27/10/21

La Memoria Histórica de la Mujer

 



      La Diputación de Granada organiza anualmente las Jornadas de Memoria Histórica y Democrática, que este año están dedicadas a la mujer con motivo de cumplirse 90 años del voto femenino. Bajo el título MUJER Y MEMORIA HISTÓRICA (1931-1978), se está celebrando un ciclo de conferencias y está abierta en el Palacio Condes de Gabia la exposición MUJERES EN EL ESPACIO PÚBLICO. Una exposición interesante que, con documentos de distintas épocas, hace un recorrido por lo que fue la vida de la mujer durante ese periodo de tiempo.

Y ahí estoy yo. Junto a una feliz familia numerosa llena de niños y otra cuyos seis miembros fueron fusilados. Debajo de las mujeres de la Sección Femenina y al lado del Expediente de Responsabilidades Políticas de una mujer fusilada en Víznar en 1936. Todas en la misma vitrina, todas en la misma época, pero qué distinto destino, qué distinta situación. Yo con mi uniforme negro de cuello duro que me hacía rozaduras llegando el verano, con el “babi” blanco para defender la lana, poco lavable, de la tiza y las excursiones. Yo allí, con mis compañeras, en la excursión a Deifontes o en la terraza del colegio. Yo, con mis 14 y 15 años totalmente ajenos a la vida –y la muerte- de esa mujer del expediente.

 Agustina se llamaba. Agustina González López, la Zapatera.

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16/10/21

Quejas


Fotografía de Granada Hoy

     

       Hace unos meses, el periódico IDEAL que recibo publicó en la sección de Cartas al Director una que guardé porque me llamó la atención. Se titulaba Quejas por la comida en el Maternal y la firmaba una señora cuyo nombre tengo aquí delante mientras escribo, pero que no voy a citar, a pesar de que su envío al periódico la hacía pública. Dice así:

 

      Sr. Director: Cuando vas a ingresar en un hospital sabes que la comida no va a ser precisamente de restaurante. Pero cuando ingresé para dar a luz a mi hija no me podía imaginar que tanto yo como mi pareja fuéramos a estar cinco días al borde de la desnutrición.

Sabíamos que corríamos un riesgo al pedir una dieta vegana, y cuando llegó el plato de brécol con patata y ensalada (así sin más) pedimos un cambio a un menú ovolácteo vegetariano para ver si mejoraba la cosa. Verá usted, no creía yo buena idea que mi última comida antes de un parto inducido de duración incierta fuera de unas 300 calorías, y nos habían dejado claro que las comidas sucesivas iban a ser por el estilo. Tras un parto de 24 horas, me esperaban otros cuatro días más hospitalizada, pero a pesar de poder ahora incluir lácteos y huevos, el menú no mejoró. Crema de verduras sin grasa (así lo ponía en la hoja de menú), ensalada y verduras rehogadas… De poco servían nuestras constantes quejas al personal, recordándole que apenas había proteínas en esas comidas y que yo necesitaba nutrirme para poder recuperarme y amamantar.

No fue hasta que decidimos dejar una queja formal por escrito que el personal de planta empezó a reaccionar. Todavía tuvimos que escuchar «es que si no coméis ni carne ni pescado, de dónde queréis sacar las proteínas». Pues hasta mi abuela lo sabe: legumbres, frutos secos, huevos y lácteos, que no deberían ser difíciles de incluir en un menú de hospital. No esperábamos comidas de estrella Michelin, ni siquiera mucha variedad, pero en 2021 y en una ciudad como Granada, donde la población vegana y vegetariana no es poca, esperábamos que el HMI tuviera unas nociones mínimas de nutrición. Ingenuos de nosotros, que nos creíamos que las cosas habrían ya cambiado porque estamos en pleno siglo XXI. Si van a ingresar en dicho hospital, ya saben, llévense víveres si no quieren desnutrirse.

      Hasta aquí la carta. Y os diréis que por qué me llamó la atención. ¿Verdad? Pues muy sencillo, porque ese mismo día había estado hablando con unas amigas de una obra social en un país americano a la que ayudamos periódicamente. Se trata de una casa de acogida que sostiene un grupo de mujeres de la Fraternidad de Foucauld, que acoge principalmente niños con sida y ya os podéis imaginar la cantidad de niños que han visto morir en sus brazos. Pero no acaba ahí la cosa. Esos niños padecen la enfermedad por contagio de sus madres al nacer y la única forma de evitarlo es haciendo la cesárea a la madre. ¿Y cual es el problema? Pues que la sanidad de ese país no cubre esas cesáreas y hay que pagarlas. Y ahí entramos nosotras y otras muchas personas de Granada aportando lo que podemos económicamente para que esos niños se salven de una enfermedad, que aquí puede ser crónica con tratamiento, pero allí es terrible. 

      Está feo que hable de esto, que presuma de lo que hago en favor de otras personas, pero es la única forma que he encontrado de expresar el rechazo que sufrí cuando leí esas palabras de una chica que da a luz a su hija en un hospital público. Gratis total, por supuesto.       

9/10/21

Procrastinar



      Supongo que la mayoría habréis oído o leído esta palabra, muy presente en la Red desde hace años, aunque creo que estaba aceptada de siempre por la RAE, ya que aparece incluso en escritos de Cicerón. Y vemos que la Real Academia es muy parca al darnos la definición de esta palabra, diciéndonos solo que es DIFERIR, APLAZAR, pero, sin embargo, la Wikipedia lo amplía más y nos dice que es: la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o pereza a afrontarlas.  Y, como podréis ver en un vistazo por la Red, hasta hay quien añade que: Sin embargo, es más que postergar voluntariamente. La procrastinación también deriva de la palabra del griego antiguo «akrasia», hacer algo en contra de nuestro mejor juicio. Y en este sentido es como yo la entendí siempre.

      Por eso, la primera vez que leí en Internet ese término y supe su significado, me di cuenta de que chocaba de frente con una frase que ha sido siempre para mí algo así como un lema: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. La pronuncia Jesús, el galileo (Jn. 13,27), en la Última Cena, dirigiéndose a Judas Iscariote y sabiendo que lo ha traicionado, lo ha vendido por treinta monedas de plata (Mt. 26,16). Dice: Hazlo pronto (o hazlo en seguida, según la traducción) O sea, si eso es lo que quieres hacer, llega con tu decisión hasta el final y asume las consecuencias.

       Muchas veces a lo largo de mi vida -y como la mayoría de las personas- me he encontrado con el dilema de tener que tomar una decisión difícil y, cuando he dudado, cuando he sentido la tentación de mirar para otro lado y aplazarlo, siempre he oído dentro de mí esa frase: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. No lo aplaces, no lo demores, pues cuanto más tardes en decidirte, más difícil te será.