Como llevamos todo el mes de agosto con el blog “más triste que un entierro de tercera”, vamos a ver si cambiamos de tercio y lo terminamos un poco más alegre, con una anécdota que recordé no hace mucho hablando con un amigo.
Algunos sabréis que durante muchos años existió lo que se llamaba la Milicia Universitaria o IPS, que era el servicio militar de los que estaban estudiando una carrera y consistía en dos veranos de campamento y luego, al terminar la carrera, las prácticas, seis meses de sargento o alférez, según la graduación que consiguieran en el campamento.
Pues bien, el campamento correspondiente a este Distrito Universitario, estaba en Montejaque, en la provincia de Málaga, y allí se nos iban en verano los novios y amigos de todas las chicas, con lo que los sucedidos en ese campamento estaban a la orden del día y circulaban entre nosotras. Y uno de esos sucedidos le ocurrió a una amiga mía, que lo contaba mitad molesta, mitad divertida.
Como las comunicaciones telefónicas entonces eran tan rudimentarias y en aquel campamento aun más, las llamadas telefónicas pasaban por operador, uno de los “milicios” destinado a ese puesto, que allí pasaba sus horas metiendo clavijas y poniendo en contacto a sus compañeros con el mundo exterior. Relativamente, pues aquellas conferencias funcionaban fatal, se cortaban, había ruidos que impedían oír, no se entendían los que hablaban, etc. Y un día que a esta amiga la había llamado el novio, se desarrolló la siguiente escena cuando se estaban despidiendo:
Ella- Adiós, cariño, te quiero mucho.
Él- ¿Qué dices?
Ella (un poco turbada por tener que levantar la voz)- Que te quiero mucho…
Él- No te entiendo. Hay ruidos.
Ella (ya sofocada y viendo que en su casa la están oyendo hasta los vecinos)
-Que digo que teee quieeero mucho…
Él- ¿Qué?
Y entonces, aparece la voz del operador que les dice a los dos:
Joé…Tu novia te está diciendo que te quiere mucho.¡¡¡Idiota!!!