Después de los viles asesinatos de los redactores de Charlie Hebdo en Francia y, recientemente, con su dudosa utilización de la foto del niño sirio, se ha hablado mucho de libertad de expresión y de libertad en general, lo que me ha recordado algo que presencié a mediados de los 70, al principio de nuestra democracia.
Encontrándome en un cine, un grupo de jóvenes a los que, al parecer, no les gustaba la película, se dedicaron a escandalizar sin dejar a los demás espectadores atender tranquilamente. La gente empezó a protestar y a mandarlos callar, acudieron los acomodadores y, entonces, uno de los jóvenes levantó la voz y dirigiéndose a todos nos dijo:
A ver si os enteráis de que se ha muerto Franco y en este país ya hay libertad.
Y yo, que venía de una larga lucha por la libertad, me dije como Ortega: No es esto, no es esto…