24/5/09

Una habitación propia



Virginia Woolf sostiene en Una habitación propia (1929) que la mujer siempre ha sido menos “productiva” intelectualmente y menos creativa en las Artes y las Letras porque no ha podido disponer de una habitación propia, un espacio privado en el que desarrollar su trabajo y creatividad. Su vida trascurre en las zonas comunes familiares, compartiéndolas con los hijos, los mayores y el servicio, mientras el hombre dispone de un despacho, estudio o taller, reservado e inexpugnable.

Años después, Concha Lagos, una poetisa de Córdoba (España), escribe en Los obstáculos (1955)

Cuantos libros ansiando ser leídos
que nunca sostendrán mis manos:

¡tienen ya que acudir a tantas cosas!
Para vosotros, libros, faltan ocios;
está el jabón, el agua, el plumero, la aguja

y preparar la cena.
El hombre no comprende –ignora tantas cosas…-
Podría rebelarme, pero el grito sofoca
un filo de esperanza.


Y sigue el implacable cabalgar de los días:
al campo, los domingos; para amar, una hora.

Si la pereza venzo y a tientas me apodero
del papel y la pluma,
vivo una madrugada feliz entre palabras.
¡Ya se escribir a oscuras!
Y lentamente dejo en torcidos renglones

estrofas de un poema, un breve pensamiento,
y acaricio los libros siempre sobre la mesa.


Dos ejemplos que podría parecer que pertenecen al pasado, que ya no son aplicables al momento presente, en el que la mujer desempeña un trabajo en la calle, una profesión que le da la independencia que no tenía antes. Sin embargo, no estoy muy segura de que haya podido conquistar ese espacio que reivindicaba Virginia Woolf, esa habitación propia, íntima y personal, en donde desarrollar su creación sin interferencias familiares.

19 comentarios:

  1. Más allá de la evocación a Virginia Woolf, que es de agradecer, queda el poema de Concha Lagos, bello, fiel reflejo de una realidad a la que hoy aún asistimos: la discriminación de la mujer.
    Volviendo al poema, me quedo con este verso:
    "Podría rebelarme, pero el grito sofoca /
    un filo de esperanza".

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  2. Senior citizen25/5/09 10:34

    Lo curioso es que hay informaciones que, en cierto modo, contradicen este poema.

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  3. La suerte es que actualmente estas situaciones no se dan tanto. Todas las chicas de mi entorno de amistades, familia, etc. hemos tenido nuestro espacio propio. Incluso ahora que vivo en pareja tengo mi rincón de estudiar (el mejor de la casa: con más luz natural y estanterías que los demás).

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  4. Mi habitación propia pudo ser una habitación real - como ésta, con estantes y computadora, con ventana al jardín y con luz natural, bien ventilada, lejos de los ruidos de la calle.
    He vivido en muchas partes, y he tenido mis "habitaciones propias", a veces ...compartidas.

    O no tan "propias".

    Cierta escritora cuyo nombre no recuerdo - sabréis perdonar - cuenta en un libro que, mientras escribe,es de continuo interrumpida por la empleada.

    El diálogo es más o menos así:

    La empleada trae un recado:
    - "hay alguien en la puerta que quiere hablar con el señor".

    La escritora le dice
    - "si quiere hablar con el señor, ¿porqué me interrumpe en lugar de ir al estudio de mi esposo?"

    A lo que la empleada responde:
    - "...es que el señor está trabajando..."

    .......
    Quizá imaginé este diálogo, quizá sea un refrito de varios, pero algo tengo por seguro:
    Cualesquiera sea la tarea que estemos desempeñando, se nos puede interrumpir sin pedir permiso siquiera: el "trabajo" lo hacen los hombres, a ellos no hay que interrumpirlos.

    En ningún momento estoy haciendo defensa del feminismo mal entendido.
    Cito hechos reales y comprobados. Me falta la buena prosa de Virginia y de tantas otras...

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  5. Senior citizen25/5/09 14:44

    Pues eres una privilegiada... por el momento. Si tuvieras niños o personas mayores contigo, llamarían a tu puerta a cada momento, mientras la de tu pareja tendría un buen cerrojo. (Virginia Woolf dixit)

    Y tú misma dirías a los niños: No molestéis a papá, que está trabajando....

