12/5/19

La mesa






      El mes pasado, leyendo en IDEAL esta entrevista con Magis Iglesias, con motivo de su libro “Fuimos nosotras”, recordé una anécdota que me ocurrió hace tiempo, como 23 o 24 años.

      Por entonces y a través de un amigo, conocí la existencia de una gestora de inversiones recién instalada y, en un rasgo de arrojo del que ahora me admiro, me decidí a invertir allí unos pequeños ahorros. Las gestoras de inversiones no eran bancos entonces y esta estaba en un piso, al que llegué sola, con toda mi osadía… y un poco de canguelo, para que lo voy a negar.  Pero la primera impresión fue buena. El chico al que me había recomendado mi amigo era amable, entendido, profesional, y me inspiró confianza, por lo que, días después, firmé allí mi primer contrato de un fondo de inversión.

      Tanto en la primera entrevista como en esta segunda, me había recibido en una salita con unos sillones y su mesa baja habitual y, cuando llegó el momento de la firma, levanté el bolígrafo y le dije:

      -Aquí no vienen muchas mujeres ¿Verdad?

      Se quedó un poco desconcertado y me contestó:

      -Buuueno… Vienen algunas acompañando a sus maridos, pero creo que sola eres la primera. ¿Cómo lo sabes?

      -Pues, sencillamente, porque en esta mesa no se puede firmar con falda.

      Y así era. Yo llevaba pantalón y no hubo problema, pero en una mesa así, para poder escribir hay que abrirse de piernas (sin dobles sentidos, por favor)

      Algún tiempo después, cambiaron la decoración y tuvimos una mesa como es debido, en la que poder leer un documento o firmar sin posturas forzadas, fuera vestida como se me antojara, pero este detalle tan tonto me confirmó, una vez más, lo complicado que era moverse una mujer en un mundo de hombres.
 

21 comentarios:

  1. A este señora la escuché en una entrevista que le hicieron en un programa nocturno de RNE, donde, a raíz de presentar el libro, comentó que en la actualidad se lleva mucho el feminismo de salón -de boquilla, vamos-, al que muchos y muchas se aplican en sus opiniones pero no en sus acciones.

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    1. Es posible que ni siquiera haya doblez en eso, sino que muchos hombres creen que son feministas, creen en el feminismo, pero en el fondo sigue latiendo un sentimiento atávico que lo desmiente. Es como si el machismo lo llevaran en los genes.

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    2. ...y otros y otras se arrogan la potestad de decidir qué pueden o no hacer las mujeres; como el ridículo Ortega Smith -ese chulapo que no se ha enterado todavía de que los votos obtenidos por su grupo en las generales no dan para avasallar leyes- haciendo suyos los úteros de todas las mujeres con su arenga antiabortista. O esa mentecata de los madriles, Díaz Ayuso, publicitando la renuncia al permiso por maternidad -y se supone que al de paternidad- para convertir a las recién paridas en excelsas mujeres emprendedoras; claro, que no explica esta buena señora que no tiene hijos, dónde narices se ubica la criatura recién nacida entre emprendimiento y emprendimiento... Y así va el mundo, con gente como estos dos que consideran a las mujeres en minoría de edad mental permanente.

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    3. La señora Díaz Ayuso es posible que se inspire en las mamás del “baby Sussex” y los “babies Cambridge”, que están emprendiendo a las pocas horas de salir del paritorio. Emprendiendo el camino de dejar sus criaturas en manos de una nanny, claro...

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    4. Se ve que no ha aterrizado en la realidad de un país donde la mayoría de las mujeres viven de sueldos corrientillos que dan, como mucho, para dejar a las criaturas en la guardería pública del barrio donde se vive.

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    5. También puede ser que esa señora cuente con esa cantidad de abuelas que cuidan de los nietos para que sus hijas o nueras puedan trabajar y piense que para qué esperar unos meses si pueden encargarse de ellos cuando sus madres salen del Materno.

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  2. Podría comentar en serio o en broma, pero me gusta más esto último, asi que :
    La mesa era todavía pequeña debido a que estaban recaudando fondos, para con sus beneficios comprar una mesa más grande.
    El dueño de Inditex, Amancio Ortega, a los 14 años ya era repartidor de la camisería Gala en La Coruña. Después se convirtió en comercial de la empresa de confección La Maja, donde conoció a su exmujer, Rosalía Mera y empezó a gestar el proyecto empresarial que ahora es Inditex, en la actualidad es de los hombres más ricos del mundo.
    ¿Ves? caminante, no hay camino, se hace camino al andar....

