12/10/10

Fiesta



En las pasadas fiestas del Corpus salí una tarde con intención de fotografiar las iluminaciones de las calles céntricas. Fueron muchas las vueltas que di aguardando a que oscureciera y disparando por aquí y por allá con un resultado no muy bueno como se puede apreciar en la foto de arriba y en las que hay en Flickr. Pero no me importó, ya que disfruté de la buena tarde y del ambiente festivo, con las calles llenas de gente que paseaba igual que yo.

Ya regresando por la calle Mesones di una mirada más a mi alrededor cuando, de pronto y sin saber por qué, se me vino a los ojos y a la imaginación la imagen de las personas que conozco internadas en residencias de ancianos y de lo que estarían haciendo en ese momento. Pensé que a esa hora, casi las 11 de la noche, estarían ya durmiendo o, como mucho, viendo la televisión en la soledad de sus cuartos, lejos, muy lejos del bullicio, la fiesta, la gente… la vida. Y sentí pánico. Sé que en cualquier momento puede ser ese todo mi horizonte, que quizá mañana sea yo la que mire la televisión de espaldas al mundo en uno de esos aparcamientos de lujo -o menos lujo- donde los ancianos dejan pasar los días aguardando la muerte.

22 comentarios:

  1. Las fotos perfectas.
    En cuanto a tu siguiente pensamiento, voy a ver a mi madre (95 años) todos los días a una residencia (gracias a Dios nos lo pidió de forma tajante), tengo muy presente que me estoy haciendo viejo. Ella ayer cuando llegué estaba en el salón de actos (había pedido que la bajaran) y estaba escuchando un festival de jotas que daban en la residencia.
    Hace casi dos años tuve a mi suegro encamado en mi casa durante casi cuatro meses, ya no nos reconocía.
    Todo ello me hace pensar que no querría vivir en esas condiciones.
    Un abrazo

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  2. Como verás, este post es muy subjetivo. Digo que yo siento rechazo a esa situación, no que los demás vayan a sentir lo mismo.

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  3. Aunque este post destila tristeza (incluso, un poco de pánico), piensa en la cantidad de personas, de todas las edades y condiciones (excluyendo los ancianos de las residencias) quienes, también, están encerrados en sus casas, en sus cuartos, frente al televisor, sin ánimos y sin fuerzas para poder salir, divertirse, relacionarse con el prójimo.

    Creo que, nuestra sociedad, ha creado guetos con muchos colectivos y personas. En realidad, nuestra sociedad es un inmenso gueto. Y siempre, son los más desfavorecidos, los más humildes, quienes se llevan la peor parte.

    Continúa escribiendo y mostrándonos tus fotos (la plaza Bib-Rambla, la mejor de Graná). Incluso, hablando de todo aquello que contínuamente se silencia en los ámbitos sociales.
    La vida es de color gris, pero hay matices que la hacen, más y mejor.

    Saludos.

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  4. Cuando la decisión de entrar en una de esas residencias es decisión propia no hay por que temer nada ya que se sabe a que se va y supongo que lo único que se pretende es no ser una carga para nadie, porque en ese caso la persona no se sentirá sola pues las personas que la quieren no la abandonarán, lo triste es cuando se las ingresa a la fuerza demostrando que no se las quiere atender y sus familiares y los que se suponía eran sus amigos no se molestan ni en ir a visitarlas.
    En estos tiempos que nos toca vivir cada vez seremos más lo que acabemos nuestros días en una de esas residencias y lo peor no es la residencia si no ese espíritu de derrota que seguro atrapará a mas de uno y que tu describes como: “donde los ancianos dejan pasar los días aguardando la muerte”.
    Por eso es muy importante que sea a la edad que sea y sea el lugar que sea en donde vayamos a parar no perdamos el interés por la vida ya que esta no termina hasta que cerremos los ojos para siempre.
    Buen día y muchos ánimos.

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  5. Toni Sagrel: Por supuesto que no pretendo tener la exclusiva, pues las personas tristes y solitarias forman una especie de cofradía en la que todos ingresamos en algún momento de nuestra vida.

