De nuevo votando con esta creencia ingenua de que mi voto es decisivo, de que mis papeletas son absolutamente necesarias. Un voto meditado, reflexionado como se reflexiona aquello que puede cambiar nuestra vida y la de los demás. Un voto que, desde que nos dejaron hacerlo, no ha faltado nunca. Y que no faltará mientras pueda llegar al colegio electoral y mientras sea capaz de saber lo que estoy haciendo.
Buen domingo y que ustedes voten bien.