26/5/11

Marianita





Hoy hace 180 años que Mariana Pineda murió ajusticiada a garrote vil por su adhesión a una causa en la que creía. No voy a escribir la historia, ni tampoco una biografía suya porque ya otros lo han hecho mucho mejor que yo podría hacerlo y porque en este blog trato de evitar los posts largos. Solamente quiero dejar mi recuerdo para una mujer valiente y desgraciada, con las últimas palabras que pone en su boca García Lorca en el drama Mariana Pineda


¡Amor, amor, amor, y eternas soledades!


22/5/11

Elecciones




De Mesa Madero en IDEAL


Hoy es día de elecciones, pero no voy a hablar de partidos (que no se puede), ni de los “indignados” y ni siquiera voy a pedir el voto. Pero sí voy a festejar que, después de muchos años de democracia y votaciones, los españoles hemos dejado de ser mancos.

Por fin somos europeos, por fin somos ciudadanos del mundo, por fin podemos votar como se vota hasta en el último rincón del planeta.

Amigos, compatriotas, residentes todos de este país…..


¡Ya podemos meter la papeleta en la urna con nuestra propia mano!


En Granada, Año de Gracia de 2011


16/5/11

Los pasos cantados



Este poema lo leí cuando era muy joven y lo aprendí de memoria, como siempre hacía entonces con los poemas que me gustaban. Después, a lo largo de la vida, sus versos han resonado en mi oído cada vez que algún hecho o algún estado de ánimo me los recordaba. Han pasado más de 50 años y hoy, al buscarlo en mis estanterías, al releerlo después de tanto tiempo, he podido comprobar que no había olvidado ni una sola palabra. Es un poco largo para lo que yo suelo poner aquí, pero creo que vale la pena darlo a conocer.


LOS PASOS CANTADOS

Venancio Sánchez Marín



Amigos que antes tuve, amigos que ahora tengo,
mis pájaros de entonces y mis pájaros nuevos.
Voy cantando, cantando, cantando sin remedio
por mis largos caminos y por mis campos secos.
Yo no se que me pasa que me paso y no llego;
lo lejano está cerca y lo cercano lejos.
Tiene que haber un sitio que busco y que no encuentro
donde vivir conmigo, donde caerme muerto,
donde hablar con vosotros, amigos, en silencio
y sentir la alegría de estar triste y ser bueno.

Ni la Tierra es redonda ni la Tierra da vueltas.
La Tierra es un camino por donde Dios se acerca,
por donde el hombre pasa cantando a su manera
y mirando las cosas del lado que las sueña.
Yo no dudo que existan el pájaro y la piedra
y las flores del cardo que en mis campos se secan,
pero se que mis aves y mis piedras y estas
flores moradas mías no son como las vuestras.
Ni la Tierra es redonda ni la Tierra da vueltas.
La Tierra es un camino por donde el hombre sueña.

Andando todo el día y el día no se acaba.
Mis pájaros se mueren de sed, lejos del agua.
Atrás se irán quedando mi vida y cuatro casas:
la casa de mis padres, la de Dios, la cerrada
casa de mis amores, que ya se me olvidaban,
y la que solo Dios sabe donde me aguarda.
Como se alarga el día. Ay, ay, como se alarga
cuando mueren mis pájaros o vuelan y no cantan.
Amigos, no hagáis caso si pasa lo que pasa;
casi nada es la muerte; mi vida, casi nada.

Quiero andar, andar siempre, quiero andar todavía
aunque no encuentre un alma ni una orilla tranquilas.
Voy despacio, mordiendo una fruta podrida
que me sabe a los últimos recuerdos que se olvidan.
Hay un árbol caído y un reguero de hormigas
y unos pájaros locos que cantan o deliran.
Y está el cielo tan alto y tan claro está el día,
que me lloran los ojos cuando, amigos, os miran.
Quiero andar, andar siempre, quiero andar todavía.
Corazón que descansa cuando más se fatiga.

