¿Por qué hubo una escalada tan rápida al principio de la pandemia? Porque nos cogió completamente desprevenidos. Y no me refiero a los hospitales, sino a nosotros. Yo fui las primeras semanas al super de enfrente sin mascarilla, allí no había guantes ni gel y, en mi casa, mi mayor desinfectante fue un jabón casero que me regalaron. O sea, que no lo cogí por pura suerte.
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Me he dado cuenta de que saludo sin palabras, con una sonrisa de boca y ojos. Total, que con mascarilla y gafas de sol… no saludo. Ni doy las gracias cuando me dejan el paso, ni…
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Durante el confinamiento, mucha gente sacó del armario sus ideas gracias a los memes que nos enviaban en el Whatsapp. Personas que habían aparentado ser de izquierdas durante muchos años, nos sorprendieron con virulentas soflamas de VOX, y amigos, que creíamos descreídos, nos enviaban imágenes y oraciones a todos los santos.
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Hay personas que se saltan a la torera el virus y las normas, y otras que se pasan de prudentes y cumplidoras. Esta mañana llego a la farmacia y veo a un señor aguantando estoicamente el sol ante la puerta automática. Le pregunto si está en cola, afirma con la cabeza y yo busco la sombra de un árbol cercano. Pasado un rato, que se me hace larguísimo, por fin se abre la puerta, sale un cliente, entra el señor que esperaba y yo ocupo su sitio, lo que me permite ver que la farmacia está vacía, que estaba sólo el cliente que acaba de salir y, como hay tres puestos de farmacéuticos, dos de ellos están desocupados. Así que entro y me dirijo al más distante del señor que me precedía, no sea que se enfade conmigo por no haberle dejado la farmacia solo para él.
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Viendo la televisión, me pregunto algunas veces si, en las series que están grabando ahora, aparecerán los actores con mascarilla, si la acción discurrirá en tiempos de pandemia o la obviarán.
Continuará… porque esto también continúa.