30/9/24
Legítimas y acreditadas
17/9/24
Visitas turísticas
En el Patronato de la Alhambra se está estudiando lo que llaman un Plan Director, que replantee las visitas al monumento y establezca nuevos itinerarios, pues tal como está y a pesar de restringirse el número de visitantes, hay momentos en que está masificada y eso daña un monumento tan delicado e, incluso, perjudica a los visitantes, que ven gente en lugar de belleza.
Ante esto, lo primero que me viene a la memoria es la cantidad de veces que he pensado lo bueno que sería poder distinguir las personas que van porque disfrutan con ello de las que solo buscan la foto ante la Fuente de los Leones para decir: he estado ahí. Y, de esta forma, facilitarlo a los primeros y ponérselo difícil a estos últimos. Difícil y caro, si es preciso.
Una amiga, cuando se jubiló de una profesión relacionada con las Artes y las Letras, se afilió de voluntaria en la cárcel y su misión era acompañar como guía a grupos de reclusos en visitas a monumentos y museos de la ciudad, dándoles unas sencillas explicaciones sobre lo que estaban viendo. Me contaba entonces que encontró en estos grupos personas nacidas y vividas aquí que no solo no conocían la Alhambra, sino que ni siquiera habían entrado nunca en la Catedral, Capilla Real, Casa de los Tiros, Corral del Carbón...y demás etcéteras. Vio también que había algunos que se habían apuntado a esas visitas para salir unas horas de su encierro, pero que otros se quedaban extasiados ante lo que estaban viendo y costaba arrancarlos de allí. Recuerdo que me emocionó aquello y pensé que estas personas de vidas complicadas merecerían estar en libertad y entrar gratis a todos esos monumentos.
Curiosamente, unos días después, coincidí con esta amiga y su grupito de reclusos en un museo, me sumé al grupo y disfruté lo más grande compartiendo con ellos la visita y ayudando a la guía en sus explicaciones.
3/9/24
Una chica de El Ejido
Hace muchos años, cuando ya empezaba a hablarse de la inmigración subsahariana, asistí a una mesa redonda o conferencia, no recuerdo bien, que se celebraba en el salón de una iglesia cercana. Como ya dije en esa ocasión, esa iglesia está situada en un barrio acomodado y conservador y, en el coloquio del final, una señora muy elegante dijo que sí, que muy bien, que pobrecitos africanos, pero que "esa gente" venía a quitarle el trabajo a los de aquí y ella tenía dos hijos en paro que... Creo que no llegó a terminar su perorata, pues en las últimas filas se levantó una chica muy joven que la interrumpió indignada diciendo: ¿Sabe lo que le digo, señora? Pues que usted no comería tomates y pimientos en invierno si no fuera por ellos. Yo soy de El Ejido, mi familia tiene invernaderos y puedo decirle que el trabajo en invernadero es un infierno, que la atmósfera es irrespirable en verano. ¿Y sabe lo que pasa? Pues que un español se marea, lo sacan, se va a su casa y ya no vuelve, mientras un senegalés se marea, lo sacan, se airea un poco, se bebe un vaso de agua... y vuelve a entrar. Y al día siguiente y al otro y al otro, hasta que se le acaba el contrato. Así que si sus hijos buscan trabajo, que vayan a los invernaderos y lo encontrarán.
No sé si fui yo la primera en aplaudir, pero el aplauso fue unánime y la chica ejidense se sentó un tanto abochornada, mientras la señora de los hijos en paro supongo que deseó meterse bajo su asiento
26/8/24
No pensar nunca en la muerte
Como, en la anterior entrada, hemos hablado abundantemente del tema, he recordado este poema de Manuel Alcántara, que podemos oír de su propia voz y en la de Mayte Martín, autora también de la música.