    Y la plaza de Bib-Rambla no sé si es la mejor de Granada, pero es la más bulliciosa y alegre, por lo que la he traído aquí como contraste con este post tan deprimente que tendréis que disculparme.

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  6. Leodegundia: Supongo que mi rechazo no es sólo a la residencia, sino también a la pérdida de automomía que nos puede traer la edad y que, en la mayoría de las ocasiones, trae como consecuencia el que forzada o voluntariamente se ingrese en uno de esos sitios, que no dejan de ser tristes por muchos paliativos que tengan.

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  7. Cuando llegamos a esta altura de la vida todos tenemos, en algún momento, pensamientos similares. Pero si miramos hacia atrás podemos apreciar que hemos sido bendecidos por una larga vida en la que,aunque no todo haya sido bueno, hemos amado y hemos sido amados.
    Lo importante es, como dice Leodeguntia,no dejarse derrotar y aislarse.

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  8. El problema no es que nos aislemos nosotras, sino que nos aíslen.

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  9. En eso consiste no dejarse derrotar.

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  10. Esta sociedad nuestra, que culpa de todos sus males a la clase política, tiene varias asignaturas pendientes. Una de ellas es la atención a los ancianos. La mayoría de residencias son auténticos aparcamientos de gente,a la que sientan delante del televisor como única actividad desde que se levantan hasta que se acuestan. Me resisto a terminar así mis días.

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  11. Pues si descubres como evitarlo, te agradecería me lo comunicaras lo más rápidamente posible....

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  12. Aquí, desde luego, nadie aisla a nadie. Todos/as somos iguales. Aunque haya, quien pueda pensar lo contrario.

    Lo único que en verdad nos diferencia es, la bondad, la vivencia, y la sapiencia.

    Desde que era chico, la plaza Bib-Rambla era el lugar de encuentro familiar, y de las amistades, los sábados por la tarde. Sigue siendo hoy, esa puerta en donde se asoma y se recoge la alegría de una ciudad vieja, pero con vida. Con mucha vida.

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  13. Todos somos iguales... pero unos más iguales que otros.

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  14. Algunas residencias sí son auténticos aparcamientos de ancianos que nadie visita y que no preocupan a nadie, ni a los que supuestamente tendrían que atenderlos debidamente, ni a la posible familia y amigos, ni a la administración.
    Otras gozan de buenas atenciones, hay calidad de vida en ellas, cierto cariño y un respeto por el anciano como persona. Son las menos, es verdad, pero las hay.
    La vida actual impide poder hacerse cargo las 24 horas de un anciano; nadie dispone de ese tiempo y, si dispusiera de él, a buen seguro necesitaría ser sustituído un tiempo o acabaría agotado totalmente. Me refiero a cuando el anciano requiere cuidados constantes porque no se vale por sí mismo, porque padece enfermedades varias o porque un alzheimer lo ha aniquilado como "alguien", como "persona"; le ha borrado todo lo que fue y, afortunadamente, también lo que es estos momentos.
    En nuestras manos está, como amigos, familiares, hacer que nuestra compañía sea asidua, que demostremos cuánto los queremos, lo importantes que son para nosotros porque nos han dado una parte de su existencia.
    Exigir que estos centros reúnan las características y atención suficientes para atender las necesidades de las personas mayores es tarea de todos, de gobiernos, administraciones locales, vecinos y familias.
    Vigilad las condiciones de vida de las personas que tengáis en dichas residencias, podéis llevaros muchas sorpresas. Si son desagradables, incluso imperdonables, actúad en consecuencia. No todos los ancianos han sido buenas personas; es decir, el ser anciano no otorga el título de bondad a nadie, pero merecen ser tratados con respeto, estar atendidos y tener paciencia con ellos.

    Un abrazo, Senior.

    No te imagino en una residencia, a no ser que la revoluciones por completo; lo cual me satisfaría plenanemte.

