Antiguamente, una carta era algo que llegaba de vez en cuando, recibíamos con gran alegría y guardábamos quizá para siempre. Las cartas se iban quedando en nuestros cajones hasta que ya ni siquiera recordábamos a las personas que las habían escrito, pero un día, pasados muchos años, en una mudanza o buscando algo, esas cartas aparecían y era como si el pasado volviera, como si esas personas fueran de nuevo parte de nuestra vida.
Sin embargo, el correo electrónico ha venido a cambiar todo esto. Los contactos son muy frecuentes y llegan los correos a nuestro buzón de forma indiscriminada, lo interesante mezclado con lo anodino, las palabras de las personas que queremos junto a multitud de pps más o menos desechables. Y ahí se van acumulando hasta formar una inmensa montaña que casi nos asusta.
Ni Yahoo ni Gmail nos meten prisa, pero un día decidimos que es demasiado, que hay que borrar, retrocedemos hasta el final y vamos seleccionando casillas de atrás a adelante, de más remotos a más recientes. Luego le damos a suprimir, vaciamos la papelera… y listo. Todo desaparece en la nada. Y con ello muchas horas que pasamos delante de esta pantalla, muchas palabras escritas y muchas recibidas, mucho amor y también desamor, muchos encuentros y muchos desencuentros. Eliminamos correos como llegaron: de forma indiscriminada. Y lo mismo borramos las pps pasadas de mano en mano que aquel correo que recibimos como agua de mayo o que escribimos con toda la ilusión del mundo. Ya nada existe porque ya nada es visible. Sólo queda la memoria, sin botón de Suprimir, por el momento. A no ser que algún día “el alemán” de encargue de ello.
Sin embargo, el correo electrónico ha venido a cambiar todo esto. Los contactos son muy frecuentes y llegan los correos a nuestro buzón de forma indiscriminada, lo interesante mezclado con lo anodino, las palabras de las personas que queremos junto a multitud de pps más o menos desechables. Y ahí se van acumulando hasta formar una inmensa montaña que casi nos asusta.
Ni Yahoo ni Gmail nos meten prisa, pero un día decidimos que es demasiado, que hay que borrar, retrocedemos hasta el final y vamos seleccionando casillas de atrás a adelante, de más remotos a más recientes. Luego le damos a suprimir, vaciamos la papelera… y listo. Todo desaparece en la nada. Y con ello muchas horas que pasamos delante de esta pantalla, muchas palabras escritas y muchas recibidas, mucho amor y también desamor, muchos encuentros y muchos desencuentros. Eliminamos correos como llegaron: de forma indiscriminada. Y lo mismo borramos las pps pasadas de mano en mano que aquel correo que recibimos como agua de mayo o que escribimos con toda la ilusión del mundo. Ya nada existe porque ya nada es visible. Sólo queda la memoria, sin botón de Suprimir, por el momento. A no ser que algún día “el alemán” de encargue de ello.
Lo que escribes tan claramente, puede aplicarse a todas las cosas y no solo a los emails y otros archivos.
ResponderEliminarLa Naturaleza, Dios o como quieras llamarle, viene haciendo eso desde el inicio de los tiempo.
"Todo pasa y todo queda..."
Buena reflexión. Lo que resulta fácil construir es demasiado fácil destruir. Nada tiene, hoy por hoy, significado profundo. Beso.
ResponderEliminarSofocador: Pasamos, por supuesto, pero también aspiramos a que al menos mientras dure nuestra vida permanezca en ella todo aquello que la hizo más humana, más soportable.
ResponderEliminarTeresa: Lo que es fácil es destruir. Construir cuesta muchas horas, mucho amor, mucha vida.
ResponderEliminarCreo que nos estamos pasando de idealistas. Precisamente, cuando apareció Gmail, el punto fuerte era tener suficiente espacio para no tener que borrar nunca ni un correo. Sin embargo, los que no hemos vivido en ninguna casa demasiado grande, no acumulamos tampoco la correspondencia en papel. Por lo menos en mi familia se iba tirando regularmente: las postales de vacaciones de verano antes del verano siguiente, las de Navidad más o menos lo mismo...