11/8/24
Los sanitarios tienen corazón
En esta semana que ahora termina, se han cumplido 30 años de la muerte de mi madre. Muchos años, mucho tiempo, pero no el suficiente como para que dejara de pasar por mi cabeza "la película" de aquellos días, los flash back que se te quedan fijos en la memoria para siempre. Y recordé cuando, un par de días antes de morir, tuvieron que cambiarle el suero de sitio y la enfermera le pinchó repetidamente sin encontrar la vena, como suele ocurrir con las personas en su situación. La enfermera tiró la toalla y dijo: Voy a llamar a uno del quirófano. Un rato después, llegó un chico vestido de verde que dio con la vena a la primera. Mi madre musitó un débil "gracias” y el chico vestido de verde me miró con los ojos llenos de lágrimas. Se había emocionado porque una mujer anciana, moribunda pero consciente, le había dado las gracias por acertar con su vena al primer pinchazo.
2/8/24
La siesta
Cuando era niña, la siesta en el verano era sagrada para nosotras. No era obligatorio dormir, pero sí estar en reposo, pues nos decían que beneficiaba nuestra salud y nuestro crecimiento y estaban muy mal miradas las familias que dejaban a sus hijos jugando en la calle o en el patio. Nuestra sospecha era siempre que, detrás de esa preocupación por nuestra salud, estaba el deseo de los mayores de echarse una siestecita tranquila, pero era comprensible si ellos trabajaban y habían madrugado, así que una niña buena como yo comprendía la situación y se tumbaba en la cama turca un par de horas. Y como no tenía ningún sueño, en ese par de horas leía todo lo que tenía a mi alcance, empezando por los cuentos o los libros de Celia y variando mis lecturas conforme aumentaba mi edad.
En uno de esos veranos me tragué la colección completa de Salgari, en otro la de Verne, en otro le metí mano a la biblioteca de mi abuelo recién llegada a mi casa tras su muerte, incluidos los libros que mi padre me señaló como "no apropiados para mi edad", y en otro me leí las obras completas de García Lorca. Recuerdo que cuando llegué al teatro, cada tarde era una obra. Amor, amor, amor y eternas soledades decía Marianita poco antes de que mi madre se levantara a poner la merienda.
Pienso ahora lo que contribuyeron a mi cultura aquellas pesadas tardes del verano, aquellas no-siestas de mi infancia y adolescencia. Mi estatura física no se desarrolló tanto como nos decían, pero aquellas lecturas fueron conformando la mujer adulta que luego fui.
19/7/24
Carolyn Richmond
Pienso ahora que pude hablar con ella, que incluso pudimos llegar a ser amigas, que podría tener ahora fotos de las dos juntas, pero nada de eso ocurrió. Y no me importa, porque aquellas miradas cómplices que cruzamos son suficiente como para que ahora pueda decir: Descansa en paz, Carolyn, y ahora que tus cenizas han venido a unirse a las del hombre que amaste y acompañaste, ten por seguro que haré lo imposible para visitaros a los dos en el limonero que ya debe haber crecido y dar sombra.
10/7/24
MUFACE y las “fake new”
Últimamente se está hablando mucho de MUFACE, tanto en la prensa escrita como en los periódicos digitales, debido a que este año termina el concierto con las entidades aseguradoras, que están ejerciendo presión para que el Gobierno haga una mayor aportación económica, ya que según ellas, con la actual están perdiendo dinero y no pueden continuar así.
No voy a entrar en la controversia sanidad pública/sanidad privada, tema que ya hemos tratado aquí en otras ocasiones, sino que me voy a limitar a poner de relieve la cantidad de información falsa que estamos recibiendo, de lo que es un magnífico ejemplo lo que estoy leyendo día sí y día no sobre MUFACE. Y digo información falsa por ser benévola, pues lo que se lee son auténticos disparates. Como que MUFACE paga a los funcionarios mejores pensiones que la Seguridad Social, cuando sabemos que las pensiones no las paga MUFACE sino el propio Estado mediante el Régimen de Clases Pasivas del Estado, al cual cotizaron esos funcionarios durante toda su vida laboral.