En mis campos de piedra lo que pude he sembrado,
yo no tengo la culpa de que sean tan áridos.
Traje llenas de trigo y esperanza las manos.
Que amigos míos eran, ay, entonces los pájaros.
El trigo que traía lo perdí grano a grano,
tal vez se lo llevaran las hormigas del campo.
Ahora tiendo, vacías, las palmas de las manos
y los pájaros pasan por encima, volando.
Pero aun me queda una fe oscura en el milagro:
si los pájaros vuelven, volverán a mis manos.


De la revista POESIA ESPAÑOLA (1954)


8/5/11

Cadena




Para compensar el anterior post, traigo hoy aquí esta noticia aparecida en muchos periódicos hace unos días, a la que añado este expresivo gráfico de IDEAL.

La llaman cadena de trasplantes. Yo la llamaría cadena de amor y solidaridad.


(Haciendo clic en la foto podéis verla mejor)



1/5/11

Maldad gratuita





Hace tiempo que dejé de creer en los Reyes Magos, que asumí sin problemas que los caramelos de fresa no tienen fresa y los recuerdos de París están fabricados en Taiwan. Pero hay algo que no conseguiré entender por muchos años que viva: la maldad gratuita. Hacer daño a sabiendas y sin sacar ningún beneficio de ello.

¿Se puede disfrutar del sufrimiento ajeno? ¿Compensa, quizá, del sufrimiento propio? Que alguien me lo explique, por favor.

25/4/11

El pueblo unido


Tal día como hoy, hace 37 años, se inició en Portugal la que fue llamada la última revolución romántica de Europa. Convocados por una canción en una emisora, los soldados pusieron claveles en sus fusiles y la gente cantó por las calles el himno acuñado por los Quilapayún para el régimen de Allende. Los españoles empezamos a peregrinar a Portugal para conocer como sabía la libertad, pero no fuimos capaces de traerla a nuestro país, al que solo llegó tras la muerte del dictador.






17/4/11

Semana Santa






Pasión ● Turismo ● Penitencia ● Turismo ● Liturgia ● Turismo ● Procesiones ● Turismo.

Y saetas con copyright






12/4/11

Juan Gutiérrez Padial






Recientemente, la Academia de Buenas Letras de Granada le ha rendido homenaje al poeta Juan Gutiérrez Padial por haberse cumplido el pasado Febrero 100 años de su nacimiento en el pueblo granadino de Lanjarón.

Juan Gutiérrez Padial pertenece al grupo de poetas que por los años 50 y 60 animaron en Granada la gris vida cultural de la época. Fue profesor en la abadía del Sacromonte y por entonces se integró en el grupo Veleta al Sur. Publicó su primer libro –Salterio gitano- en 1948, y no volvió a publicar hasta diez años después cuando aparece A contratierra, escrito en prosa. Le sigue luego Debajo del silencio (1966) terminando sus publicaciones con Sombra penúltima (1980) y Bajo la sombra del estro (1983)

De él dijo Carlos Muñiz en su libro 6 poetas granadinos posteriores a García Lorca:

Es cura, sí, no os asustéis. Lo encontraréis en el huerto plantando unos tomates. Por la mañana ha cantado en el coro de la catedral. Ahora, a la caída de la tarde, sigue con la salmodia de los surcos, riega, planta, recoge…../ No es raro, pues, que entre col y col, antífona y antífona, salten los otros versos, los suyos, la voz rajada y grave de quien sabe de dolores y bajamares parturientas. Pertenece a esa larga lista de clérigos trovadores, tan incomprendidos en vida, tan rumiados tras la muerte.

Y más recientemente, Antonio Sánchez Trigueros en IDEAL:

Poeta dominador de la técnica y materialidad del verso, poeta del romance luminoso, de magistrales sonetos, del verso libre y del poema en prosa, del poema breve y del poema de largo aliento…

Pero mejor veamos unos poemas suyos.


SOLEDAD

El mar y yo. ¡Siempre solos!
Tierra, atrás. Cielo, delante.
Diez caracolas de espuma
por la frente. Por la sangre
la ausencia… ¡siempre la ausencia!

