12/9/23

A modo de jarcha tanguera

 

      ¿Que pensabais? ¿Que os librabais este verano de tangos? Pues me temo que no va a ser así, pues el año pasado se me quedó algo pendiente.

      Sí, el verano pasado me tiré mes y medio (nada menos) poniendo vídeos y hablando del tango y de los que lo bailan, pero, sin embargo y lo confieso ahora, me ha quedado una espina clavada, más bien un remordimiento, por no haber mencionado siquiera a una de las parejas más aplaudidas desde hace mucho tiempo: Mariano “Chicho” Frúmboli y Juana Sepúlveda. ¿Por qué hice eso? Os lo voy a explicar en un acto de contrición.

      En primer lugar, el tal Chicho me cae gordo, porque he leído entrevistas en las que pone fatal al resto de milongueros. Viene a decir que todos lo hacen mal y él solito lo hace bien.

      En segundo lugar, hay veces que “maneja” a Juana como si fuera una muñeca.

      Y, en tercer lugar, tiene el atractivo de un semáforo. En eso, es la antítesis de Fernando Jorge. A mi juicio, claro, que siempre será parcial.

      Pero como soy consciente de la injusticia cometida, voy a tratar de olvidarme de lo malaje que es el tío y a centrarme en lo bien que baila y el estilo tan personal que tiene.

      Y como muestra y para que lo conozcáis, aquí está con Juana bailando una de sus piezas estrella, de la que se pueden encontrar multitud de vídeos y no veréis dos iguales, pues esa es una de sus características: se adaptan a la música como ninguna pareja, por lo que dependen siempre de la versión de la música y de su ejecución. Con vosotros, Chicho y Juana, en 2014, en una versión muy canyengue de Milongueo del ayer, de Abel Fleury.

 

      Y una intermedia en el tiempo, que a mí es, quizá, la que más me gusta.

      A continuación los vemos en Tal como soy (Milonga para una armónica) de Hugo Díaz, de la que hay también muchas versiones, tanto con armónica como con bandoneón. Esta primera, la original con armónica del 2017


       Y esta muy reciente, de hace unos meses, con el quinteto Beltango y el bandoneón de Alex Nikolic.

      Otra de sus milongas favoritas es Quiero verte una vez más de Juan D'Arienzo, que vamos a ver en una versión muy canyengue que les va como anillo al dedo. 

      Y, por último, podemos apreciar como se adaptan a la música de forma vertiginosa con El Tigre Millán de Canaro en la orquesta de Juan D'Arienzo



        Hasta aquí, milongas. Pero ocurre que el vals se les da también de maravilla. El vals criollo, que no es el vienés, como ya vimos el verano pasado. Atardecer, Luis Alberto Fleitas 

 

 

      Terminamos y estaréis pensando que no los hemos visto bailando tango... pero es que no me gustan. ¿Por qué si son tan buenos en otras cosas? Pues porque son fríos, no hay feeling entre ellos y el tango lo necesita. Otra apreciación personal, por supuesto.

25/8/23

Paola Hermosín


      Llevamos lo que va de agosto con el blog que parece “un entierro de tercera”, con tanta tragedia y tanto difunto, así que vamos a tener que cambiar de nota y, para ello, nada mejor que un vídeo de Paola Hermosín.

      Por si no la conocéis, Paola Hermosín es una chica sevillana, con todos los estudios de música habidos y por haber, que compone, hace arreglos, canta y da clases de guitarra. Como guinda, es joven, guapa, simpática y toca la guitarra como la profesional que es. En su canal de YouTube encontraréis un montón de vídeos que dan para estar distraídos unas cuantas horas, además de oír buena música, por supuesto. Yo he elegido este que me resultó muy divertido, aunque hay otros muchos que igualmente se podrían poner y que espero que vayáis descubriendo y pasando tan buenos ratos como los he pasado yo.

12/8/23

El amor desolado

 

      En la entrada anterior, vimos como la canción El amor desolado nació a partir de una tragedia. Pero es que la tragedia siguió unida a esta canción, pues unos años después de grabarla Alberto Cortez, la grabó también un cantante de tangos argentino, que empezaba a tener gran éxito y que le incorporó el dos por cuatro con el que ha seguido interpretándose en Argentina. Este cantante, de nombre artístico Jorge Falcón, murió de un tumor cerebral a los 38 años de edad, solo dos después de grabarla.

 

1/8/23

Waldo de los Ríos

 

      El 28 de marzo de 1977, Waldo de los Ríos se disparó un tiro en la frente en su casa de Madrid y en su cama, sembrada de fotografías. Era argentino, pero vivía en España desde hacía muchos años y, desde aquí, desarrolló en toda  Europa su carrera de compositor, director de orquesta y pianista. Fue muy criticado por sus "arreglos" de música sinfónica, pero se enriqueció con ellos y era lo que más se le solicitaba.

