12/3/25

Ancianos digitales

 


      Si se le da a un niño un móvil inteligente, estaremos tranquilos porque sabemos que sabrá manejarlo con prudencia, controlando perfectamente las situaciones que se presenten, pero si se le da a un anciano o anciana, deberíamos estar atentos, pues es muy posible que desencadene una guerra mundial en menos que canta un gallo.

       Ejemplos al canto.

      Tengo una amiga que, en WhatsApp, me coloca continuamente de "reacción" en mensajes de hace meses la bandera de Portugal. ¿Por qué hace esto? Según ella porque no sabe y "trastea" el móvil. Y se queda tan tranquila, a pesar de que le digo que me ha sacado tres veces de la cocina y me he secado las manos cuatro. Otra amiga me manda larguísimos mensajes de voz que, después de un cuarto de hora con el móvil en la mano, descubro que tal mensaje no era para mí. Hace unos años, un amigo me reenviaba al correo todo lo que le llegaba, incluidos sus correos devueltos, pero es que los correos de otro amigo me llegaban siempre con una enorme lista de todos sus contactos y los contactos de sus contactos, por lo que terminé teniendo la dirección de correo de media ciudad, incluidas autoridades civiles y militares.

      Minucias estas comparadas con la reciente hazaña de una vecina, que se dejó abierto el grupo de WhatsApp comunitario, volcando en él una conversación privada en la que relataba la vida y milagros de los vecinos. Con buena memoria, por cierto, pero dando lugar a enemistades, rupturas familiares y sorprendentes descubrimientos de relaciones inconfesables. Cuando se le hizo ver lo que había hecho, alegó que no sabía de qué le hablaban porque ella no pasaba en el móvil de hacer y contestar llamadas. ¿Para que tenía entonces un móvil inteligente? Se lo habían regalado sus hijos. Y punto. 

      Y este es el problema, que tenemos una gran población anciana con un arma de destrucción masiva en las manos, por lo que sería conveniente establecer un examen previo a la compra de un móvil con el que se garantizara un conocimiento mínimo, pero esencial, de tal instrumento, antes de que, como digo, un anciano o anciana "trasteando" en su móvil, desencadenen la tercera guerra mundial. 


27/2/25

La Gala

 

      Pasó ya, hace bastantes días, la gala de los Premios Goya y a los que no fuimos invitados ni tuvimos la paciencia de ver las cuatro horas en directo de TVE, nos queda ahora verla a trocitos, encontrarnos vídeos por aquí y por allá, vídeos de los momentos culminantes, de las entregas de los premios, de los discursos más o menos acertados, de los números musicales, etc.

      Y con la alegría que me caracteriza últimamente, de todo lo que he visto hasta el momento he seleccionado el vídeo en el que unas chicas que, por cierto, no conocía, adaptan la canción de Rosana Si tú no estás aquí a la enumeración de los profesionales del cine que se fueron a lo largo de este año. Desde la estrella más deslumbrante al montador desconocido. Una larga lista.

      Y como el año pasado Silvia Pérez Cruz y Salvador Sobral dedicaron también este recuerdo a los cineastas que fundieron en negro, adaptando la conocida canción de Manuel Alejandro, y ocurre que me gusta más esa grabación que la de este año, la añado aquí y así serán dos por el precio de una.

      Son largos los vídeos y no es obligatorio verlos, pero me parecen un buen homenaje a quienes dedicaron su vida a la “Fábrica de los sueños” 


15/2/25

El amo

 



Lo que se construye a base de fuerza y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal termina.

Papa Francisco


      Es un viejo con bronquitis y un solo pulmón, que se ahoga cuando habla, pero que levanta su voz por escrito para decirle al puto amo del mundo y su cohorte de millonarios infantiloides, que no pueden tratar a seres humanos como a rebaños de bisontes, que ellos no son quienes para establecer fronteras, que no son nietos de Toro Sentado y no es suya la tierra que pisan. O pisotean.

 

31/1/25

Los Arguiñano y la Tabla Periódica

 


      Si habéis visto recientemente algún programa o vídeo del "cocinero de la tele" o sea, Karlos Arguiñano, habréis comprobado que algunos días lo acompaña uno de sus numerosos hijos, Joseba, que al parecer es panadero, pero se está iniciando en la cocina y su padre introduciéndolo en su programa, supongo que con la intención de que ocupe su puesto cuando decida jubilarse, que edad tiene para ello desde hace tiempo.

      Y ahí están los dos, el hijo cocinando con entusiasmo y el padre, como muy atento y admirado, haciéndole de pinche. 

