Las luces de las ciudades nos han robado las estrellas. Lo llaman contaminación lumínica y la realidad es que miramos para arriba de noche… y no vemos nada. Como mucho, la luna, si no nos la oculta algún edificio.
Pero en mi infancia y juventud era distinto. En la vieja casa, miraba al cielo y contaba las estrellas. Aquí Venus, el lucero de la tarde, allí la Osa Mayor, allí –como un borrón que parece de plata- la Vía Láctea, el Camino de Santiago. Y tal día como hoy, cumplía mi rito anual saliendo al patio pasadas las doce a mirar al cielo y recitar el principio y final del poema de García Lorca.
Pero en mi infancia y juventud era distinto. En la vieja casa, miraba al cielo y contaba las estrellas. Aquí Venus, el lucero de la tarde, allí la Osa Mayor, allí –como un borrón que parece de plata- la Vía Láctea, el Camino de Santiago. Y tal día como hoy, cumplía mi rito anual saliendo al patio pasadas las doce a mirar al cielo y recitar el principio y final del poema de García Lorca.
SANTIAGO (Balada ingenua)
Esta noche ha pasado Santiago
su camino de luz en el cielo.
Lo comentan los niños jugando
con el agua de un cauce sereno.
¿Dónde va el peregrino celeste
por el claro infinito sendero?
Va a la aurora que brilla en el fondo
en caballo blanco como el hielo.
¡Niños chicos, cantad en el prado
horadando con risas al viento!
.......
¡Noche clara, finales de julio!
¡Ha pasado Santiago en el cielo!
La tristeza que tiene mi alma,
por el blanco camino la dejo,
para ver si la encuentran los niños
y en el agua la vayan hundiendo,
para ver si en la noche estrellada
a muy lejos la llevan los vientos.
25 de Julio de 1918
Fuente Vaqueros (Granada)
...por aquí vemos la Cruz del Sur...
ResponderEliminarY me voy a dormir con la música de esos versos, pues ¿qué comentar?
No se nada de Astronomía, pero pienso que desde la Cruz del Sur, siguiendo el camino de Santiago.... se llega a Santiago. ¿O no?
ResponderEliminar¡Sofocadooorrrr!
Mientras Sofocador busca explicarlo bien y resumido, me viene a la mente la palabra Salamanca y con ella la letra de esta canción:
ResponderEliminarLA SALAMANCA - Zamba
De: Arturo Dávalos
Con la diabla en las ancas Mandinga llegó,
azufrando la noche lunar.
Desmontó del caballo y el baile empezó,
con la cola marcando el compás.
Un rococo de la isla cantaba su amor
a una sapa vestida de azul.
Carboncillo bailaba, luciendo una flor,
que a los ciegos devuelve la luz.
Socavón, donde el alba muere al salir:
Salamanca del cerro natal.
En las noches de luna se suele sentir
a Mandinga y a los diablos cantar.
Jineteando, una escoba cruzaba el añil
de los cielos la bruja mayor;
la lechuza en el hombro y el gran tenedor
disparándole a la Cruz del Sur.
Un quirquincho barbudo tocaba el violín
y un zorrino, con voz de tenor,
desgarraba el silencio con un yaraví,
que Mandinga a cantar le enseñó.
Esta es "nuestra" Salamanca, con Cruz del Sur incluida.
(Ahora me pregunto porque´apuntaba el diablo a la Cruz del Sur)
¡Sofocadooor!
Si es por caminos, todos llevan a...
A mi se me ocurré una "chacarera" que dice "...cuando salí de Santiago todo el camino lloré..." pero se me confunden las letras de Julio Argentino Jerez con la de Les Luthiers. :DDD
ResponderEliminarPero acá Senior Citizen nos habla de llegar a otro Santiago siguiendo la ruta de la leche como le llamaron los Romanos en honor a Juno (Hera, para los griegos), la diosa símbolo del matrimonio y de la fuerza vital, que para los romanos provenía del amamantamiento. Según la mitología, cuando su hija soltó su pecho cuando la amamantaba, la leche derramada formó la via láctea.
