29/4/22

La minifalda


Captura tomada de Bonprix

      

      Esta entrada de En verano - In summer, me ha recordado que hace muchos años, creo que cuando aun no había nacido EL MACASAR, visitaba un blog que no se si sigue, pues hasta he olvidado su nombre y, en una entrada, mantuve con su administradora una discusión absurda, que terminó “como el rosario de la aurora”.

      En esa entrada hablaba de su nostalgia por no haber podido llevar la falda por encima de la rodilla, bailar fuera de las fiestas del pueblo o pasear con el novio cogidos de la mano. Yo le dije que, por esa misma época, yo sí había podido hacer todo eso –y mucho más- sin el menor problema, pues era algo muy normal. Nos enredamos entonces en una discusión que duró varios días, pues ella se empeñaba en sostener que estábamos hablando de distintas épocas y hasta insinuó que yo mentía en mi edad, que aparentaba ser una persona mayor de lo que era. Y yo fui cobarde, pues la discusión terminó sin que me atreviera a decir que de lo que estábamos hablando era de distintos lugares, que no era igual un pueblo de la Castilla profunda que una ciudad sureña y universitaria.

      Afortunadamente, ya no hay esas diferencias y las chicas jóvenes son iguales en todo el país, sea una ciudad, un pueblo o una pequeña aldea. Y, en parte, quizá por eso hay tanta violencia machista, porque ellas han cambiado y ellos no terminan de aceptar ese cambio.


20/4/22

Pregunta

 


 

      Voy a haceros una pregunta sobre algo que a mí me tiene intrigada, por si alguien que me lea es psicólogo, tiene afición a la psicología o es amigo de un psicólogo.

      Veréis. La cosa es muy simple.

      Observo que las personas mayores se preocupan mucho más por lo que les puede ocurrir a los hijos, que los jóvenes por lo que les puede ocurrir a los padres. Me explico.

      Si un joven se desplaza por carretera en viaje de placer o de trabajo, los padres se preocupan, quieren saber cuando sale, cuando llega y si llega bien. Y muchas veces tienen que mantener una auténtica batalla para conseguir enterarse, porque parece ser que mandar al llegar un par de palabras en WhatsApp es tarea demasiado difícil. Sin embargo, se puede dar el caso de que sean los padres, las personas mayores, las que se desplazan, algunas veces conduciendo también, y eso a los hijos nos les causa la menor preocupación. No piden confirmación de salida ni de llegada. Muchas veces ni se acuerdan de que están viajando.

      Mi pregunta por tanto es: ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué esta diferencia? ¿Es que los hijos quieren menos a los padres que los padres a los hijos? No creo que sea así. Tiene que haber algún otro motivo que yo no alcanzo a explicarme.

      Os cedo la palabra, pues.

 

10/4/22

Las que se quedan


Captura tomada de IDEAL

      Siempre he pensado que hay personas que se van y otras que se quedan. Y yo he sido siempre de las que se quedan. Así que he dicho adiós en andenes, aeropuertos, estaciones de autobús y hasta en la puerta de mi casa.

 

      Te he dicho adiós. Adiós. Y me he quedado

       con un muerto a la espalda.

 

      Recordaba esto, de hace muchos años, cuando a finales del mes pasado leía en el periódico la historia de Nadia Bondarchuk, una mujer de 75 años, que se ha quedado casi sola en el barrio Berkovets de Kiev, a un paso de Bucha y sus cadáveres en las calles. Todos los que han podido, se han ido a donde han podido, pero Nadia se ha quedado allí, en su dacha, con sus tres perros y su gato sobresaltados día y noche por el ruido de los disparos, con sus gallinas picoteando en el jardín. Y en ese jardín hay algo más, hay tendederos de los que cuelga a secar ropa militar. Y Nadia dice con toda naturalidad: Los chicos vienen cada día por la mañana, después de pasar la noche combatiendo en el bosque, y me dejan la ropa sucia para que la lave. Algunos también desayunan algo y se duchan. Llegan agotados. Yo me encargo de lavar la ropa, la cuelgo al sol y por la tarde pasan a retirarla. No tengo miedo, no me importa morir hoy o mañana. Así que yo me quedo y, al menos, trato de ser útil a mi país y a mi gente.

      Nadia es de las que se quedan. Sola o casi sola. Con una lavadora, una ducha y el té siempre caliente para quien pueda necesitarlo.