ResponderEliminarQuiero decir, el correo electrónico no tiene el encanto de el papel, el sobre, la escritura a mano... pero no hay que percibirlo como algo tan pragmático (recibir-leer-tirar-recibir-leer-tirar-...) porque no necesariamente lo es.
Está claro que antes también se tiraban cartas o nos hubiera sepultado el papel, pero creo que se conservaban más las cartas importantes o aquellas a las que le teníamos cariño. ¡Cuantas novelas y cuantas películas se han hecho a partir de un paquete de cartas atadas con un lazo rosa!
ResponderEliminar(Cosa que yo no he hecho, os advierto. Me refiero al lazo rosa)
Me precio de recibir muchos correos cada día, pero sólo elimino aquellos que no me interesan. Para salvar las limitaciones que ponen las empresas, a pesar de no ser pequeñas, tengo abierta una carpeta en mi disco duro con el nombre de E-MAILS RECIBIDOS, y dentro de ésta, carpetas varias con el nombre de mis amigos; de este modo conservo todo lo que me interesa, como antes se hacía con las cartas en una cajita de madera u hojalata: siempre hay una solución para casi todo.
ResponderEliminarTu solución, Francisco Espada, tiene el inconveniente de que con una avería o un virus se va todo a hacer gárgaras. También antes podía producirse un incendio, pero era menos probable.
ResponderEliminarLos tiempos cambian y a nosotros no nos queda mas remedio que ir cambiando también aunque a algunos nos cueste bastante aceptar ese cambio.
ResponderEliminarLos correos electrónicos con los que nos comunicamos hoy son prácticos y rápidos pero es cierto que les falta ese acercamiento que se notaba al recibir una carta en papel, era como sentir más próximas a las personas con las que nos carteábamos, pero lo importante es que por carta o por correo electrónico no se pierda el contacto pues las relaciones humanas son muy importantes en nuestras vidas.
Otro inconveniente del correo electrónico es la carpeta de enviados, que nos pone en evidencia los correos que escribimos y que no han tenido respuesta. Que esa es otra. No recuerdo que a lo largo de mi vida me quedara sin respuesta una carta larga y personal, cosa que al parecer sí está permitido en este mundo intangible de las cartas virtuales.
ResponderEliminarEsto que dices de la carpeta de enviados ¿ocurre con los que hemos enviado y no han tenido respuesta o con todos los que enviamos? Porque yo creía que era lo segundo.
ResponderEliminarLas cartas de papel tienen un encanto especial, al menos para mí (ya lo expuse en algún momento en un post), pero también tengo una carpeta con los correos personales que deseo conservar, así como de lo que yo contesto. No tienen una caja de madera, están en el aire...
Y aún guardo una caja de cartón, forrada, en la que guardo las cartas recibidas que fueon importantes para mí. Tampoco tienen un lazo, ni rosa ni de otro color; pero conservan atrapado "el tiempo" en que fueron recibidas con ansia e ilusión.
Un abrazo.
Creo que lo verdaderamente importante es el contenido de las cartas y/o correos, y cada uno encontrará la forma y el lugar donde guardar, en forma segura, aquello que quiera conservar.
ResponderEliminarPero está claro que hay algo que los correos nunca podrán reemplazar, y es el toque personal: la letra, el papel utilizado, el perfume...
Mafalda: En la carpeta de enviados están todos, haya habido respuesta o no, pero a lo que yo me refería es a que al verlos tenemos más presente que un día pusimos todo nuestro interés en hablarle por escrito a alguien y esa persona nos negó su palabra.
ResponderEliminarnirene: Por tener la letra difícil de entender yo escribía casi siempre las cartas a máquina, pero a pesar de eso eran más personales que los correos, pues cada máquina tiene sus características que la distinguen.