Se me deshoja la tarde
entre los dedos. No hay rosas
ni esperanzas. Llama el aire
una, dos, tres….¡cuantas veces!
Nadie le responde, nadie.

El mar y yo. Siempre solos.
Me abrasa la voz. Me arden
las horas. Todo me quema
la soledad de la tarde.

El mar y yo. Siempre el mar
y yo para adivinarte.

DEBAJO DEL SILENCIO

Hablar contigo. De mí,
Contigo, callar… ¡Silencio!
Dejar tiempo a la palabra.

Por el agua –claro espejo-
las voces suenan -¿a qué?
a olvido y polvo.
Silencio
de mí, contigo, hecho carne.
Repique de nada. Viento
de nada. En el corazón
dolor de nada. Mis dedos
de nada, llenos de sangre.
Yo, de ti –de nada- ciego.

¿Me encontrarás por encima
o por debajo del tiempo?
Se va… ¿Quién sabe por donde!

Para salir a tu encuentro
hablar contigo, de ti.
Contigo, de mí, silencio.

DEL AMOR Y LA PALABRA

Hablo porque me escuece la palabra
y la certeza de saberme hermano.
Agria tengo la voz, rota, la mano
de santiguar preguntas: ¿No hay quien abra

una estela de tierra en la macabra
sonrisa de los muertos? ¿Será en vano
gritar a lo divino por lo humano?
Mi lengua es una gubia que me labra

palabras de dolor, de amor, de huida,
de silencios, de lágrimas, de lodo…
Busco a tientas en mí, nombres y nombres

hasta llenar el libro de la Vida
y en mis brazos pretendo atarlo todo
por la hermandad de Dios y de los hombres.

3/4/11

Un macasar en el camino





Ya conocéis mi fijación por el macasar. Este blog lleva ese nombre y mi galería de Flickr recibe todos los años la nueva cosecha de fotos allá por Enero. Después de una ardua tarea de investigación creo que ya tengo localizadas la mayoría de las plantas que hay en Granada y próximamente pienso geosituarlas en una especie de mapa del macasar, algo así como la ruta de la seda que lo trajo a Granada.

Como digo ahí al lado, todos estos macasares están en jardines antiguos, siendo reliquia de unas épocas en las que no primaban las plantas de gran volumen y crecimiento rápido que se siembran ahora. Así, hay ejemplares en el recinto del Hospital Real, en el jardín de entrada al cementerio de San José, en el Hospital del Refugio, en los Jardinillos del Salón y en la Huerta de San Vicente.

Sin embargo, esta Navidad encontré una planta en un sitio inesperado, en la mediana de una casi-carretera con un tráfico infernal rozándola todo el día. ¿De donde ha salido esa planta? Allí todo es nuevo, todo está recién construido, y un macasar no crece de la noche a la mañana. La deducción es fácil pero también sorprendente.

Toda esa zona estaba llena de huertas que cayeron ante la picota del progreso y en una de esas huertas estaría el macasar. Cuando estaban construyendo esa vía y los edificios colindantes alguien -que merece pasar a la historia- vio la planta, la reconoció y quizá modificó el proyecto para conservarla en su sitio. No es el lugar ideal para una planta así, pero al menos no ha muerto gracias a una persona desconocida que tuvo la sensibilidad suficiente para respetarla.

1/4/11

Maldad gratuita





Hace tiempo que dejé de creer en los Reyes Magos, que asumí sin problemas que los caramelos de fresa no tienen fresa y los recuerdos de París están fabricados en Taiwan. Pero hay algo que no conseguiré entender por muchos años que viva: la maldad gratuita. Hacer daño a sabiendas y sin sacar ningún beneficio de ello.

¿Se puede disfrutar del sufrimiento ajeno? ¿Compensa, quizá, del sufrimiento propio? Que alguien me lo explique, por favor.

27/3/11

Carteles rotos (Epílogo del anterior)



Sopló un viento de furia y agitó los carteles
-palabras de esperanza en balcones abiertos-
La tarde estaba oscura, la noche fue cayendo,
llegó un viento de guerra y amaneció despacio
la triste, gris, mañana de los carteles rotos.


