¿Que pensabais? ¿Que os librabais este verano de tangos? Pues me temo que no va a ser así, pues el año pasado se me quedó algo pendiente.
Sí, el verano pasado me tiré mes y medio (nada menos) poniendo vídeos y hablando del tango y de los que lo bailan, pero, sin embargo y lo confieso ahora, me ha quedado una espina clavada, más bien un remordimiento, por no haber mencionado siquiera a una de las parejas más aplaudidas desde hace mucho tiempo: Mariano “Chicho” Frúmboli y Juana Sepúlveda. ¿Por qué hice eso? Os lo voy a explicar en un acto de contrición.
En primer lugar, el tal Chicho me cae gordo, porque he leído entrevistas en las que pone fatal al resto de milongueros. Viene a decir que todos lo hacen mal y él solito lo hace bien.
En segundo lugar, hay veces que “maneja” a Juana como si fuera una muñeca.
Y, en tercer lugar, tiene el atractivo de un semáforo. En eso, es la antítesis de Fernando Jorge. A mi juicio, claro, que siempre será parcial.
Pero como soy consciente de la injusticia cometida, voy a tratar de olvidarme de lo malaje que es el tío y a centrarme en lo bien que baila y el estilo tan personal que tiene.
Y como muestra y para que lo conozcáis, aquí está con Juana bailando una de sus piezas estrella, de la que se pueden encontrar multitud de vídeos y no veréis dos iguales, pues esa es una de sus características: se adaptan a la música como ninguna pareja, por lo que dependen siempre de la versión de la música y de su ejecución. Con vosotros, Chicho y Juana, en 2014, en una versión muy canyengue de Milongueo del ayer, de Abel Fleury.
Y una intermedia en el tiempo, que a mí es, quizá, la que más me gusta.
A continuación los vemos en Tal como soy (Milonga para una armónica) de Hugo Díaz, de la que hay también muchas versiones, tanto con armónica como con bandoneón. Esta primera, la original con armónica del 2017
Y esta muy reciente, de hace unos meses, con el quinteto Beltango y el bandoneón de Alex Nikolic.
Otra de sus milongas favoritas es Quiero verte una vez más de Juan D'Arienzo, que vamos a ver en una versión muy canyengue que les va como anillo al dedo.
Y, por último, podemos apreciar como se adaptan a la música de forma vertiginosa con El Tigre Millán de Canaro en la orquesta de Juan D'Arienzo
Hasta
aquí, milongas. Pero ocurre que el vals se les da también de
maravilla. El vals criollo, que no es el vienés, como ya vimos el
verano pasado. Atardecer, Luis Alberto Fleitas
Terminamos y estaréis pensando que no los hemos visto bailando tango... pero es que no me gustan. ¿Por qué si son tan buenos en otras cosas? Pues porque son fríos, no hay feeling entre ellos y el tango lo necesita. Otra apreciación personal, por supuesto.