Esto pone en evidencia el desconocimiento del tema, pero hay algo mucho más sangrante. He leído también en varios sitios que los mutualistas tienen "mejores tratamientos y mejores medicamentos, con lo que se benefician económicamente" (Véase aquí el "emoji" de los ojos muy abiertos)
Y lo grave es que la gente se traga estas cosas, incluso los que deberían conocer el tema, pues en la farmacia donde compro, cuando, finalizando la pandemia, comentaba lo difícil que me estaba resultando que el SAS me vacunara de COVID, uno de los chicos que trabajan allí y que es farmacéutico, me dijo: Pero con MUFACE tenéis otras ventajas, tenéis mejores medicamentos. Yo abrí los ojos como el "emoji" y le contesté: Dime algún medicamento que me hayas dado a mí y no se lo des a un pensionista de la Seguridad Social. Con la diferencia de que yo te pago el 30% sin tope alguno y el de la Seguridad Social se lo lleva gratis o por un mínimo precio". Y no pudo contestarme.
Cómo veis, esa imagen de arriba es de hoy, un día cualquiera y solamente con parte de la medicación que tomo. Decidme si hay muchos pensionistas de la Seguridad Social que paguen esto, porque yo lo que veo en esa farmacia es que la mayoría se van de ella con sus medicamentos y sin tocar el monedero.
25/6/24
El blanqueo
2/6/24
Soledad
García Montero con Gioconda Belli en la Huerta de San Vicente
Pongo en Google la palabra soledad y me sale de todo. Empezando por la Wikipedia y la definición de la RAE, me sale de todo. Desde consejos/anuncios de psicólogos, a una funeraria o un negocio de venta de neumáticos. Canciones, nombres de mujeres más o menos conocidas, libros, muuuchos psicólogos que nos aconsejan como convivir con la soledad y hasta la Cruz Roja y el Teléfono de la Esperanza.
Pero sigo con el dedo hacia abajo y me salta a la vista algo sorprendente: Luis García Montero mencionando un poema de José María Pemán, titulado precisamente Soledad y que creo recordar traje aquí hace años.
El artículo de García Montero es de la pasada Navidad y habla de lo que muchos hablamos por esas fechas: de las ausencias, de las pérdidas. La suya bien grande, ya lo sabemos. Curiosamente, no había leído ese artículo y es raro, pues suelo seguir lo que escribe el paisano. Mi primera intención al leerlo, ha sido guardarlo para una entrada de la próxima Navidad, pero como resulta que a mi edad eso está demasiado lejos y no sé si para entonces estaré yo o estará el blog, mejor lo enlazo ahora, pues lo creo válido en cualquier época del año. Y añado lo que le hubiera contestado si no me diera pereza tener que suscribirme. Algo que escribí hace mucho tiempo.
Porque decir "nosotros"
es nombrar un sueño.
23/5/24
Otro adiós
No hace ni un mes que escribí aquí la despedida a un amigo de muchos años y ahora tengo de nuevo que despedir a otro, a un amigo que empezó siendo virtual, pero que luego hablamos con frecuencia y terminó una tarde sentado en este sillón desde el que ahora escribo. Y me estoy refiriendo a Unjubilado, el amigo Jubi, que se nos ha ido sin pedir permiso, sabiendo que no se lo íbamos a dar.
Nos queda su última entrada, ese “beso volador” que ahora parece un presagio. Un beso de despedida, que nos envía desde lejos y al que respondemos los que aun seguimos aquí... por el momento.
Descansa en paz, Emilio. Nos vemos...
3/5/24
El papel de un traje
Granada, primeros años 40, plena posguerra. Llega el Día de la Cruz y ni mis amigas ni yo tendremos traje de gitana para ir a las pocas cruces que hay en los patios. Así que nos conformaremos con montar nuestra pequeña cruz de celindas, vestidas como todos los días. Sabemos que hay niñas que sí tienen preciosos trajes de gitana, son niñas de las familias que se enriquecieron cuando el boom de las azucareras, construyeron la Gran Vía, alquilaron los pisos y ahora viven de las rentas, pero nuestro barrio es de clase media, no hay hambre como en otros, pero tampoco lujos. Y un traje de gitana es un lujo asiático en aquel momento, pues, además, con las cartillas de racionamiento solo dan últimamente tela de sábanas y "vichí" de cuadritos para hacer delantales. Ni de lejos un percal rojo con lunares, que era nuestro sueño.