En los meses de verano en el hemisferio norte, coincidiendo con la peregrinación a Compostella, la Via Láctea señala la dirección del camino de Santiago.
La cruz del sur forma parte de la constelación del centauro. Sus cuatro estrellas estan ubicadas en la parte inferior de sus patas traseras, y como esta constelación está justo al extremo de la vía láctea al sur, son invisibles al norte del ecuador.
Teoría no confirmada: El diablo apuntaba a la Cruz del Sur para evitar que llegara, por el borrón que parece de plata, Santiago Matamoros y de un tajo le cortara la cabeza con su espada.
ResponderEliminarTampoco sé de Astrnomía, pero el tema trajo a mi memoria bellos recuerdos.
ResponderEliminarCuando nos mudamos a La Pampa,mis hijos eran pequeños,y era costumbre pasar las vacaciones en el campo, e incluso muchos fines de semana.
En esos años no había electrificación rural en la zona,y teníamos un equipo electrógeno,que instalaron junto a los galpones para amortiguar los ruidos del motor que lo alimentaba.Lo que olvidaron fué poner un interruptor dentro de la vivienda.
Se ponía en marcha al atadecer, y se apagaba antes de acostarnos.Por aquello de...."el último apaga la luz"...la mayoría de las veces mi tarea, al terminar de ordenar la cocina,era recorrer los cien metros
hasta el equipo para apagarlo.
Al salir de la galería el espectáculo era maravilloso, un cielo totalmente iluminado de estrellas, tan nítidas y tan cercanas, que parecían poder tocarse extendiendo la mano. La Via Lactea, la Cruz del Sur, las Tres Marías, que forman el citurón de Orión (una de las pocas constelaciones que puedo identificar) y muchas veces estrellas fugaces, se aprecian claramente.
Pero al apagar el motor se sumaba el encanto del silencio de la noche rural(que está poblado de ruidos, como bien sabe Nfer).
Muchas noches de invierno, a pesar del frío,me he quedado obserbando el espectáculo y reflexionando sobre las cosas diarias que habitualmente no apreciamos....
Bonito recuerdo, Nirene. Ya puestas, podríamos imaginar que miramos en el mismo momento el mismo cielo, cada una en un extremo del Camino de Santiago.
ResponderEliminarCuando fui a vivir al campo, aunque no faltaban comodidades (Aunque al bombeador más de una mañana fría había que hacerlo arrancar "a manija"), teníamos luz eléctrica, porque nos prestaban un cable los dueños del predio vecino.
ResponderEliminarEra gente muy amigable, pero prefirió dejar la explotación de la tierra para ...ampliar el viejo cementerio.
Tenían, también, el único teléfono público en kilómetros a la redonda - tiene sus ventajas este tipo de vecindario - .
Más de una noche fui a hablar por teléfono al cementerio, y como bien dice Nirene, todo el cielo parecía estar ahí.
Es tan entendible para quien lo vivió que asemejen el cielo nocturno con un velo negro perforado por donde pasa la luz...
Eso, y las estrellas fugaces, y cuando en verano capturaba vivos los "tucu tucu" (bichos de luz, luciérnagas) para guardarlas en un gran botellón y alegrar a los niños que luego los soltaban en las noches de verano, llenas de silencio...y de grillos, y suindás, y ranas, y el viento entre los cipreses, que lamenté mucho tener que venir a la ciudad.
Y pensar que mis amigas me decían
"¡volvé a la ciudad, donde sea, te vas a volver loca acá tan lejos de todo!".
Si eso era locura, la prefiero a la cordura de la gran ciudad.
Gracias por los recuerdos compartidos, Nirene , y a vos, Senior por permitirme usar tu espacio.
Yo sabía que Nfer conocía los ruidos del silencio en el campo!
ResponderEliminarY es cierto que el cementerio es un buen lugar para ver el cielo,pero de noche las puertas están cerradas en las ciudades.
Otra cosa, aquí le llaman tucu-tucus a una especie de roedores, más largos y delgados que una rata.
