Con este post se que muchos me vais a correr a gorrazos y pensaréis que me he pasado al bando contrario, pero ya conocéis mi afición a meterme en todos los charcos y este no iba a ser una excepción.
Hace poco he tenido que ayudar a una amiga en un trámite fiscal relacionado con el timo de las preferentes que sufrió el año pasado y con ese motivo me han surgido ciertas dudas que me empujan a ir en sentido contrario a la opinión predominante.
Es cierto, y está demostrado en los tribunales, que le colocaron acciones preferentes a personas de mucha edad e, incluso, que no sabían ni leer, pero yo creo que hay menos estafas de lo que parece si lo meditamos un poco. Mi amiga dice que ella “no entiende de cosas de bancos” y que creyó que estaba contratando un depósito a plazo fijo, pero mi amiga -que tiene aun una edad aceptable y está en plenas facultades mentales- si quiere comprar una lavadora se informa de los programas, de la velocidad del centrifugado y de si el termostato está aparte; si compra un frigorífico sabrá de cuantas estrellas es y, si se va de viaje, sabe las ciudades que visita y las estrellas de los hoteles. ¿Por qué, entonces, cuando compra un producto bancario no se informa de lo que está comprando? Si no entiende de bancos tendría varias opciones:
a) Entender, o sea empollarse el tema.
b) Preguntar, buscar un asesoramiento externo.
c) Dejar su dinero en una libreta a la vista y no pretender sacarle más provecho.
Cualquiera de esas opciones es válida en cualquier cosa que se compre, pues, si yo quiero comprar una barca de pesca, le tendré que preguntar a un pescador, hacer un curso en un club náutico… o comprar las sardinas en la pescadería. Pero mi amiga entra en el banco, compra lo que allí venden y se lo lleva, estampando su firma en un contrato sin leerlo siquiera. ¿Cabe entonces quejarse luego y sentirse estafada?
Pues no, no debería de valer quejarse por firmar sin saber lo que se firma, pero desgraciadamente eso es algo que se hace con demasiada frecuencia. Ahora bien, eso no disculpa a los bancos que se aprovechan de la despreocupación y la ignorancia de la gente para venderles lo que sea, a sabiendas de que el beneficio si lo hay, es sólo para el banco.
ResponderEliminarSegún esto, también habría que acusar al vendedor de lavadoras si no informa al cliente hasta el último detalle sin que él le pregunte. En todo lo que compras, no te informan más que de lo que preguntas, a no ser que se trate de publicidad.
EliminarNo hay dudas de que las personas que han sido timadas con las preferentes buscaban grandes beneficios en poco tiempo, sacarle mayores réditos a su dinero que el escaso o nulo de la libre disposición, pero no es menos cierto que las cajas y bancos han obrado de mala fe y casi todos los clientes han sido seducidos por las personas a las que conocían y en ellas depositaban la confianza de la buena fe. La codicia ha sido el medio de captación, pero lo torcido por parte de las entidades ha sido la práctica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por eso le he llamado timo en vez de estafa, pues, en algunos casos, es tan culpable el timado como el timador.
EliminarLa mayoría de expertos confirman que las preferentes no son un producto para el público en general sino para inversores avezados e instituciones, que son quienes participan en esos negocios en el resto de países europeos. Curiosamente, el tinglado montado en España por las entidades bancarias tuvo como objeto particulares y, en general, de cierta edad y no siempre en condiciones de comprender las farragosas condiciones que los "agentes de confianza" les interpretaban ocultándoles los intríngulis negativos; hubo, pues, afán de no decir la verdad a la clientela, a quienes se buscó con un perfil determinado. No me atrevo a juzgar a las víctimas pero no tengo ninguna duda a la hora de tildar como sinvergüenzas a quienes se aprovecharon de sus clientes.
ResponderEliminar(Se me ha borrado el comentario anterior, uf).
Tienes razón en que ha habido mala intención por parte de las entidades financieras, pero en lo que yo insisto es en que nos metemos en un producto bancario con menos requisitos que si compramos una coliflor. Si esta amiga de la que hablo me hubiera enseñado el contrato antes de firmarlo, yo le hubiera dicho que no lo firmara, que aquello no estaba claro y yo no firmo nada que no entienda. Las acciones preferentes son un valor de bolsa como cualquier otro y tiene los mismos riesgos que cualquier otro, los mismos que las antiguas "matildes" que compraban los pensionistas hace años. El problema ha estado en que las personas que lo suscribieron no sabían que estaban en bolsa y quizá algunas no estaban capacitadas para entender eso, pero otras sí y no hubo la menor queja mientras estuvieron recibiendo unos “intereses” muy superiores a lo que se estaba dando. ¿No sabían que nadie da los duros a cuatro pesetas? Y si eran muy mayores, ¿no tenían hijos que se extrañaran de la suerte de sus padres, a los que el banco les daba lo que no le daba a nadie? Porque seguro que esos hijos acompañaban a sus padres para comprar un televisor o se lo compraban ellos. Cuando esto empezó, vi en la tele un chico joven que le contaba a los medios como habían estafado a su padre con Alzheimer y daban ganas de preguntarle: ¿Donde estabas tú mientras?