ResponderEliminarYo voy eliminando muchos correos de mis cuentas, otros los dejo como pendientes pese a haberlos leídos y contestado, pero en cierta ocasión sin querer borré todos los que tenía, me habían cambiado la versión del correo y sin leer pulsé la tecla de suprimir, pensaba que solamente eran los que tenía marcados, pero me desaparecieron todos ellos.
ResponderEliminarLa solución de guardarlos en un disco duro externo, o en una tarjeta de memoria, tiene el mismo inconveniente si se daña el soporte hemos perdido toda la información que pudiéramos tener.
Lo que nos lleva al principio y al tema de este post: en el mundo virtual todo es más vulnerable y más efímero. Incluso las relaciones entre las personas.
ResponderEliminarSiempre existe la posibilidad de imprimir los correos... Aunque nunca tendrá el encanto de las cartas manuscritas, de esta manera podrá ser más fácil conservarlo...
ResponderEliminarEn cualquier caso, estoy de acuerdo con tu reflexión final ;-) Todo pasa y algo queda.
Reitero mi comentario anterior: quizá debemos hacernos a la idea de que no podemos buscar permanencia en este medio donde todo va y viene tan rápidamente.
ResponderEliminarLa frialdad es quien domina todo este mundo virtual e imaginario, que sin embargo, no deja de ser tan real como intangible.
ResponderEliminarLas cartas tradicionales se han perdido, se han escurrido entre tanta tecnología . La escritura de puño y letra ha quedado relegada a los colegios y a las pequeñas notas del día a día.
Pienso que, la escritura a mano es de una belleza inigualable. Los rasgos de cada letra, las melodías de cada palabra. Los dibujos que hacemos con nuestras frases.
Tu comentario me ha recordado aquellos dibujos que hacía Alberti con las letras de los poemas en colores. Recuerdo que le vi a poco de volver una exposición en el carmen de Rodriguez Acosta que era una delicia. Que lejano está algo así de la frialdad del HTML....
ResponderEliminarEl alemán es el más infalible de todos, pero mientras llega, procuro guardar esos correos que más me interesan. Puede que no lleven sobre ni sello, pero sé que algún día me gustará volver a verlos.
ResponderEliminarEso sí, recibimos demasiada tontería repetitiva.
Un abrazo.
No confíes mucho en eso, pues puede ser que algún día lo que te produzcan es dolor y sea mejor olvidarlos.
ResponderEliminarA pesar de los variados intentos que personalmente he hecho para conservar aquello que me interesa, ñlamentablemente el final es "suprimir", y mira que organicé carpetas, imprimí algunos mensajes, pero como digo, los avanceds tecnológicos acaban por deshumanizar las relaciones.
ResponderEliminarLas deshumanizan de tal forma que algunas veces podemos dudar si estamos tratando con una persona de carne y hueso o con la imagen que nos hemos creado, una imagen que puede desaparecer en la nada en cualquier momento.
ResponderEliminarTengo una terrible duda, he leído en un par de ocasiones "...De manera que esos “dulces” pastores que ponemos en los nacimientos es una poesía nuestra..."
ResponderEliminarEspero no haberlo soñado, pero como esta entrada dice "Suprimiendo, que es gerundio"...
De ahí mi incertidumbre.
Calla, Jubi, guarda el secreto, que te has adelantado al post de Navidad. Está visto que con clientes como tú no se pueden hacer pruebas....
ResponderEliminarYo me aplico todo lo que dices, aunque en mi correo existe una carpeta en la que guardo los correos mas personales. Yo he vivido la dura experiencia de un incendio en mi casa donde se fue una parte muy importante de mi vida, fotos ,cuadros, libros...; desde entonces lo que mas trato de cultivar es mi memoria, pasandosela los que vienen tras de mi.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz Navidad.
