Foto de ABC.es
Puedo
decir con orgullo que lo conocí. Me lo presentaron en una conferencia
de un curso en el que yo estaba como alumna y, aunque fue un simple
intercambio de saludos, puede notar interés en la mirada de sus ojos
miopes tras unas gafas enormes. Le dije que me había gustado la
conferencia, pero que no había entendido algunas cosas y, entonces, en
su mirada hubo un punto de diversión. Al despedirnos, le di las gracias y
añadí un poco atropelladamente: No solo por esto, sino por todo. Sonrió y vi claramente que había comprendido a que me refería, que sabía que en ese todo estaba incluida su trayectoria como político, su inmenso trabajo durante aquella Transición tan difícil, pero también tan ilusionante, en la que ellos como políticos y nosotros como pueblo intentamos construir una España mejor para las generaciones venideras.
Como estábamos en un Colegio Mayor de una orden religiosa, supo también que en ese todo estaba su trayectoria como cristiano “progre” forjado en las comunidades de base, comprometido con Cristianos por el socialismo, que estaban quizá sus idas y venidas a la chabola del padre Llanos y Díez Alegría en el Pozo del Tío Raimundo y su postura siempre crítica con la Iglesia pero también sin alejarse nunca de ella.
No voy a escribir aquí su biografía porque está en todas partes. Solo quiero recordar aquella tarde en que estrechó mi mano y pude ver en sus ojos lo que ya esperaba: un hombre íntegro y austero, cuya familia, sabiendo que no le gustaría, ha rechazado una capilla ardiente en el Congreso, fotógrafos, cámaras y una larga cola de personas dispuestas a rendir homenaje a uno de los “padres” de la Constitución, quizá el que más aportó a ella.
Como estábamos en un Colegio Mayor de una orden religiosa, supo también que en ese todo estaba su trayectoria como cristiano “progre” forjado en las comunidades de base, comprometido con Cristianos por el socialismo, que estaban quizá sus idas y venidas a la chabola del padre Llanos y Díez Alegría en el Pozo del Tío Raimundo y su postura siempre crítica con la Iglesia pero también sin alejarse nunca de ella.
No voy a escribir aquí su biografía porque está en todas partes. Solo quiero recordar aquella tarde en que estrechó mi mano y pude ver en sus ojos lo que ya esperaba: un hombre íntegro y austero, cuya familia, sabiendo que no le gustaría, ha rechazado una capilla ardiente en el Congreso, fotógrafos, cámaras y una larga cola de personas dispuestas a rendir homenaje a uno de los “padres” de la Constitución, quizá el que más aportó a ella.