      Y ahí estoy yo, viéndolos mientras almuerzo y pensando que son el claro ejemplo de la diferencia entre la cocina que se hacía antes y la de ahora. Me explico.

       Mientras Arguiñano padre comienza su receta poniendo ante sí en la mesa de trabajo el alimento a preparar más tres o cuatro cacharritos con los ingredientes que va a añadir, al tocarle el turno a Joseba, los cacharritos se multiplican de tal manera que, cuando los recorre enumerándolos, me acuerdo de aquella odiosa Tabla Periódica de los Elementos, que tanto nos hizo sufrir en 5° de Bachillerato.

      Pero es que también me acuerdo de cuando mi madre me decía que si le echas muchas "cosas" a una carne o un pescado, termina sabiendo a esas "cosas" y no a la carne o al pescado. Dicho más técnicamente, que los ingredientes añadidos enmascaran y ocultan el sabor del ingrediente principal. Y yo añado como colofón, que ese plato termina no sabiendo a nada en concreto, igual que esos zumos "multifrutas" de sabor irreconocible.

 

8/1/25

Demagogia "a puntapala"




Estamos metiendo 1.000 millones de euros más de todos los ciudadanos para financiar el seguro privado de un millón y medio de funcionarios.

Óscar López, Ministro de la Transformación Digital y de la Función Pública

 

      A ver, señor López. Por si no lo sabe, le recuerdo que la Sanidad Pública está financiada por los Presupuestos Generales del Estado y estos se nutren con los impuestos de TODOS los residentes en nuestro país. O sea, que esos funcionarios de los que usted habla, llevan toda su vida pagando la Sanidad Pública de TODOS con sus impuestos y, además, sostienen MUFACE (eso que usted llama "seguro privado") con un descuento en la nómina, que  el resto de trabajadores no tiene. 

      Así que, por favor, déjese de demagogias y, ahora que ha guardado el árbol y han pasado ya los Reyes Magos, siéntese en su despacho y lea detenidamente los informes que le dejan sus asesores, para no hacer el ridículo con su ignorancia cuando habla. Porque es que, además, y esto es lo grave, está empujando a todo el país en contra de los funcionarios. Sí, de esos que educan a sus hijos, sin ir más lejos. O reciben su denuncia cuando les roban la cartera, lidian con "los malos" en las prisiones y limpian el barro en Levante. Que también.

P.S. En la cabecera de mis recetas de MUFACE dice: Sistema NACIONAL de Salud ¿Sabe lo que significa eso, señor López

 

1/1/25

La Navidad de los viejos

 



      31 de diciembre a media mañana. En la puerta del supermercado charlan dos mujeres mayores.

      -¿Donde vas a cenar esta noche?

      -En mi casa.

      -¿Sola?

      -Sí, mis hijos cenan en las suyas.

      -¿No te vas con alguno de ellos?

      -Pues no, porque lo celebran con los amigos y yo no pinto nada en eso.

      La miro y veo brillar en sus ojos las lágrimas contenidas. Se despide de la amiga y se va apresurada, como si quisiera llegar pronto a su casa para dar rienda suelta al dolor que lleva dentro.

      Más tarde, ya en mi casa, oigo en el móvil el largo mensaje de voz en el que una amiga muy distante me cuenta, una vez más, que "va a morirse" sin ver en Navidad a uno de sus hijos que, desde que se casó hace muchos años, pasa siempre la Navidad con la familia de su mujer. Y repite: "No hay turnos, siempre es lo mismo, y yo me voy a morir sin verlo un año sentado en mi mesa en Navidad".

      La llamo porque a mí se me dan mal los mensajes de voz, pero no me coge el teléfono, no sé si porque no lo ha oído o porque no tiene ganas de hablar. Le escribo entonces un mensaje y evito desearle una noche feliz. 

      Aún más tarde, ya cerca de la cena, felicito por WhatsApp a otra amiga, suponiendo que está en casa de su hermano como todos los años, pero me contesta, también con un mensaje de voz, diciendo que no está con su familia, que su hermano ya no conduce y ella no se atreve a depender de los taxis en una noche así para ir a su casa. Y se despide advirtiéndome de que ya ha cenado y se está acostando. O sea, que no la llame. 

      Mientras voy a la cocina a por mi cena, pienso si los sobrinos que se reúnen en casa de su hermano tampoco conducen. Y pienso también que ella tampoco ha pronunciado la palabra feliz.

      31 de diciembre, 12 de la noche. Empieza un nuevo año y yo os deseo, más que nada, que jamás conozcáis la soledad de estas viejas, la soledad de tantas personas mayores que ni siquiera pueden volcar su tristeza en un blog.