Hace unos años se mudó a la casa en donde vivo un vecino con el que pronto hice amistad porque ya lo conocía profesionalmente. En la primera Junta de Comunidad que se celebró después de su llegada, se presentó sin su mujer y, cuando le pregunté que por qué no había ido, dado que sería la ocasión de conocer a los vecinos, me contestó extrañado: ¿Ella aquí? ¿Para qué? En esto no pinta nada. Lo suyo es hacer el arroz que le sale muy bueno. Yo me sonreí pensando que lo decía en broma, pero pronto comprobé que era totalmente en serio. Y aquel hombre tenía en ese momento no mucho más de 50 años.
Poco después, su mujer me confesó, con la tranquilidad de lo irremediable, que no sabía ni donde su marido tenía “los papeles” y que, si le ocurría algo, ella podría verse en un apuro.
Malo y machista por parte de él, pero también malo y machista por parte de ella, que había consentido una situación así. En estos tiempos y en parejas aun jóvenes me parece inaudito, pero sin embargo es más corriente de lo que pensamos.
Lo mejor de todo es que el día que él falte ella saldrá adelante sin muchos quebrantos y descubriendo un horizonte que desconocía, lo que le hará olvidar pronto la pérdida.
ResponderEliminarBesos.
Por lo general, no es eso lo que ocurre, sino que los "papeles" pasan a los hijos y ella sigue haciendo el arroz.
EliminarAunque parezca mentira eso es todavía demasiado frecuente y quizás quede fatal si digo que la principal culpable de que eso ocurra es la mujer, aunque no se si lo hace por ignorancia o por comodidad prefiriendo quedarse a hacer el arroz en lugar de batallar en primera línea.
ResponderEliminarYo estoy con Calandra, creo que la palabra clave es «comodidad». Porque a veces es más fácil hacer el arroz que tomar decisiones y siempre es más cómodo culpar a otro cuando la decisión es erronea.
ResponderEliminarPor eso es por lo que he tocado ya varias veces este tema, porque me fastidia que tantas mujeres sean así, ya que perpetúan un patrón que nos iguala a todas y por ese camino no vamos a ninguna parte.
ResponderEliminarTambién yo creo que hay mucho de comodidad en la mayoría de los casos, pero son cada vez menos pues pese a ellas creo que las mujeres hemos encontrado nuestro camino, que por cierto no nos aleja de la cocina-
ResponderEliminarTampoco podemos echarle toda la culpa a las mujeres, pues algunas veces hay que echarle mucho valor y mucha decisión para doblegar la resistencia de un hombre que no quiere soltar el mando. (El de la tele y el otro)
ResponderEliminarEn mi casa el mando lo tiene mi mujer, el de la tele, el otro a medias. Los papeles más importantes los tiene ella, ya que los tenía yo, pero me dijo que los quería tener localizables. Sin embargo hay otra cosa que aunque he querido trasferirle no he sido capaz, estas son las cuentas y gastos de la casa, comidas, recibos, IBI, luz, agua, declaraciones de renta, etc... tanto es así que el dinero le he dicho en muchas ocasiones que se haga una tarjeta de débito para poder sacar dinero del cajero, ya que la dejó perder por no recogerla del banco, si necesita dinero me lo pide. Una vez al año trata de comprobar las cuentas y en ocasiones me pone en un aprieto, no porque yo me gaste algo sin ella saberlo, sino por no recordar el apunte que hace el banco en la cartilla.
ResponderEliminarComo verás en mi caso más que nada es por comodidad.
En el caso que menciono no se trataba de cuentas de su casa, sino de conocer a los vecinos del edificio donde acababa de mudarse y los problemas que había en él, pero al parecer su marido consideraba que a ella solo tenían que afectarle los problemas de su cocina. Cosa que podría ser verdad, pues cuanto más reducido es el espacio que controlamos, menos complicaciones tenemos, pero también podría ser algo obligado y entonces ya tiene un cariz distinto.
EliminarHaces bueno el refrán de "La mujer en casa y con la pata quebrada". Ya lo creo que sigue vigente. Creo que el contrato entre ambos era defectuoso.
ResponderEliminarUn abrazo y buen finde
Lo malo -y lo incomprensible- es que esos contratos tan defectuosos resulta que funcionan quizá mejor que otros.
EliminarAlguien dice aquí arriba que puede haber algo de comodidad, y lo comparto, también pienso que hay cierta permisividad en algunos casos por parte de ellas... Algo se de debe estar haciendo redomadamente mal en nuestro sistema educativo y en los mensajes que nos mandan desde los medios de comunicación para que todavía esto siga siendo normal en las generaciones que vienen detras de nosotros...
ResponderEliminarEso es lo verdaderamente malo, que los jóvenes estén reproduciendo el mismo patrón que sus padres y sus abuelos, pues ya sabemos lo que se nos dice en las encuestas de las relaciones de pareja entre adolescentes. Tengo cerca una pareja muy joven, sobre los 20 o 21 años, y me llama la atención en ellos algo que parece muy tonto, pero que es significativo: siempre salen de la casa él delante y ella detrás. Curiosamente igual que la pareja de la que hablo en el post. La única diferencia es que luego los jóvenes se suben en la moto (él delante y ella detrás) y los mayores se emparejan cuando la acera es más ancha.
EliminarEste tipo de culpas suelen ser más compartidas de lo que pensamos.
ResponderEliminarPor supuesto, pero ¿que sentimiento o idea empuja a una chica de 20 años a seguir sumisamente los pasos de su pareja?
EliminarUf, pues no hay pocas parejas de ese estilo asumiendo semejantes roles. Afortunadamente, la tendencia es otra y la vida ya se encarga de deshacer planteamientos tan simplistas.
ResponderEliminarNo estaría yo tan segura de que la tendencia sea otra.
EliminarOpino partiendo de mi propia experiencia y de lo que observo en los diferentes entornos por los que transito, donde, generalmente, la disponibilidad está por encima del sexo de las personas.
EliminarTienes suerte entonces, pues yo conozco muchas parejas jóvenes que están reproduciendo el comportamiento que han visto en sus padres. Precisamente ahora, con el asunto de la infanta, muchas casadas reconocen que a ellas les podría pasar algo así, pues han firmado papeles y declaraciones de la renta sin mirarlas siquiera, solo porque se las pone delante el marido. Ni el marido les da la menor explicación ni tampoco ellas la piden.
EliminarTambién yo conozco alguna pareja donde la distribución de roles se barrunta hasta cuando respiran, porque esos ancestrales "hábitos" se adhieren a alguna gente como si de pegamento de contacto se tratara.
EliminarY no es cuestión de cultura ni de estatus social, pues se da en todos los niveles.
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