      Yo lo recuerdo en sus actuaciones en Televisión Española, pero no le presté mucha atención porque lo mío entonces eran los cantautores. Cuando murió ya no estaba Franco, pero su sombra todavía revoloteaba por las instituciones y, en la mayoría de la prensa, no se habló de suicidio, sino de que había muerto en su casa repentinamente. Algún tiempo después, dos amigos suyos, Alberto Cortez y José Fernando Dicenta, se unieron para hacerle un homenaje en forma de canción y oímos El amor desolado en la voz de Alberto Cortez, que puso música a una letra de Dicenta. Seguramente no supimos entonces que, tras esa canción tan romántica, había una historia menos romántica, pero igualmente triste, pues que se quite la vida una persona de 43 años siempre es triste. Eso hay que dejarlo para los mayores de 70 que, según las estadísticas, nos llevamos la palma a la hora de “doblar la servilleta” voluntariamente.


23/7/23

23J (J de julio)

 


      De nuevo votando con esta creencia ingenua de que mi voto es decisivo, de que mis papeletas son absolutamente necesarias. Un voto meditado, reflexionado como se reflexiona aquello que puede cambiar nuestra vida y la de los demás. Un voto que, desde que nos dejaron hacerlo, no ha faltado nunca. Y que no faltará mientras pueda llegar al colegio electoral y mientras sea capaz de saber lo que estoy haciendo.

      Buen domingo y que ustedes voten bien.


19/7/23

Costumbre de silencio

 



      ¿Por qué ha tenido que correr la vida?

      ¿Por qué ha tenido que pasar el tiempo?

      Pudimos quedarnos quietos

      en aquel minuto eterno,

      en el dulce segundo, amanecido

      de luz y sombra sobre el sentimiento. 


      Pienso en tu voz. Ya va marcando una

      terrible y dura costumbre de silencio.


Granada 1955 


13/7/23

Palabras, palabras, palabras...

 


      En el mostrador de admisión de la clínica.

      Yo: Mire, ahí está mal mi apellido.

      Recepcionista: Escríbamelo porque no la escucho.

      Levanto un poco la voz y lo repito, pero lo indicado hubiera sido decirle: Pues debería hacerlo...

      Y es que llevamos ya bastantes años confundiendo oír con escuchar. Tanto de palabra como por escrito, continuamente vemos cómo se dice o se escribe escuchar en lugar de oír, siendo dos verbos distintos con distinto significado. 

      Oír es, según la primera acepción de la RAE, Percibir con el oído los sonidos. 

       Y Escuchar: Prestar atención a lo que se oye

      Por tanto, la recepcionista iba bastante descaminada diciéndome que no me prestaba atención.


Dedicado a bisílaba, especialista en palabras, a quien estas cosas le deben chocar aun más que a mí.

 

1/7/23

El gorrión

 



      Esta historia de Una mirada me ha recordado que, hace ya bastantes años, encontré en una de mis terrazas un gorrión de esos “volantones” que hay en primavera, de esos que apenas saben volar todavía. Esa terraza es estrecha y con un pretil alto de ladrillo soportando la baranda, por lo que se veía que el pajarillo se había posado en la baranda, había caído dentro y no sabía salir de allí. Curiosamente, la madre o el padre (no se distinguir el sexo de un pájaro) se posaba de vez en cuando en la baranda y le piaba como animándolo a remontar el vuelo, pero el bebé-pájaro lo intentaba y no conseguía coger el impulso como para superar la altura de la baranda. Entonces, lo agarré con cuidado con intención de dejarlo en la baranda, pero cuando vi como temblaba, temí que no acertara a volar y se estrellara en el suelo, por lo que volví a dejarlo donde estaba.  Pasaba el tiempo y, viendo que no se iba, le puse agua y unas migas de pan, pero siguieron pasando las horas y yo ya no sabía que hacer con aquello, mientras los dos gorriones piaban y piaban. Hasta que se me ocurrió poner algo para que el pajarillo pudiera acercarse a la baranda y de ahí echar a volar, así que busqué por toda la casa y encontré una tabla que coloqué de forma que le sirviera de escalón intermedio y esperé a ver que ocurría. Pasado un rato, me asomé y nada, allí seguía el huésped en mi terraza y su progenitor revoloteando por los alrededores. Pasó otro rato… y lo mismo. Hasta que, cuando ya perdía la esperanza de que el invento funcionara, me asomé y los dos gorriones habían desaparecido. Respiré aliviada, limpié la terraza y, como en aquello de los gatitos, pedí al cielo que no se le volviera a ocurrir a ningún pájaro acercarse por mis terrazas, pues me habían dado el día.


24/6/23

¿El principio del fin?


      Pues nada, que ya sabréis que Don Google cierra los llamados Álbunes Google, donde están alojadas las fotos de los blogs Blogger desde que cerró Picasa, lo cual supone que, si no cambia de idea, nuestras fotos, las que adornan la cabecera de la entrada y las que muchas veces son lo esencial, se irán a hacer gárgaras. Y sin ofrecernos otra opción, pues podría haber establecido una cuota de pago, como en Flickr, pero no, nos desahucia limpiamente… y a la calle. Podemos emigrar a WordPress  o podemos dejarlo sin fotos, solo con el texto, pero yo, personalmente, me estoy planteando cerrar, incluso eliminarlo, pues, por una parte, me siento incapaz de empezar desde cero a estas alturas y, por otra, pienso que esto es el principio del fin, es decir, que lo que pretende Google es acabar con Blogger y BlogSpot, que este es el primer paso y luego vendrá el definitivo.

