Este libro habla de una mujer. Esa que aparece por esta época en los belenes (nacimientos, pesebres, portales, etc) al lado del Niño por cuya venida al mundo hemos ido montando este zafarrancho de luces de colores, comidas pantagruélicas, papás noeles y renos volando. Y esta mujer se llama María, pero el autor del libro, Alberto Maggi, la denomina NUESTRA SEÑORA DE LOS HEREJES. Dice Bruno Maggioni en la presentación:
La Historia, como cualquier tejido, tiene un haz y un envés. Este libro cuenta la historia desde el envés. Comenzando por el título. Para nosotros, María, Jesús, los discípulos, los primeros cristianos, los mártires, son personas nobles y gloriosas. Pero para quienes los condenaban, eran sólo subversivos y herejes. De esta manera, el título NUESTRA SEÑORA DE LOS HEREJES es simplemente la otra cara de la advocación Reina de los mártires.
El autor describe ampliamente el cuadro ambiental y cultural de la época: las leyes, la mentalidad, las costumbres. La documentación es seria. Más que el autor, hablan los textos.
Personalmente estoy convencido de que el judaísmo de aquel tiempo fue mucho más movido de lo que los documentos permiten pensar. De todos modos, la Historia sólo puede hacerse teniendo como base a los documentos.
Y sigue más adelante:
La originalidad principal de este libro está en contar la historia de la parte del envés. María, José y Jesús no son vistos con los ojos del creyente, de quien ahora sabe, sino con los ojos del incrédulo, de quien entonces no sabía. Habladurías y calumnias, que ahora nos ofenden, se decían y se difundían entonces y, en cierto sentido, eran incluso comprensibles. No se debe excluir que también nosotros las habríamos compartido. Ahora es fácil disentir; entonces no. Pero, ¿por qué recogerlas en un libro y recordarlas? ¿Para turbar nuestra fe? No. Solamente para recordarnos que María y Jesús sintieron y padecieron aquellas habladurías y también otras.
Y añado yo que NUESTRA SEÑORA DE LOS HEREJES se apoya en una amplia bibliografía de autores, apócrifos del Antiguo Testamento, apócrifos del Nuevo Testamento, fuentes patrísticas, fuentes históricas antiguas y textos rabínicos.
Con todo ello, Alberto Maggi consigue un libro ameno, interesante, apasionante a mi modo de ver, que al creyente puede quizá escandalizar y al no creyente hacer sospechar que está escrito desde y para la fe. Como ejemplo, cito algunos de sus capítulos: Desde los bajos fondos de Israel, Idiotas, mujeres y bastardos, Marido amo, Un bastardo de una adúltera, Un hijo difícil, Maldito o anormal.