20/11/16

Cuán gritan esos malditos...





     En la anterior entrada, a un comentario de Anarkasis en el que hablaba de los cantantes que se han cansado de susurrarnos, yo contesté:

     -Y nos dejan a los gritones.

     Y así es. Los cantantes ahora no cantan, gritan, se desgañitan y lo ponen de relieve con sus gestos, demostrándonos que si no estallan en mil pedazos del esfuerzo es porque están muy entrenados. Probad a quitarle el sonido al televisor cuando ellos –y ellas- están en un escenario o plató y veréis como se encoge el estómago de ver lo mal que lo están pasando, como destrozan sus cuerdas vocales, sus pulmones revientan y sus caras van a llenarse de arrugas en dos días por la gesticulación. Y yo me pregunto: ¿Eso es cantar?

     Estamos ahora llorando a Leonard Cohen, que susurraba, y hace poco hemos hablado de Bob Dylan, que tampoco es que fuerce mucho su voz, pero ambos cantaban, sí, cantaban y nos llegaron al alma con sus canciones. Los cantantes actuales los admiran, los veneran… pero no los imitan.


15 comentarios:

  1. Mayormente, por la sencilla razón de que no son capaces (de hacerlo) y no pueden (hacerlo). Generalmente, tiene que ver con el publico...

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    1. Yo más bien creo que es una moda, pues se supone que es más fácil cantar susurrando que a grito pelado.

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  2. El facha de Clint Eastwood, tiene una curiosa teoría, o por lo menos es a él a quien se la he escuchado, y que en algunos puntos comparto, y uno de su síntomas es este, los adolescentes gritan para hacerse comprender, por eso los cantantes que son sus ídolos gritan. Piensa que las sociedades actuales han pasado de juveniles a adolescentes, y que la culpa es del sistema, que alarga la adolescencia sobre-protegiéndolos muchos años.
    Un saludo

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    1. Quitando sus ideas políticas y sus armas, todo lo demás del facha de Clint Eastwood es aprovechable.

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  3. Es cierto que ahora los cantantes no cantan, gritan, lo que no sé es si lo hacen porque no saben cantar o sencillamente porque quieren anular a sus rivales a golpes de grito y el que más grite es el que obtiene la fama y se lleva tras de sí a un montón de fans enloquecidos que están encantados de pasarse más de un mes en una cola para ver su concierto como está sucediendo ahora con los seguidores, mayoritariamente seguidoras, de Justin Bieber. Y yo me pregunto ¿en donde están las personas sensatas que podrían evitar esto?

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    1. No es cuestión de personas sensatas, pues en la adolescencia y la juventud nadie es sensato, sino cuestión de oído. De que vayan a conciertos en los que se acostumbren a sonidos más melodiosos, a oír musica sin griterío y en silencio. Un profesor de música de bachillerato me decía hace poco que es completamente frustrante enseñar a unos alumnos que no aprecian en absoluto la música que él les pone.

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    2. Con lo de personas sensatas me refería a los padres de toda esa juventud que se tira mas de un mes en la calle para ver gritar a alguien.

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    3. ¿Y tú crees que los padres ahora tienen alguna influencia sobre los hijos? Ni la tienen ni lo intentan...

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  4. Cuan gritan esos malditos, pero mal rayo me parta si apoderándome del mando (de la tele) no pagan caros sus gritos.
    Los españoles tenemos fama de chillones.

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    1. Siempre la hemos tenido y, sin embargo, nuestros cantantes eran antes distintos.

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  5. Las y los cantantes gritones no son fruto de ahora; en los sesenta los había. Y a porrillo. Lo mismo que el fenómeno fan, nayormente referido a esas jovencitas de histerismo revenido.

    Y coincido con Jubi: En España se vocea. Mucho.

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    1. Quizá yo me estoy remitiendo instintivamente a una época un poco anterior, a la época de mi colección de vinilos bailables, en la que no hay ningún cantante que grite a pesar de ser música rítmica. Y quizá también mis gustos posteriores han ido por los cantautores y la música suramericana y en nada de esto se levanta la voz, por lo que es posible que me hayan pasado desapercibidos esos de los sesenta. Pero mira, un ejemplo de entonces: los Beatles. Tampoco gritaban.

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  6. Si me permites la comparación:
    "Ahora no se construye como antes... mira los edificios antiguos que bien aguantan el paso de los años".
    Y con "edificios antiguos" en Granada nos referimos a edificios desde el siglo X hasta el siglo XX (mediados). Pero... olvidamos alguna cosilla. Los edificios antiguos aguantan... los que aguantaron, los otros no están: se hundieron, o simplemente se echaron abajo por veinte mil motivos. Me refiero a que comparamos siglos de arquitectura con la que se ha hecho en los últimos noventa años (y menos). Los que quedaron sí han aguantado el paso de los años (aunque con reservas algunos, ahí tenemos la única torre de la Catedral de Granada que es manca y sin pareja).

    Pues, con los cantantes creo que pasa igual. Comparamos a los que han aguantado el paso de los años con "lo que hay ahora". De los que hay en estos momentos quizás uno o dos, aguanten el paso del tiempo y, entonces... los que hayan "mamado" de su música dirán: "aquello si era música, no lo de ahora".

    No sé si me explico... que estoy espesito...

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    1. Te explicas. Y en cuanto a los edificios estoy de acuerdo, pero no tanto con los cantantes, pues yo he puesto esos dos como ejemplo porque están ahora en candelero, pero me estaba refiriendo a otros muchos que ya no suenan porque han muerto, han dejado de cantar o han pasado al olvido. Es decir, no se trata de que aguanten el paso de los años, de que sean más o menos buenos, sino del estilo, de la forma de cantar. Ocurre también otra cosa que va unida a eso (o que es lo mismo) y es que ahora el que canta baila también y eso ha sido posible gracias al playback, pues al nivel que cantan y moviéndose como se mueven, sería difícil llegar al final de la canción sin ahogarse.

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  7. Es que ahora no cantan, sino que usan programas informáticos para esconder sus carencias. De todas formas da igual, porque lo importante no es la música, ni la letra, ni el ritmo, ni el mensaje. Ahora todo es puro marketing. Yo no pierdo ni un minuto con ellos y cuando quiero escuchar algo bueno ya tengo de quién fiarme.

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