21/12/14

Relatos de Navidad






     En el año 354 se estableció oficialmente el 25 de Diciembre como día de Navidad, aunque mucho antes otras celebraciones paganas lo había situado el 19 del mismo mes, coincidiendo con los saturnales romanos o la fiesta del Yule en el norte de Europa, en que se celebra la llegada del sol. A partir de entonces, la narrativa universal tuvo en este tema uno de sus principales referentes, llegando a constituir casi un género, especialmente en relatos cortos, que han sido llevados repetidamente al teatro o al cine.

     Tal vez los relatos de Navidad por antonomasia son La vendedora de fósforos de Hans Christian Andersem y la Canción de Navidad o Cuento de Navidad, obra de Charles Dickens. Pero también tenemos El cascanueces y el rey de los ratones, del escritor y compositor alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann , que inspiró el ballet de Tchaikovsky, Un extraño relato de Navidad, de Guy de Maupassant, El árbol de Navidad de Fédor Dostoievski y El gigante egoísta, de Oscar Wilde.

     Menos conocidos mundialmente son los relatos en lengua castellana, aunque también podemos citar Maese Pérez, el organista, de Gustavo Adolfo Bécquer, La noche de Navidad, de José María de Pereda, La mula y el buey, de Benito Pérez Galdós, La noche-mala del diablo, de Leopoldo Alas “Clarín”, La Nochebuena del poeta, de Pedro Antonio de Alarcón, El primer milagro, de Azorín, Nochebuena aristocrática, de Jacinto Benavente y El premio gordo,  de Vicente Blasco Ibáñez.

     Pero como la Navidad no es un cuento, sino una realidad distinta en cada uno de nosotros, deseo que todos podamos construirla a imagen y semejanza de nuestros sueños.
    

18/12/14

La soledad




     Llamo a una amiga sobre las nueve de la noche, hora a la que solemos hablar habitualmente, pero la encuentro acostada. Le pregunto por qué se ha ido a la cama tan pronto y me confiesa que se acostó la siesta y no se ha levantado. Me habla vagamente de un dolor de cabeza, pero sospecho que no se ha levantado porque no ha encontrado motivo para hacerlo. Porque levantada no va a hacer nada distinto de lo que hace en la cama y no le vale la pena cambiar de habitación y de postura.

     Se habla a veces de la soledad de los ancianos en sus casas, pero nadie sabe realmente lo que significa esa soledad, como esa soledad se va apoderando de la persona y termina por quitarle las ganas de hacer cosas, de tomar iniciativas. De vivir.

12/12/14

Platero





     Estremecido del dolor de Platero, he tirado de la espina y me lo he llevado al pobre al arroyo de los lirios amarillos para que el agua corriente le lama, con su larga lengua pura, la heridilla. (XIII La espina)







     Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. (LXVIII Melancolía)



     Sí. Yo sé que, a la caída de la tarde, cuando, entre las oropéndolas y los azahares, llego, lento y pensativo, por el naranjal solitario, al pino que arrulla tu muerte, tú, Platero, feliz en tu prado de rosas eternas, me verás detenerme ante los lirios amarillos que ha brotado tu descompuesto corazón. (A Platero, en el cielo de Moguer)

 Platero y yo. Juan Ramón Jiménez
12 de diciembre de 1914


6/12/14

Los emprendedores

 



     Muy cerca de mi casa y casi de improviso, ha abierto una nueva tienda, una minúscula panadería regentada por una pareja muy joven. Ella, dicharachera y dispuesta, nos llama a todos “vecinos” (lo seamos o no) y él, más tímido y comedido, coopera con una sonrisa de oreja a oreja. El local está decorado con lo mínimo y también mínima es la cantidad de género, que se les acaba a media mañana de unas cosas y les sobra por la noche de otras. Pero lo que enternece, lo que me llega al alma cada vez que entro a comprar algo, es la ilusión que están poniendo en su negocio, la cantidad de horas que le echan y como se esfuerzan por agradar a la clientela.

     Tienen enfrente un supermercado conocido por su pan barato y, alrededor,  otras panaderías más grandes y bien puestas. No lo tienen fácil, la verdad, pero merecen salir adelante y yo voy a hacer lo que esté en mi mano para que lo consigan. Aunque engorde a fuerza de bollos y magdalenas.