Yo también conservo las cartas que he recibido (sin lacito) pero en una caja muy cursi, y son algo muy entrañable para mí. Desde luego tienen un encanto especial que con el email hoy en día se ha perdido. Esa impaciencia de la espera y la alegría de cuando por fin tenías en las manos la deseada carta que tal vez llegaba de algún país lejano, era algo muy emocionante. Hoy en día con el correo electrónico la correspondencia la tienes al instante por muy lejos que esté la persona, aunque esto resulta muy práctico se ha perdido toda la magia. También es cierto que los románticos seguimos teniendo el método tradicional y de hecho yo aún existiendo el correo electrónico he seguido utilizándolo.
ResponderEliminarPor otra parte al ser algo tan íntimo no hay nada mejor que los epistolarios que se han conservado a lo largo de la historia para conocer a los grandes personajes de cualquier ámbito. Precisamente hace muy pocos días he visitado la exposición en CaixaForum Madrid, dedicada a la relación que mantuvieron Lorca y Dalí: “Lorca, Dalí y la Residencia de Estudiantes” en la cual además de exponerse cuadros, documentos, fotografías y cartas manuscritas originales de ambos se proyecta también el cortometraje de 35 minutos “Coloquio en la Residencia de Estudiantes”, filmado por Manuel Gutiérrez Aragón. Este cortometraje recrea la peculiar historia de amistad que vivieron los dos personajes, a través de las cartas que se intercambiaron. Por cierto buenísimo y muy recomendable de ver, aquí dejo el enlace para quien le pueda interesar:
http://www.elpais.com/videos/cultura/Coloquio/residencia/Manuel/Gutierrez/Aragon/elpepucul/20100922elpepucul_2/Ves/
¡Cuánto nos hubiéramos perdido de no haber existido la carta en papel!
Cani: Lo que cuentas es terrible. Siempre he temido -y temo- que un incendio se llevara mis recuerdos que son mis raíces, aquello con lo que me sostengo, de lo que vivo. Los que no tenemos ramas, personas a las que transmitir los recuerdos, tenemos que vivir de las raíces.
ResponderEliminarBienvenida y felíz Navidad.
Como es una novedad para mí esto de escribir en un blog, ya me explicarás Senior como se mete un enlace para que salga evidenciado y se pueda pinchar directamente en el.
ResponderEliminarSaludos. Yoly
Tienes muchísima razón, Yoly en lo de los epistolarios. Yo he conocido mejor el pensamiento de algunos escritores a través de sus cartas que en sus libros. Sin embargo, siempre he sentido un poco de rechazo ante el hecho de que se publiquen las cartas íntimas, las relaciones entre dos personas que quizá ellas no hubieran querido exponer a la luz pública.
ResponderEliminarYoly: Los enlaces en los blogs se hacen igual que Flickr lo explica en donde dice: ¿Quieres darle forma a tu comentario?
ResponderEliminar(He intentado ponértelo aquí, pero se forma el enlace)
Bienvenida y me alegro mucho de que te hayas decidido a comentar.
Las palabras se las lleva el viento, pero una vez escritas el inconveniente que tiene la carta es que nunca se sabe con certeza que fin tendrá.
ResponderEliminarEn el caso de la exposición y el cortometraje que comento, se ha tratado más bien la relación intelectual y artística que mantuvieron Lorca y Dalí, sin recrearse a mi modo de ver en el morbo.
Gracias Senior por tu acogida y por tus enseñanzas, un saludo y mis mejores deseos para las próximas fiestas.
Yoly.
Las palabras de los correos no siempre se las lleva el viento y algunas veces terminan donde menos se espera.... y como menos se espera.
ResponderEliminarGracias, Yoly. ¿Conseguiste lo del enlace? Feliz Navidad también para ti.
Hay diferencias importantes más allá del soporte entre las cartas en papel y las cartas virtuales: los emails llegan de forma inmediata, se escriben mucho más rápido y tienen un "asunto" que los relaciona en "conversaciones".
