El otro día, encontré en un cajón una bufanda tejida a punto inglés laaaarga como un día sin pan y recordé cuando la estaba tejiendo y mi madre me decía: Niña, eso te va a arrastrar por el suelo. A lo que yo le contestaba: Como la de Reina.
Reina era nuestro anarquista de plantilla. No se si era el único anarco en Granada o que iba por libre, pero el caso es que aparecía solo en todas nuestras reuniones, en nuestros actos y yo creo que hasta en nuestras misas clandestinas de CCP (Comunidades Cristianas Populares) Una presencia que entonces considerábamos un poco absurda, pero que, pensándolo bien, en realidad había bastantes puntos de contacto entre su anarquismo y nuestro seguimiento de un galileo que ponía en cuestión todo poder que oprime al hombre.
Todo lo que se de Reina lo he leído después, pues entonces era simplemente “el de la bufanda” o “el de la boina”. Uno más. Como cualquiera de nosotros, como el que llegaba despistado pensando que aquello era una novena a S. Pancracio o, incluso, como el “social” de turno que mirábamos con recelo y terminaba siendo casi amigo, a pesar de registrarnos el bolso y pedirnos el DNI.
Se dice que José Reina llegó a Granada en la Transición, pero yo creo que estaba antes, todavía en dictadura, aunque también puede ser que me falle la memoria, ya que entre la dictadura y el gobierno de Arias no hubo mucha diferencia. Y lo que vino después ya es hemeroteca. Que frecuentaba las clases de Derecho y que lo nombraron Alumno Honoris Causa, un invento granadino porque ya se sabe que todo es posible en Granada.