay en quienes acuden a las urnas como en aquellas personas que se abstienen. Participar o no se asume individualmente. La teoría de que el conjunto de abstencionistas son unos energúmenos pasotas es tan poco consistente como atribuir a quienes ejercen su derecho a voto un mayor compromiso en la defensa de la libertad y de la democracia. Cada persona que vota o se abstiene lo hace desde su propia perspectiva individual y única. Y en ello reside la grandeza de ser libre.

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    3. De acuerdo. Yo no opino por los demás, sino por mí misma. Y lo que yo pienso y siento es que quiero participar, independientemente de cómo funcione esta democracia y las personas que la maltratan. O quizá por ello, por la esperanza de poder cambiarlo. Un voto no es nada, pero es lo único que tengo.

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  8. Totalmente de acuerdo con lo dicho, así es: conservemos lo que tanto costó a los que tuvieron que luchárselo entonces. Como dice una amistad común, quisiera votarlo todo, o por lo menos votar algo, pues la sensación que me queda es que el juego democrático es una comedia reducida al ir a votar partidos carentes de programas, de contenido ideológico y de compromisos sinceros. No obstante, iré a votar, más que nada para evitar que algún dia alguien concluya que eso no sirve para nada...

    Salud!

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  9. No obstante, iré a votar, más que nada para evitar que algún dia alguien concluya que eso no sirve para nada...

    Lo suscribo plenamente. No se puede expresar mejor.

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