Y ya que estamos nostálgicas, yo puedo recordar que mi casa antigua no estaba en el campo-campo, pero sí en el límite de la ciudad. Durante muchos años, desde mis balcones vi arar y sembrar la tierra y hasta mí llegaban los olores de los nardos que florecían al final del verano. Todo un campo sembrado de nardos... ¿Os imagináis el perfume?
ResponderEliminarY en cuanto a bichos... todos los domésticos: Salamanquesas en el techo del portal, lagartijas al sol en la acera, mariposas blancas anunciando carta, avispas en el patio llamadas por la parra del vecino, grillos para no dejar dormir, mariquitas con lunares y unos bichos verdes, duros y pestosos que no se como se llamaban. Y luciérnagas, "gusanicos de luz", muy buscados en las noches de verano y pocas veces encontrados.
Luego, las huertas se transformaron en edificos y el cemento lo invadió todo. Se acabaron las flores y los bichos, se ocultó Sierra Nevada, y los vecinos empezamos a encerrarnos tras cortinas inexistentes hasta entonces. Las casa no se había movido, pero todo era ya distinto.
Desde el centro de Barcelona ciudad sólo se ve, por la noche, la Luna, y con un poco de suerte Venus. Pero qué gusto ir una noche al Montseny y ver el Universo con todo detalle, ¿verdad?
ResponderEliminarSupongo que todas las ciudades tienen algún sitio a donde no llegue la luz que nos impide ver el cielo, pero es difícil de encontrar. Yo, al menos, hace mucho tiempo que no estoy en ninguno. Siempre hay alguna luz, cercana o lejana, que nos estorba.
ResponderEliminarHace unos días fuimos con una guía a tumbarnos a la playa por la noche y mirar hacia las estrellas. Nos contó un montón de cosas sobre el origen del universo en plan científico y luego las leyendas griegas de las diferentes constelaciones. Vimos pasar satélites, estrellas fugaces y ponerse la luna entre los pitacos.
ResponderEliminarFue muy bonito. Las niñas se lo pasaron muy bien y eso que duró dos horas de 10 a 12h de la noche.
A mi me recordaba las noches de verano con mi abuelo que me explicaba las mismas historias. Algunas las recordaba y se las había contado ya a las niñas. Otras muchas no, o mi abuelo no me las contó.
Es muy bonito poder mirar a las estrellas y una lástima que la contaminación lumínica lo impida. Sobre todo porque encima es puro malgastar la luz en iluminar donde no se necesita.
¡Que bonita experiencia para tus niñas! Seguro que la recordarán toda su vida como tú recuerdas las noches con tu abuelo.
ResponderEliminar¿No hay fotos? Las pitas y la luna son un buen escenario....
Más allá del poema lorquiano, me quedo con el comienzo de tus añoranzas, con ese "las luces de las ciudades nos han robado las estrellas". Yo tengo la suerte, cuando las nubes lo permiten, de contemplarlas. Sí, también cuento las que forman la Osa Mayor y otras constelaciones. Lo que echo en falta es su resplandor, aquel que tenían cuando era niño y quería tocarlas. Serán mis ojos, quizá, los que las vean con menos brillo;o quizá la falta de romanticismo de esta sociedad materialista las haya apagado un tanto.
ResponderEliminarLo que, probablemente, ha apagado la luz de las estrellas (para los que tenéis la suerte de verlas) es la contaminación del aire, que se suma a la lumínica.
ResponderEliminarEl progreso....
Ayer hacía medio año que vivimos juntos. Para celebrarlo, velada romántica de telescopio y Luna llena.Algunos dirán que estamos locos y que mejor celebrarlo en un restaurante fino...
ResponderEliminarAsí se puede decir que estáis en plena luna... de miel.
ResponderEliminarQue sigáis en ella muchos años.
Cierto es que ahora en las ciudades no se pueden ver las estrellas, para eso habría que salir a campo abierto, pero ya se sabe, los avances llevan consigo pagar un precio y en este caso tener luces en la ciudad significa perder la de las estrellas.
ResponderEliminarEn mi ciudad y supongo que en la mayoría, el Ayuntamiento procura ir sustituyendo las luces de las calles por otras que emiten menos luz hacia arriba, pero supongo que no es suficiente para que el cielo esté libre de contaminación lumínica.
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