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  6. Senior citizen25/5/09 14:50

    ¡Vaya por Dios! He escrito el comentario dirigido a NaaN sin ver el de Nfer... y casi que decimos lo mismo.

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  7. Senior : todo está bien, tampoco vi el de naan .

    Quizá en mil o mil quinientos años también podamos dictar directamente a un PC o lo que haya en su lugar,un poema, o redactar una Tesis.

    Quizá, en mil o mil quinientos años, otra especie descubra nuestros restos y busque una explicación por el lado del "mal reparto de energía"
    (¿un biólogo por ahí?)

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  8. Ayer hablé con un amigo de infancia. Me contó que se iban a mudar de casa. Estaba un poco triste porque su casa actual le gusta mucho porque tiene jardín. Pero la casa nueva es más grande: cada niño va a tener un cuarto propio, él va a tener un despachito...

    Y su mujer, farmaceútica, me imagino que una cocina más grande aunque eso no lo dijo.

    No sé si en al generación de naan esa cosas no se dan tanto, pero desde luego, en mi entorno y en mi generación, la de los que tenemos cuarentaytantos y somos parejas de profesionales, si pasa y no creo que sean solo casos particulares.

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  9. Senior citizen26/5/09 14:43

    Pues si pasa en vuestra generación... imagina en la mía.

    NaaN habla de que siempre ha tenido un espacio propio para estudiar. Yo, a pesar de vivir entonces en una casa grande, de dos plantas, emigraba de un sitio para otro con los libros, a falta de mesa en mi dormitorio. Eso era inconcebible en aquel momento, en el que pocas chicas estudiaban.

    Sabiendo esto, en mi colegio había "estudio" hasta las 19,30. Todas metidas en el aula más grande, en silencio y vigiladas por una profesora.

    Pero llegaba a mi casa a las 8 de la tarde...Inconcebible eso ahora para una niña de 11 años.

    Distintos tiempos, distintas situaciones.

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  10. Quiero creer que cada vez hay más mujeres qe luchan por su espacio y lo consiguen. Y también opino que los hombres tenemos que luchar por que cada persona tenga su propio espacio, aunque haya unos comunes, la convivencia necesita separar momentos, diversificar tareas y que, el hombre no "ayude" sino que "realice su parte" del trabajo doméstico.

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  11. Senior citizen26/5/09 16:31

    Es esperanzador ver que hay hombres que piensan como tú, Ernesto, pero hace falta que sean todos... y que sea algo normal, no impuesto.

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  12. No sólo hay que distinguir épocas sino también lugares.
    Como dice Naan, hoy muchas mujeres disponen de su habitación propia, pero eso por supuesto, además de no garantizar nada, no sucede en todas las clases sociales ni en todas las culturas.
    Lamentablemente y muy por el contrario, situaciones económicas desfavorables como las que el crecimiento acelerado y desigual de las poblaciones provocan, obligan a muchas familias a vivir hacinadas y allí no sólo las mujeres sufren este problema.
    Pero hay otros disparadores en el entorno, además del espacio físico, que son decisivos en la formación intelectual: la actividad y presencia de los mayores, la existencia de libros al alcance de todos, las amistades y hasta las simples conversaciones familiares.
    Por eso creo, que contrariamente a lo que podría pensarse, la cuestión está teniendo un gran retroceso o mejor dicho, cambió tanto, que nada cambió.

    Hoy quizá, muchos/as jóvenes no alcancen nunca a tener su espacio y estén condenados/as a una vida monótona y mediocre. Pero mucho peor es la situación de los que sí disponen de su habitación, incluso con conexión global incluida y grandes posibilidades de informarse, pero que paradójicamente eso no hace más que encerrarlos en un mundo donde la ceguera avanza.
    Virginia Wolf, vale su ejemplo aquí como el de algunos otros, tuvo algo mucho más valioso que un espacio físico: Un espacio mental, una educación especializada, una sociedad que provocaba al intelecto, una idea diferente de mundo posible.
    El haber sido tratada como persona y no sólo cómo mujer fue el hecho desencadenante de su talento.

