26/5/22

¡Amor, amor, amor y eternas soledades!

 

Monumento a Mariana Pineda en Granada


ESCENA ÚLTIMA

 

Entran por el foro todas las monjas. Tienen la tristeza reflejada en los rostros. Las NOVICIAS 1.ª y 2.ª están en primer término. SOR CARMEN, digna y traspasada de pena, está cerca de MARIANA. Toda la escena irá adquiriendo hasta el final una gran luz extrañísima de crepúsculo granadino. Luz rosa y verde entra por los arcos, y los cipreses se matizan exquisitamente, hasta parecer piedras preciosas. Del techo desciende una suave luz naranja, que se va intensificando hasta el final.

 

MARIANA

¡Corazón, no me dejes! ¡Silencio! Con un ala,

¿dónde vas? Es preciso que tú también descanses.

Nos espera una larga locura de luceros

que hay detrás de la muerte. ¡Corazón, no desmayes!

CARMEN

¡Olvídate del mundo, preciosa Marianita!

MARIANA

¡Qué lejano lo siento!

CARMEN

¡Ya vienen a buscarte!

MARIANA

¡Pero qué bien entiendo lo que dice esta luz! 

¡Amor, amor, amor y eternas soledades!

 

(Entra el JUEZ por la puerta de la izquierda.)

 

NOVICIA 1.ª 

¡Es el juez!

NOVICIA 2.ª 

¡Se la llevan!

JUEZ

Señora, a sus órdenes;

hay un coche en la puerta.

MARIANA

Mil gracias. Madre Carmen,

salvo a muchas criaturas que llorarán mi muerte.

No olviden a mis hijos.

CARMEN

¡Que la Virgen te ampare!

MARIANA

¡Os doy mi corazón! ¡Dadme un ramo de flores!

En mis últimas horas yo quiero engalanarme.

Quiero sentir la dura caricia de mi anillo

y prenderme en el pelo mi mantilla de encaje.

Amas la libertad por encima de todo,

pero yo soy la misma Libertad. Doy mi sangre,

que es tu sangre y la sangre de todas las criaturas.

¡No se podrá comprar el corazón de nadie!

 

(Una monja le ayuda a ponerse la mantilla. MARIANA se dirige al fondo, gritando.)

 

Ahora sé lo que dicen el ruiseñor y el árbol.

El hombre es un cautivo y no puede librarse.

¡Libertad de lo alto! Libertad verdadera, 

enciende para mí tus estrellas distantes. 

¡Adiós! ¡Secad el llanto!


 (Al JUEZ.) 

¡Vamos pronto!

CARMEN

¡Adiós, hija!

MARIANA

Contad mi triste historia a los niños que pasen.

CARMEN

Porque has amado mucho, Dios te abrirá su puerta.

¡Ay, triste Marianita! ¡Rosa de los rosales!

NOVICIA 1.ª

 (Arrodillándose.)

 

Ya no verán tus ojos las naranjas de luz

que pondrá en los tejados de Granada la tarde.

 

(Fuera empieza un lejano campaneo.)

 

MONJA 1.ª

 (Arrodillándose.)

 

Ni sentirás la dulce brisa de primavera 

pasar de madrugada tocando tus cristales.

NOVICIA 2.ª

 (Arrodillándose y besando la orla del vestido de MARIANA.)

 

¡Clavellina de mayo! ¡Luna de Andalucía!, 

en las altas barandas tu novio está esperándote.

CARMEN

¡Mariana, Marianita, de bello y triste nombre, 

que los niños lamenten tu dolor por la calle!

MARIANA

 (Saliendo.)

 

¡Yo soy la Libertad porque el amor lo quiso! 

¡Pedro! La Libertad, por la cual me dejaste.

¡Yo soy la Libertad, herida por los hombres! 

¡Amor, amor, amor y eternas soledades! 

 


(Un campaneo vivo y solemne invade la escena, y un coro de niños empieza, lejano, el romance. MARIANA se va, saliendo lentamente, apoyada en SOR CARMEN. Todas las demás monjas están arrodilladas. Una luz maravillosa y delirante invade la escena. Al fondo, los niños cantan.)

 

¡Oh, qué día triste en Granada,

que a las piedras hacía llorar,

al ver que Marianita se muere 

en cadalso, por no declarar!

 


(No cesa el campaneo.)

 


(Telón lento.)



FIN DE "MARIANA PINEDA"

F. García Lorca  Granada  8 de enero de 1925

 

17/5/22

Un mundo informatizado

  


      Junta General Ordinaria de la Comunidad de Propietarios. Se discute el presupuesto. Suena una alarma y un vecino sale rápidamente hablándole a su reloj. Nadie se extraña porque todos sabemos que ahora los relojes hablan y escuchan. Sigue el debate. A un vecino le llega un WhatsApp y lo contesta con disimulo, mientras el de al lado aprovecha para mirar su móvil por si le ha llegado algo. Seguimos debatiendo un punto del presupuesto en el que estamos atascados. Se oye otro sonido, pero el destinatario nos aclara que es el aviso de su robot aspirador, que ha dado fin a su trabajo en el piso y vuelve a su base. Mi móvil está en silencio, aunque lo miro de vez en cuando porque en su pantalla tengo la convocatoria de la Junta con el Orden del Día.

      Somos una Comunidad moderna, avanzada y tecnológica, pero llevamos toda la tarde discutiendo si gastamos el dinero en calefacción o en poner espejos en el portal. O sea, como siempre.


9/5/22

Mi dinosaurio

 


      Últimamente tengo muy olvidado mi almanaque de taco, se me acumulan las hojas sin arrancar, no las leo o no me atrae lo que dicen. Sin embargo, hoy, al ir a tirar las hojas arrancadas, reparo en que una de ellas reproduce el célebre microrrelato de Monterroso.

      Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí

     Todos lo conocemos, ¿verdad? Y hemos leído seguramente varias interpretaciones, pues, como se ha dicho muchas veces, un microrrelato siempre exige nuestra colaboración, que pongamos algo de nuestra parte, que lo interpretemos según nuestro criterio. Y como yo no soy excesivamente original, tengo una interpretación muy parecida a la de otras muchas personas.

      Mi dinosaurio, el que está ahí cuando me despierto, es siempre el problema con el que me he acostado, lo que me preocupa o lo que me duele y me hace sufrir. Con el sueño llega el olvido, pero al despertar, allí está el dinosaurio mirándome, esperándome en la semioscuridad de mi dormitorio.