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    1. No se, no se... No creo que haya mucha diferencia de precio entre una mesa baja y otra de altura normal. Cuatro trozos de patas no deben costar mucho.

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  3. Los detalles son los que nos pierden, en el sentido de que no nos damos cuenta de que el mundo es de diestros hasta que llega un zurdo. Algo similar sucede con esa mesita y lo que representa, porque nuestra vida está plagada de esos machismos que suelen pasar inadvertidos para quienes no llevamos falda.

    He buscado la etimología de diputado y, aunque no he dispuesto de mucho tiempo, me da la impresión de que representa a ambos sexos, pues se refiere a un representante independientemente de que sea hombre o mujer. Diputada tiene la pinta de ser una invención más moderna en la línea de los que usan presidenta, con la diferencia que la RAE admite diputada y no presidenta.

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    1. Yo tampoco llevo falda hace ya muchos años por pura comodidad, pero entonces sí la usaba algunas veces y pudo ocurrir que ese día la llevara y me costara trabajo firmar allí. Por cierto, que el otro día en el dentista me acordé de esto cuando, en la sala de espera, me dieron a rellenar y firmar una serie de permisos y tuve que hacerlo también en una mesa de centro baja. Y ahí sí que van mujeres, pero, claro, no está pensada la sala de espera para firmar papeles. Es una excepción, no como en la gestora de la que hablo, donde la firma es, quizá, el momento más importante.

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    2. No había yo caído en eso de diputado y presidente, pero mirando en la Rae, parece ser que lo de no admitir presidenta es una cuestión de gramática y, sin embargo, es algo que se ha dicho siempre, no solo ahora. Yo he presidido mi comunidad de vecinos dos veces en 40 años y siempre se me ha nombrado en las actas presidenta. Y, remontándome aun más atrás, también fui "presidenta" de una asociación.

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    3. La RAE admite presidenta con ciertas restricciones que incluso a Manuel Seco, académico de número, le resultan incomprensibles. Porque la RAE, en la materia que le compete, apenas ha puesto pie en el siglo XIX.

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    4. Como ya hemos comentado otras veces, a mí no me parece importante que se hable en masculino o en femenino, pues estoy convencida de que muchos de los que dicen "compañeros y compañeras, amigos y amigas"... pueden ser en el fondo tan machistas como cualquier otro que no lo diga. Lo que importa son los hechos, no las palabras, que se las puede llevar el viento.

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    5. La lengua es dinámica, se forja con el uso y evoluciona, por mucho que se empecine la Academia donde, por cierto, llevan discutiendo sobre la conveniencia o no del uso de presidenta desde el siglo XVIII, como así lo reflejan las diferentes ediciones del DRAE -empezando por la de 1803 y la Gramática de 1917-. Me remito al mencionado Manuel Seco y su Nuevo diccionario de dudas y dificultades de la Lengua Española, que, en su edición de 2011, reconoce que el femenino de "presidente" es "presidenta".

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    6. Ya te digo, que yo lo vengo usando desde siempre, le guste a la Academia o no, pero lo que me parece un auténtico disparate es cuando se escribe: "la presidente"...

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    7. En mi caso, intento ser complaciente con la RAE y suelo consultar el diccionario usual, el ya mencionado de Seco y el Diccionario panhispánico de dudas, pero cuando tropiezo con el encorsetado empecinamiento académico me voy a la Fundación del Español Urgente que, aunque es asesorada por la RAE, tiene mayor amplitud de miras y defiende la adecuación de la lengua a la realidad.

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    8. Yo también intento ser respetuosa con la lengua, visito esos sitios cuando tengo dudas e, incluso, tuve instalado en otro ordenador anterior el María Moliner, pero no tengo el Manolito Seco (como lo llamaban mis amigas enseñantes) Sin embargo, soy consciente de que los andaluces le faltamos el respeto continuamente con nuestra pronunciación, aunque me defiendo diciendo aquello de que no hablamos un mal castellano, sino un buen andaluz. Bastante trabajo tenemos con hablar andaluz y escribir en castellano… Y García Lorca es el mejor ejemplo de eso.

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    9. Sería el summum que los excelentísimos académicos arbitraran, también, el uso de los acentos territoriales. Digámoslo bajito, por si acaso... No hay mayor artificiosidad que pretender la pronunciación "neutra" del castellano, como en las películas dobladas.

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    10. No todos los académicos son tan obtusos, pues esa frase de mi anterior respuesta creo que pertenece a un académico y también Torrente Ballester decía que el mejor español se habla en Andalucía. Yo más bien opino que hablamos un castellano "ahorrativo", pues nos ahorramos parte de las letras...

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