    Como decía Stanley Corngold en su libro The Commentator's Despair (La desesperación del comentarista) al analizar “Die Verwandlung” de Kafka: “…a veces, el vivir siempre en nuestra habitación rodeados de las posesiones que más queremos, tiende a convertirnos en tristes cucarachas boca arriba, incapaces de hacer otra cosa que mover las patas”.

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  13. Senior citizen29/5/09 01:05

    Como dices bien, Sofocador, también depende del ambiente y el país, pues por la misma época de Virginia Woolf, tenemos aquí el caso de María Lejárraga, que escribió durante muchos años los libros que firmaba su marido, Martinez Sierra

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  14. "ayudar"...
    En tiempos de Abuelita, cuando todos vivíamos "en la casa grande", había _empleadas domésticas_.
    Nadie discutía el "título" de "doméstica", sólo se discutía la paga, según fueran empleadas permanentes, con su habitación aparte, o por horas,como ser la señora de la costura...
    Lo que cambió desde la generación de Abuelita a ahora es la denominación: ya no son empleadas sino "la chica que me ayuda", o eufemismos similares, en reemplazo de "sirvienta", que fue usado un tiempo y se lo consideró peyorativo.

    Dependerá del ambiente y del país. Pero también de la fuerza de la palabra: la empleada es la persona que cobra un dinero por tal trabajo.
    La "chica que me ayuda", insinúa que no cobra.
    Por lo que el trabajo de la mujer en la casa, con todo el espacio, aún una habitación propia, es inherente a su condición.
    El hombre, como bien dice Ernesto, ha de hacer su parte, dentro de sus posibilidades según sean las actividades de los habitantes de la casa.

    O quedará otra habitación más, cómoda y privada, sin ocupante, ya que la mujer seguirá en la cocina, o en cualesquiera de las otras dependencias...

    Inciso: mi padre contaba de un compañerito del colegio (Escuela del Centenario de Paraná, que existe aún).
    Este compañerito era el mejor de la clase, por lejos. Descollaba en todas las disciplinas.
    Pero había un detalle que desentonaba: su cartilla siempre tiznada de hollín.
    Al llamarle la atención la maestra sobre el estado deplorable de las tapas de la cartilla, el niño contó que hacía sus tareas sobre el fogón, pues...no había mesa de estudio, ni nada parecido.

    El poder de la palabra...¡qué poder!.

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  15. Senior citizen1/6/09 14:20

    Pues más antiguo de lo que tú hablas, Nfer, aquí se llamaba a las empleadas domésticas criadas tal vez porque las traían de los pueblos muy niñas a "servir" en las casas, simplemente para quitar una boca de las suyas. Y así trabajaban sólo por la comida, la cama, la ropa y, como mucho, algún dinero en su santo o en Navidad.

    Yo no lo vi en mi familia, pero recuerdo algunas en las que la niñera de los hijos era poco mayor que ellos.

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  16. Y que necesario es tener ese espacio propio en el que se pueda trabajar en cualquier afición que se tenga o simplemente relajarse para poder pensar.

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  17. Como que ahora ya hay estadísticas del fracaso escolar en los niños que no tienen un sitio privado donde estudiar.

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  18. Estoy de acuerdo contigo, un espacio reservado es esencial para poder trabajar bien, tanto el hombre como la mujer. Donde vivo se dan los dos casos, espacios reservados para la mujer ya que por su profesión lo necesita y al contrario, claro que casi siempre suelen salir perjudicadas las mujeres, debido a que ademas de atender a su trabajo, atienden a las labores caseras con poca ayuda nuestra.
    Aunque se sale fuera del post, el otro día leía un artículo de hace un par de años en el que se hablaba de las 10 mujeres más valientes del mundo y me llegué a preguntar que ¿cuanta ayuda habrían tenido y en que condiciones habrían trabajado? Aunque en realidad aparentemente, eran ellas solas y su coraje.

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    1. En la lista de estas mujeres me llama la atención que ninguna pertenece a lo que suele llamarse Occidente. ¿Es que las mujeres "occidentales" no son valientes o que no tienen que luchar por su derechos? Habría que planteárselo.

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