EliminarNo te metes en ningún jardín, ya que somos muchos los que pensamos como tú.
ResponderEliminarVaya por delante que en mi opinión los bancos no se han comportado bien y han primado sus intereses personales por encima de los de sus clientes; de hecho lo siguen haciendo, cosa que no sólo está mal sino que es unible.
Dicho esto, tengo amigos que trabajan en bancos, algunos de los cuales se negaron a vender ciertos productos aun a riesgo de su trabajo. Lo que ellos me dicen es que los clientes que ganan nunca protestan. Sólo cuando "el mercado" va en su contra reclaman.
También conozco a gente que perdió todos sus ahorros en lo de las preferentes.Así pues, tengo las dos versiones.
Mi opinión es que el responsable último es el que firma. Él y no otro es el que tiene el deber de informarse. Otra cosa es que se deban instrumentar los mecanismos necesarios para que este tipo de productos, complejos de por si, no caigan en manos de personas que no los entienden, pero por desgracia a menudo pedimos un interés mayor al banco sin preocuparnos del riesgo extra que podamos estar asumiendo. Todos quieren duros a cuatro pesetas.
En este momento, se está haciendo en los bancos lo que llaman "Test de idoneidad", una especie de examen sobre lo que el cliente sabe o conoce de lo que está contratando, o de las inversiones en general. Por supuesto que lo hacen para cubrirse la espalda, pero si se llevara eso honradamente se evitarían situaciones como estas que hablamos. Pero de todas formas, el problema está en que en este país padecemos de victimismo, de echarle siempre la culpa de todo a alguien, sea el gobierno, sean los bancos… o Periquillo el de los palotes, pero nunca asumimos que nosotros también tenemos alguna responsabilidad en lo que hacemos y así nunca ponemos remedio a nada.
EliminarEso fue un timo indirecto a todos los españoles, y directo a muchos españoles.
ResponderEliminarY ahora,
Nos han dejado a una banca sin competencia, han creado un oligopolio, dipuesto a cobrarnos hasta por respirar, a quien irremediablemente tienes que dejarles el dinero sin contrasprestación suya, puesto que no te remuneran ni con la inflacción.
Tú lo has dicho: un timo. En el que el timado tiene también su parte de culpa. Hace años, alguien cercano me animó a invertir en algo nuevo llamado Forum Filatélico, que en principio pintaba muy bien, pues se trataba de invertir en sellos que nunca pierden valor y los rendimientos en forma de intereses mensuales eran muy superiores a los de cualquier inversión sin riesgo. Pero, para seguir animándome, esa persona añadió: Y, además, tiene la ventaja de que no lo ve Hacienda. ¡Uf!, malo… Le dije, y le aconsejé que se salieran de eso lo antes posible. Se negó en redondo alegando que todos sus amigos y familiares lo tenían y le estaban sacando muy buenas rentas, pero no mucho tiempo después ya sabemos lo que pasó y ellos y sus amigos perdieron toda la inversión, que ni siquiera han podido reclamar porque dinero no declarado no existe. ¿Dónde está aquí el culpable? ¿Podrían levantar la pancarta de víctimas? Sinceramente creo que no.
EliminarHace unos cuantos años, me llamaron de la central de Ibercaja, para ofrecerme algo nuevo y con alta rentabilidad. Mi mujer fue el que les atendió por estar yo de viaje y simplemente les dijo que era yo el que me encargaba de las gestiones financieras. Cuando me lo comentó, sin darle mayor importancia le comenté que si querían algo que me volvieran a llamar. No lo hicieron y yo ya no me preocupé, pienso que era el timo de las preferentes. Si me llama el director de la sucursal, igual me las habían colado.
ResponderEliminarHace dos años Ibercaja "rescató" las participaciones preferentes con una pérdida del 32% para los que la tenían y quisieron recuperar parte del dinero.
No se por qué te las hubieran colado, pues en cualquier inversión hay siempre algo elemental que todo el mundo entiende: a mayor rentabilidad, más riesgo. Por lo que hemos dicho antes de que nadie da los duros a cuatro pesetas y mucho menos un banco. Lo que me gustaría saber algún día es que criterios siguieron a la hora de ofrecérselas a los clientes, pues yo reúno todas las características de los timados y no recuerdo que ningún banco me las ofreciera.
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