Como todos sabéis, hace unos días votamos en Andalucía un nuevo Parlamento autonómico y el resultado ha sido sorprendente. Sorprendentemente malo para los que lo hemos sufrido como un puntapié en el estómago. VOX, un partido de ultraderecha, de mensaje racista, homófobo, xenófobo y machista donde los haya, ha obtenido nada menos que 12 escaños. Y aquí estamos, tratando de digerir este resultado y preocupados por lo que pueda suponer en la política de la Junta de Andalucía.
Pero, por si esto fuera poco, ahora estamos viendo algo que nos da más miedo aún. Se están llenando nuestras calles de manifestaciones y protestas “contra el resultado de las elecciones”. Chicas y chicos jóvenes, que se autodefinen como “antifascistas” y que quieren… la verdad es que no se lo que quieren. A ver, chicos, que yo me aclare.
¿Sabéis bien lo que estáis haciendo? ¿No os dais cuenta de que esto ya ocurrió en el 36 del pasado siglo? Por si no lo sabéis, os lo cuento.
Había un gobierno republicano legal y democrático, fruto de unas elecciones legales y democráticas, pero un militar gallego al que no le sentaba bien el clima de Canarias, se pasó esas elecciones por el forro, decidió que ese gobierno no le gustaba… y se vino a la Península para cambiarlo. Ya habréis oído algo de lo que vino después: Tres años de sangrienta guerra civil, miles y miles de muertos, un país destrozado y cuarenta años de dictadura no menos sangrienta. Que esta que escribe la vivió enterita, por cierto.
Así que un poco de Historia, hijos míos. Y una mejor definición de lo que es fascismo y antifascismo, dictadura y democracia. ¿O no os tocó este tema en la Selectividad?