      Y para no darle el trabajo de guardar -y eliminar- otra foto, hoy esto va a palo seco, solo texto. Y usted perdone, Don Google, por la osadía de seguir publicando a su costa.

 

13/6/23

La dieta sana no es tan sana

 




      El sabio asturiano Francisco Grande Covián decía que hay que comer de todo, pero en platos de postre. O sea, nada de atracones, pero comer de TODO. Y TODO es TODO. 

      Llevamos ya bastantes años que, tanto los medios de comunicación como las personas de nuestro alrededor, nos bombardean con lo de la dieta sana, lo que quiere decir que el azúcar es un “veneno”, las grasas ni probarlas y solo son sanas las hortalizas, frutas y verduras. Y así me cuenta una amiga que hace el cocido con pollo y poco más, una parienta que la fabada con muchas verduras y la sombra lejana de un chorizo y, por supuesto, ninguna prueba nada que lleve azúcar, ni a sus hijos y nietos les permiten la menor chuche. Estuve en un cumpleaños en el que la madre de la criatura agasajada, nos mostró orgullosa la tarta diciendo: Sin lácteos, ni huevos, ni azúcar… Y aquello era incomible, hasta su aspecto resultaba repelente. 

      Pero bueno… ¿estamos locos o qué? Cualquiera que tenga un poco de sentido común y lea lo que dicen y han dicho siempre los verdaderos expertos, sabe que los seres humanos somos omnívoros, que podemos asimilar todos los alimentos y todos ellos nos son necesarios. Por supuesto que hay incompatibilidades, que una persona diabética no puede tomar azúcar o una celiaca gluten, pero fuera de esos casos excepcionales, que entran de lleno en la patología, cualquier persona no solo asimila bien todos los alimentos, sino que los necesita. Y así, esa azúcar tan venenosa resulta que es el alimento de nuestro cerebro y que nos daña menos que cualquier edulcorante, incluidos los que llaman "naturales" como la estevia, mientras que las grasas nos proporcionan las calorías necesarias, son el vehículo de varias vitaminas y a las mujeres nos regulan las hormonas. ¿Que debemos distinguir entre grasas “buenas” y grasas “malas”? Puede ser, pero sin exageraciones, pues huyendo de esas grasas perjudiciales, terminamos sin ninguna. Así que vamos a dejarnos de tonterías y vamos a comer de todo sin pasarnos en la cantidad, pensando que si los alimentos están en la Naturaleza es porque nosotros los necesitamos.   

      Y como final, permitidme que os diga que tanto tiquismiquis con la comida me parece una ofensa para los que no pueden comer. Que hay muchos en el mundo, por desgracia, y más cerca de lo que pensamos.


27/5/23

Reflexión y frustración



      Hoy ha sido el día de la reflexión, ese que yo llamo nuestro día, cuando los políticos tienen ya que callarse y esperar, mordiéndose las uñas, a que nosotros, los ciudadanos, metamos su papeleta en la urna.

      Y hablando de urnas, me he pasado el día pensando en las frustraciones que tuve en esta sencilla operación de votar.

      Después de unos años de transición que se hicieron interminables, por fin llegó el momento, tan deseado, de elegir nuestras instituciones y nuestros representantes en ellas. Llegó la Democracia, llegó el voto y yo fui, ansiosa y llena de emoción, a meter por primera vez mi papeleta en una urna. Lo había visto en fotografías, en televisión y en el NO-DO, había visto como, en otros países, la gente entraba en unas cabinas y salía de ellas con su voto en la mano, se acercaba a la mesa y allí tenía lugar ese momento mágico en el que lo introducía en la urna, algunas veces con dificultad por el tamaño de la papeleta.

      Y llegó el día y la hora. Con el DNI en una mano y el sobre en la otra, entregué mi DNI al presidente de la mesa, él leyó en voz alta mi nombre y yo me dispuse a meter mi voto en la urna. La mano me temblaba, toda yo temblaba de emoción... cuando el presidente de la mesa me arrebató el voto y lo introdujo en la urna. Él, no yo. Me enteré entonces que Spain is different hasta en eso, que aquí no nos estaba permitido ese gesto tan simple, que los españolitos éramos todos mancos de nacimiento a la hora de votar. Y así ha sido hasta hace pocos años en que terminó mi lucha para que me dejaran meter la papeleta. 

      Mi segunda frustración ha sido no formar parte de la mesa, no ser elegida nunca ni siquiera como vocal. Sólo en una ocasión me llegó el nombramiento de suplente de vocal, tuve que madrugar para estar a la hora indicada en el colegio electoral, pero la mesa se completó y yo volví a mi casa después de haber votado. No han vuelto a llamarme y ahora ya se que, por mi edad, estoy fuera de las listas.

      Que ustedes voten bien mañana.