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  15. No entro a valorar las residencias, pues conozco algunas que dan un buen trato a los ancianos y también sé por experiencia que hay circunstancias en que es necesaria la atención de profesionales. Lo único que he intentado expresar es el rechazo que me produce el desarraigo y la exclusión que suponen para una persona que conserva mínimamante su lucidez.

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  16. Sí, estoy de acuerdo contigo, Senior, sé a qué te refieres. Es terrible el desarraigo, pero también ocurre cuando se traslada al anciano a otra casa que no es la suya, a una ciudad en la que nunca ha vivido y en la que no conoce a nadie y sabiendo (con lucidez) que está provocando una alteración en la vida de quienes se lo han llevado.
    No es fácil. Y créeme, entiendo bien lo que dices porque lo he visto muy de cerca y es asunto que siempre me ha preocupado y que considero muy muy injusto.
    Un abrazo.

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  17. Por supuesto que no se puede generalizar y que cada caso es único, y hay veces en que todas las soluciones son malas. Quizá lo que ocurre es que -como decía mi padre- vivimos demasiado....

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  18. Las fotografías impecables, el asunto peliagudo.

    Es un tema difícil, personalmente no quisiera constituir nunca una carga para mis seres queridos, por lo que la razón me hace aceptar las residencias.

    Pero luego aparece el tema de independencia personal, creo que todo se centra en la concepción de la vida que tenemos cada uno de nosotros. Creo que la vida requiere un mínimo de calidad, es decir, hay una serie de funciones básicas que si perdemos, a mi personalmente no me merece la pena continuar. Mientras nos manejemos relativamente bien, y nuestras circunstancias lo permitan, querría estar en mi propio espacio, aunque si es necesario tuviera que emplear a una persona para ayudarme.

    Te entieno perfectamente Senior citizen, creo que nuestros planteamientos son similares, por lo que no me alargaré más, aunque el tema da para unas largas conversaciones.

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  19. Yo tengo la ventaja (o el inconveniente) de que no hay seres queridos que puedan cargar conmigo, por lo que las opciones se limitan bastante.

    Y digo si habría para muchas conversaciones y muchos posts....

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  20. Senior Citizen has tocado un tema candente y te digo que conozco las residencias personalmente. Me he recorrido casi todas las de mi ciudad que si no me quivoco es la tuya, y he estado varios fines de semana en ellas por decisión propia no forzada y no menciono nombres por no dar ni buena ni mala publicidad, pero he visto cosas que desgarran el alma, padres y madres que son llevados de forma engañosa a pasar un fin de semana y ese fin de semana se alarga indefinidamente y el pobre viejo defendiendo a sus hijos y sus hijo en la puerta de la residencia disculpandose del acto que llevan acabo.Cuatro hijos no pueden cuidar de un padre viudo, sin querer me vi metida en la discusión y que escusas ponían¡.Alli van los desauciados del cariño de sus hijos, yo pasé dos días ,un fin de semana y no pienso ir más, soy autónoma y si fallezco en mi casa sola bendita sea. Mi recorrido no acaba ahí, me fui a un hotel residencia, siempre voluntaria nunca coaccionada, la residencia estaba en la playa, había mucha gente durante los meses de julio y agosto, la higiene brillaba por su ausencia, los manteles manchados les daban la vuelta, los cubiertos con restos de comida, equivocaciones con la medicación a montones, el médico por alli no aparecia ¡que voy a decir!, me vine hecha polvo, no por mi sino por los que alli dejé.
    No hay derecho tener ese comportamiento por parte de los familiares y por la administración de esas entidades. Existe una frialdad como si ellos fueran eternos ¿donde está el amor , el cariño, las promesas, el respeto...?
    Me ha llegado al alma tu post es trite pero es la pura realidad.
    Si tenía pensado irme a una residencia, hablo por mi y que nadie se sienta aludido, pero mientras tenga conocimiento, a mi no me ven en un centro de ese tipo.
    Saludos Guillermina

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  21. Como he dicho más arriba, yo sí conozco de cerca algunas residencias que son buenas y dan buen trato, pero a pesar de eso trataré de evitarlas, aunque no sé si lo conseguiré. Como decía una amiga: afortunadamente existen los infartos....

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