Este intento de poema lo perpetré la mañana del día 20 de Marzo de 2003, cuando amanecimos metidos en una guerra que no habíamos querido. Aquella noche llovió, hizo viento y muchos de los carteles que había en los balcones se rompieron. Sirve ahora para expresar la mala conciencia de no haber colgado nuestros carteles para protestar de la guerra en Libia. En estos años hemos roto los carteles, el viento de la vida ha arrastrado el sueño que entonces defendimos de que un mundo mejor era posible.

Firmamos armisticios con la vida y decimos que es paz lo que es solo renuncia y cobardía.

20/3/11

La batalla de los carteles





En el 2003, un señor bajito y con bigote nos metió en una guerra absurda. (Cualquier parecido con otro señor bajito y con bigote más antiguo es pura coincidencia) Pero a lo que iba. Que ese señor antes de dejarse la melena se reunió en las Azores con dos señores muy importantes y, con tal de que le echaran el brazo por el hombro, acogió con todo entusiasmo la idea de buscar en un país remoto unas armas que no existían. Protestamos, firmamos manifiestos, salimos a la calle masivamente, llenamos nuestros balcones de carteles de plástico con el NO A LA GUERRA y nuestras solapas de chapitas blancas y negras, pero no sirvió de nada y en la madrugada del día 20 de Marzo cayeron bombas allá por donde Adán y Eva se comieron una manzana.

Esta triste historia todos la conocemos, pues durante muchos días los telediarios y los periódicos nos trajeron noticias de grandes bombardeos y batallas. Pero de lo que voy a hablar aquí es de mi pequeña e incruenta Batalla De Los Carteles.

Cuando la entrada en la guerra ya parecía irremediable, leí en el periódico que una asociación pacifista repartía carteles para colgarlos en los balcones y allá que me fui a por uno con la idea de que fuera algo puramente testimonial: un solo cartel en un solo balcón y durante un solo día.

Colgué mi cartel con trabajo, ya que no había forma de sujetarlo a los ladrillos de la fachada y bajé a la calle a ver como había quedado. Cuando miraba, un vecino mal encarado me dijo: ¿Tienes permiso para eso? Yo le contesté que era algo temporal, que al día siguiente lo quitaba. Subí a la casa y sonaba el teléfono. Era una vecina que me puso a parir diciendo que yo no podía colocar eso en “su” fachada. Discutimos, le dije que era mi balcón y también mi fachada, y tuve que colgarle el teléfono porque ya me estaba insultando. Cuando volví esa noche a mi casa encontré en el buzón un anónimo que me decía: Quita ese cartel del balcón o te arrepentirás. ¡Toma ya amenazas!

¿Qué hubierais hecho vosotros? Me imagino que lo que hice yo. Volver a la asociación, traerme carteles para todos los balcones y comprar una chapa para la solapa. Y ahí me tenéis lidiando día tras día con unos carteles que no querían quedarse quietos. Ocurrió que fueron días de lluvias y vientos con los que todas las mañanas amanecían mis carteles del revés y enredados en la baranda, y yo poniéndome como una sopa para intentar sujetarlos con cinta de embalar.

Mientras, seguían las protestas de los vecinos. Seguían los anónimos en el buzón, la misma señora siguió insultándome y una concejala del PP subía cuatro pisos andando con tal de no entrar conmigo en el ascensor. También la chapita de la solapa dio sus problemas, pues una amiga me dijo al verla: ¡Ave María Purísima! ¿qué llevas ahí puesto?, en el super un señor mayor estuvo a punto de pegarme y hasta el médico al que fui a por recetas me dijo que para entrar en su casa tenía que quitarme aquello.

No recuerdo exactamente cuando renuncié a mis signos externos del rechazo a la guerra, pero supongo que sería cuando terminaron los bombardeos. Pero sí sé que el tiempo se me hizo eterno, por la guerra y por mi batalla particular. Pasados meses, un amigo al que se lo conté me dijo: ¡A quien se le ocurre hacer eso en un barrio que tiene en todas las elecciones una mayoría aplastante del PP!