17/7/10

Juan Latino


Dibujo de Juan Vida para la novela Juan Latino de J.V. Pascual


Pues al cielo no le plugo
que salieses tan ladino
como el negro Juan Latino

Miguel de Cervantes. El Quijote (Prólogo)


Pocos son los datos que nos han llegado sobre este personaje que menciona Cervantes y cuya simple existencia es realmente excepcional. Pero con un ejercicio de imaginación podemos aproximarnos al hombre, al siglo XVI y a la ciudad donde transcurrió su vida: Granada.

Pudo ser traído esclavo cuando niño con sus padres desde África a las costas del Algarve y de allí a Moguer, para terminar siendo vendido en Sevilla a un convento en donde probablemente fue bautizado y aprendió a leer y escribir.

Ya sobre los 11 años se le sitúa en Baena con la importante familia de los Fernández de Córdova, descendientes del Gran Capitán, siendo destinado primero a las caballerizas hasta que pasa al servicio del heredero del ducado de Sessa, Don Gonzalo, un niño casi de su edad. Con él recibe enseñanzas de latín, que amplía por su cuenta leyendo tratados de etimología y a los clásicos Ovidio, Propercio y Tíbulo hasta llegar a leer y traducir la Biblia latina perfectamente.

A la muerte de D. Luis Fernández de Córdova la familia se traslada a Granada y allí, ya como Juan de Sessa, estudia Bachillerato, progresa en sus conocimientos y es admitido en las reuniones de poetas y músicos que se celebran en la Cuadra Dorada de la mansión de los Granada Venegas, donde lee sus epigramas y alterna con Luis Barahona de Soto, Gaspar de Baeza, Pedro de Padilla, Hernando de Acuña y Hurtado de Mendoza.

Recibe el grado de bachiller en 1546 y empieza a tener sus primeros alumnos, entre los cuales se encuentra la hija del administrador de los Fernández de Córdova, Dª Ana de Carleval, mujer blanca, distinguida y bella de la que se enamora y es correspondido. Tras un periodo de amor clandestino se produce el hecho transcendental e insólito por el cual D. Gonzalo concede a Juan de Sessa, conocido como Juan Latino y Juan el negro, la libertad y una dote para que contraiga matrimonio con la hija de su administrador.

A partir de ahí vemos a Juan Latino como un respetable hombre casado y padre de familia, obteniendo la licenciatura, más tarde la cátedra de la Universidad y dando clases en el Colegio Catedralicio.

La mayoría de sus obras se han perdido, pero se conservan los Epigramas (1571-1574), De translatione corporum regalium (1576) y Austriada Cármine (1573), que ensalza las hazañas de Don Juan de Austria, por entonces en Granada combatiendo a los moriscos en las Alpujarras.

Juan Latino muere ciego y a una avanzada edad en Granada, entre 1594 y 1597, y está enterrado en la cripta de la iglesia de San Gil y Santa Ana. En esta tumba hubo un epitafio en latín que se ha perdido, pero que recogió Don Francisco Valverde y Perales en Historia de la Villa de Baena (1903) y cuya traducción es la siguiente: El hombre sabio de Granada, maestro de la brillante juventud y orador piadoso y excelso en doctrina y en costumbres, hijo de padres etíopes de estirpe negra, habiendo salido de la infancia comenzó los estudios de la salvación y cantó las gestas de la casa augusta de Austria; el Latino yace en este sepulcro. Resucitará con su fiel esposa.

Hasta aquí lo poco que se sabe de este personaje. Si pensamos que estamos en el siglo XVI y en una pequeña ciudad que, aunque considerada capital política del Imperio, no hace tanto pasó de manos musulmanas a cristianas, podemos preguntarnos si esta historia es real o soñada.

9/7/10

9 de Julio



Como para el 2016 aun falta mucho, podemos ir celebrando hoy el Día de la Independencia Argentina con este relato para niños de lo que ocurrió aquel día, tomado de Educación Inicial.com.


Hace muchísimos años, allá por 1816, en una provincia muy pequeñita, la más chiquita de Argentina, ocurrió algo muy, pero muy importante.
Los representantes de cada provincia se reunirían allí para firmar un Acta donde declaraban la Independencia, querían ser libres del rey de España. Ya se habían dado lo primeros pasos el 25 de mayo de 1810.

Los representantes de cada provincia, tuvieron que viajar muchísimo para llegar a Tucumán, en esa época no había aviones ni autos veloces y cómodos como los hay ahora.

Los diputados, viajaban en diligencias, carretas, y a caballo. El viaje era muy cansador, pasaban frío, y debían comer a la orilla del camino o llegar hasta unas posadas, a descansar un rato y comer allí también. Era un enorme sacrificio,pero ellos estaban felices de poder hacer algo tan importante por su patria y por el pueblo argentino que estaba cansado de depender de un rey de otro país.

En Tucumán todo el pueblo los estaba esperando, prepararon la casa más grande de la ciudad que era la casa de la señora Francisca Bazán de Laguna, todos los vecinos ayudaban, ¡que orgullosos estaban de que vendría gente tan importante!

En esa época no había hoteles, entonces los vecinos se ofrecieron a recibir a los diputados en sus casas, y ellos aceptaron gustosos.

Los diputados que habían llegado a San Miguel de Tucumán estaban dispuestos a trabajar mucho por la patria, las reuniones que se llamaban sesiones, comenzaban muy temprano y finalizaban hasta que se escondía el sol. Así trabajaron durante varios meses.

Hubieron muchas provincias ausentes pero otras estuvieron allí, ellas fueron: Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, San Juan, Catamarca, Salta, La Rioja, Córdoba, Santa Fe.
Por el alto Perú las provincias de Charcas y Chichas (que ahora forman parte de Bolivia).

Por fin después de tanto discutir, proponer proyectos y conversar, se pusieron de acuerdo. Se confeccionó un Acta de la Independencia

El presidente del Congreso: Francisco Narciso Laprida, les preguntó a los congresales si querían ser libres e independientes de los reyes de España y todos contestaron con un enorme ¡SÍ, QUEREMOS!, todos estaban felices, la gente del pueblo también festejaba en las calles.

Cuando los ánimos se calmaron un poco todos los representantes comenzaron a firmar uno por uno el Acta. Luego se la enviaron al Rey de España para ponerlo en conocimiento de esta resolución.

Todo el pueblo festejó, comían empanadas calientes, organizaron bailes, se abrazaban y decían todos juntos:

¡VIVA LA PATRIA!,
¡VIVA LA INDEPENDENCIA!
¡VIVA LA LIBERTAD!.


* * * *

Y como no hay fiesta infantil sin adivinanzas, os propongo una:

¿Que escudo argentino es ese de ahí arriba? Un sugus de limón para quien lo acierte.



4/7/10

La revoltosa






Los comentarios os los dejo a vosotros.