ResponderEliminarSi uno envía una carta en papel, no espera respuesta al día siguiente, ni a los 4 días. Entre el ir y el venir hay más tiempo.
Así que hay emails que quedan sin contestar quizá solo temporalmente.
Pero también puede ser definitivo, sin que eso quiera decir que la relación es menos cálida ( o si, pero no por eso). Puede haber más de un motivo.
Por ejemplo, antes las cartas se enviaban para contar muchas cosas juntas. Recuerdo cartas escritas como diario, una carta al día, enviadas una vez a la semana a mi amiga la que se fue a Alemania y que por lo tanto solo recibían una contestación.
Ahora me pasa que a veces recibo emails diarios, o varios al día, contándome cosas de amigos a los que no puedo contestar diariamente por falta de tiempo o de fuerzas. Así que contesto en bloque cuando puedo. El último email es el contestado, los otros aparentemente no.
Pero además hay emails que recibo que considero puramente informativos, bien porque realmente lo sean, bien porque aunque quizá requerirían una respuesta yo no soy capaz de darla. Así que es posible que no conteste a ese email en concreto sino que inicie otro tema de conversación. Eso antes contaba como carta contestada porque las cartas no tenían un "asunto" que las agrupara. Ahora quedará un email no contestado, porque no tiene el mismo "asunto" que mi "contestación".
En fin, que quizá no sea tan dramático que en la bandeja de enviados a una persona no todos tengan exactamente una contestación, si la relación con la persona es buena. Y si es mala, dará igual que todos estén puntualmente contestados.
Me temo que me he perdido, Anónima. Ya sabes, la edad....
ResponderEliminarSenior, pues vayamos por partes y con ejemplos prácticos, a ver si así consigo explicarme.
ResponderEliminarTu me has escrito un email el día 17 de diciembre al que aún no he tenido ocasión de contestar, aunque esta conversación es, en parte, una contestación a ese correo.
El día 21 me mandaste DOS correos reclamándome una contestación.
Si me hubieras escrito una carta en papel, puesto un sello y me la hubieras enviado por correo el día 17 de diciembre ¿habrías escrito dos cartas, puesto sello y enviado el día 21 de diciembre reclamando una contestación?
No creo. Así que el uso que uno hace del email, como del móvil, puede llegar a ser una exigencia agobiante.
El hecho de que la herramienta de comunicación sea inmediata, email o móvil, no quiere decir que la contestación tenga que ser inmediata porque eso convertiría al que recibe el email o la llamada al móvil en una persona que no es libre de manejar sus tiempos de respuesta. No es obligatorio contestar a un email inmediatamente de la misma manera que no era obligatorio contestar una carta inmediatamente para mantener una buena relación epistolar.
A ver si luego saco un ratillo para seguir intentando explicar mejor el resto de los casos.
El tiempo que se emplea en hacer un comentario es el mismo que en escribir un correo y no me parece este el sitio adecuado para dirimir cuestiones privadas. Por cortesía con los demás visitantes, me niego a entrar en un cruce de comentarios que no nos llevaría a ninguna parte.
ResponderEliminarNo es cierto en general que el tiempo que se tarda en escribir un email sea el mismo que el que se tarda en escribir un comentario. Dependerá del email y del comentario.
ResponderEliminarEn cuanto a dirimir temas privados en público, mi primer comentario era una contestación al tuyo del 11-12-10 a las 10:02 donde se hablaba de las bandejas de emails enviados sin contestar.
Lamento si en mi afán de evitar que siguieras perdida he puesto en mi segundo comentario un ejemplo que te ha parecido fuera de lugar: es lo que tiene la impetuosidad propia de mi edad, no me lo tengas muy en cuenta.
Abrazos sin edad.
Tampoco es igual el tratamiento que debemos darle a un correo cuando no tiene importancia que cuando sabemos que es vital para la otra persona y que ha escrito el suyo con el corazón en la mano. Pero como te digo, estas no son cosas para tratarlas aquí.
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